No son demasiados ni muy populares los trabajos que se han dedicado al análisis del equipo personal o menaje del legionario romano. Sin embargo, el mundo de la recreación histórica se interesa especialmente por estos pequeños detalles de la vida cotidiana y de campamento del ejército romano. El visitante de cualquier castrum romano muestra fascinación por estos aspectos domésticos, llamémoslos secundarios, pero que nos hacen mucho más cercanos y familiares a estos soldados tan legendarios.

Este humilde post se centrará en uno de los elementos menos tratados de los elementos que componían la sarcina. Sarcina en latín significa carga, fardo y designa a todo aquello que el soldado transportaba para su manutención personal, colgado de la furca. Entre ellos se encontraba el o los recipientes destinados al transporte de ropa y enseres personales y los destinados a líquidos. Los expertos opinan que entre estos últimos podrían estar el agua desde luego, pero también quizá vino, posca y aceite.

En cuanto a la interpretación de las fuentes disponibles, fundamentalmente los relieves de la Columna de Trajano, hay mucho debate académico. Los expertos discuten sobre el uso de las distintas bolsas o contenedores que se pueden observar colgando de las furcas de los legionarios. Estas observaciones datan de primeros del siglo XX y aún hoy provocan discusiones entre historiadores y arqueólogos.

Entre los que han escrito sobre este tema a lo largo de los años se encuentran René Cagnat, Ian Richmond, Lino Rossi y más recientemente Marquita Volken y R. Menéndez Argüín. Este último por ejemplo relaciona que en total aparecen cinco elementos en las furcas de la Columna Trajana: perola (patera), vaso, bolsa con red, mochila y un saco (El ejército romano en campaña, Universidad de Sevilla, 2011).

Por hacer un resumen de utilidad para el recreador, en la Columna de Trajano aparecen dos tipos de bolsas o sacos principales.

En primer término, un saco grande situado en la parte superior de la furca, aparentemente realizado en cuero. Parece que el uso de este saco era el petate del legionario (bolsa para ropa y mudas). Supone una especie de mochila de cuero, con una base redondeada, con una boca en un extremo y asas. Esta interpretación estaría apoyada por los hallazgos arqueológicos del pecio de Comacchio o los de Mons Claudianus. Su gran volumen apoyaría este uso para portar ropa interior, túnica, sagum o calzado, mudas y recambios, cuya existencia atestiguan las tablillas de Vindolanda y las de Egipto. Además, concuerda perfectamente el colocarla arriba del todo, ya que su peso no sería mucho.

En otras escenas de la Columna de Trajano, este petate aparenta tener una forma ligeramente distinta, como una piel de cabra, lo que ha llevado a algunos a interpretar que podría existir una versión de esta mochila como odre de líquidos. Sostienen incluso que sería ahí donde el legionario llevaría su ración de agua (M. Volken, Journal of Roman Archaeology, Vol. 21, 2008). Sin embargo, la mayoría considera esta explicación muy débil, ya que no parece lógico colocar algo tan pesado como el agua arriba del todo de una furca, que, por otra parte, correría serio riesgo de quebrarse. Sobre todo, si pensamos que el odre representado tendría una capacidad de más de 20 litros de agua, lo que carece de sentido, ni por el consumo de agua ni por el de la energía necesaria para portarla (hoy día los soldados OTAN portan unos 2 litros de agua).

Donde sí parecen coincidir es con el segundo recipiente, una especie de odre cuadrado con forma de loculus, que supondría una versión diferente de esta bolsa para herramientas y efectos personales. En este caso, se aprecia que algunos llevan una especie de boquilla, que lo identifica claramente como odre de agua con una capacidad de entre 2 y 3 litros. Parece lógico que la visión pragmática romana innovara esta versión de loculus para agua, es decir, portarían un odre cuadrangular con boquilla en una esquina, que coexistiría con el tradicional loculus o bolsa cuadrada para los efectos personales.

Como recreadores a nosotros nos encantan estas hipótesis de los expertos. Que los romanos eran prácticos es algo que todo recreador sabe. Así que nos hemos puesto manos a la obra y muy pronto tendremos unas nuevas preciosidades en nuestro catálogo romano, para que equipes tu furca para la próxima campaña.

 

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