Se trata de un casco en uso desde el 1600 al 1300 a.C aproximadamente.
Este casco estaba compuesto por una parte orgánica que no se ha encontrado conservada y una parte compuesta por láminas de colmillos de jabalí o cerdo. Los colmillos si se ha encontrado en diferentes localizaciones conservadas.
También se ha encontrado ampliamente representados en civilizaciones como la micénica o la minoica.
Fresco de la Casa Oeste de Akrotiri 1600 a.C.
Placa de marfil con guerrero micénico 1300 a.C. (museo de Delfos)
Fragmento de fresco de Akrotiri 1600 a.C.
Uno de los hallazgos de colmillos mas conocidos, es el encontrado junto a la Panoplia de Dendra, la armadura completa mas antigua de la que se tiene registro.
Esta armadura fue construida a finales del siglo xv.
La base del casco en la que se fijan los colmillos, estaría realizado en materiales orgánicos como cuero o lino, que no se han conservado. Las carrilleras en este caso si se conservaron debido a que fueron realizadas en bronce. En otros modelos las carrilleras también podían ir recubiertas de láminas de colmillos, como en la imagen de arriba, perteneciente al fresco de Akrotiri.
Panoplia de Dendra siglo XV a.C.
El casco a reconstruir se centra en el encontrado en la Panoplia de Dendra, ya que en el futuro reconstruiremos dicha panoplia.
Dado que queremos comprobar su utilidad en combate, realizaremos su construcción de la forma mas sólida, cómoda y protectora posible dentro de la información arqueológica conocida.
Armados de información, planos y plantillas comenzamos a darle forma:
Comenzamos realizando la forma básica con cuero de vaqueta de 4mm de grosor. Cosemos los distintos “gajos” que completan una cúpula que cubrirá la cabeza.
Tras una costura bien reforzada, obtenemos una primera pieza que ya por si sola es bastante protectora.
El siguiente paso seria fabricar y ajustar las carrilleras.
Nuestras réplicas de carrilleras fueron fabricadas en latón de 1mm, por la imposibilidad de encontrar una lámina de bronce comercial, que sería lo mas ajustado a la realidad.
Una vez tenemos el modelo metálico, es hora de acolchar el interior con fieltro y forrar los finos bordes con cuero suave, para un mejor efecto protector.
Aprovechamos para comprobar su ajuste en la base de cuero, su situación con respecto al rostro del portador y fijación una vez atado. Los remaches son temporales, solo para presentar el conjunto unido. Su unión será cosida.
Llegados a este punto comienza la parte complicada de reconstruir, pues este casco se componía de en torno a 90 láminas de colmillos.
En jabalíes/cerdos eso se traduciría en 45 individuos. Solo se usarían los colmillos de la mandíbula inferior y únicamente la lámina externa. Las amoladeras de la mandíbula superior simplemente no encajarían.
Las navajas, como se le conoce a los colmillos de la mandíbula inferior, tienen una determinada concavidad y silueta semicircular que colocados en laminas permiten un perfecto solapamiento.
Este solapamiento es fundamental en la reconstrucción, ya que aporta una enorme estabilidad estructural, además de hacer al casco prácticamente impermeable a objetos punzantes.
Cabe destacar que el tamaño de dichos colmillos se corresponde con un tamaño grande pero común para las poblaciones de jabalíes actuales y con colmillos también de tamaño mas bien medianos en la parte alta del casco. Los colmillos de los jabalíes de hace 3500 años, probablemente tendrían una mayor talla de colmillos de media, debido a la posterior presión de caza de trofeos histórica.
Podríamos sugerir que serían tallas de colmillos poco extraordinarias para la época
Para obtener los colmillos, recurrimos replicar colmillos de jabalíes auténticos. La única forma de contar con las medidas y proporciones exactas, sin necesidad de semejante matanza.
Las realizamos en un material plástico resistente a golpes y caídas accidentales para que permitan un uso de combate demostrativo.
Tras haber realizado varias decenas de colmillos intentamos un primer ensamblaje al casco, pero no lográbamos el efecto buscado. Esto era debido a que aun tenían un grosor superior a las láminas que se usarían.
Fue necesario un refinamiento de las láminas mucho mas preciso y delicado. En el caso de los colmillos reales no seria necesario, ya que son huecos salvo en la punta. Esta punta era descartada.
Tras realizar nuevos modelos y moldes procedimos a replicar de nuevo cantidades ingentes de colmillos
Esta vez todo encajaba como un puzle.
Dado que hay modelos de colmillos tanto con perforaciones para ser cosidos, como sin ellas, los realizamos sin ellas.
Aquellos colmillos no perforados irían atrapados en bordes que sobresaldrían de la estructura orgánica del cuero.
Por practicidad y robustez, fueron perforados, ya que el material de las réplicas de los colmillos permite un fácil mecanizado.
Hechas las perforaciones comenzamos a coser hileras, sobre una base de cuero mas suave.
La estructura según se va completando, se va haciendo mas rígida. Una vez unidas varias filas, se sustenta por si solo con solidez.
La costura requiere tiempo y buen hilo, ya que se van acumulando tensiones en la estructura que hacen la costura mas compleja.
Llegamos a la cima y todo acaba encajando. Dando una curvatura exacta a la del casco interior de cuero, cosa que resultó muy positiva ya que encajaban entre si con firmeza.
Al final añadimos un penacho de pelo decorativo y un acolchado interior textil.
Este fue el resultado:
Como conclusiones tras confeccionar el casco, podemos afirmar rotundamente que tiene cualidades protectoras muy interesantes.
Se siente firme, robusto, disipa los impactos a la perfección y queda muy bien asentado en la cabeza una vez correctamente atado.
Podemos pensar que los colmillos se romperían durante su uso en combate, si, pero harían su trabajo, evitando una herida o la muerte en una gran cantidad de circunstancias.
Como hipótesis propia, añadiría que su construcción no es con fines decorativos, si no que se trataría de una armadura compuesta.
La capa de colmillos muy dura, aunque quebradiza, sería perfecta para deformar o romper las puntas de las flechas de bronce, evitando que siguieran penetrando hacia el interior. Una similitud la podemos observar en un chaleco balístico actual con placas de cerámica balística. Por supuesto las placas de los chalecos balísticos rompen contra las balas y posteriormente se sustituyen, pero salvan la vida efectivamente.
Resultaría un tanto desconcertante, que un guerrero tan blindado como el portador de la armadura de Dendra, llevara un casco ineficaz o simplemente decorativo.
El bronce era un elemento costoso y por contraposición los colmillos de jabalí serían un recurso para hacer cascos, prácticamente gratis. Eso explicaría su amplio uso temporal y geográfico.
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