
La cantera de mármol romana de Los Covachos, situada en Almadén de la Plata (Sevilla), representa un enclave arqueológico de trascendental importancia. Este sitio ha sido identificado con el antiguo Mons Marmorum, lo que subraya su relevancia histórica como una de las principales fuentes de mármol en la provincia romana de la Baetica.
Marco Geográfico:
La Bética fue una provincia romana creada por Augusto a partir de la región más meridional de la anterior Hispania Ulterior. Su nombre se debe a que tenía como eje fundamental el río Baetis. Desde el punto de vista administrativo, es probable que Augusto también estableciera los conventus iuridici como unidades administrativas estables intermedias entre los populi o urbes y la provincia. El sistema de provincias y conventus romanos tuvo en cuenta aspectos territoriales y culturales para su delimitación, lo que contribuyó a la formación de una identidad y particularidades propias de la Bética. La Bética romana ha sido bien definida por las cuencas de ríos caudalosos como el Guadiana, el Chanza y el Múrtigas. También incluye territorios lusos y la zona de Aracena.
Fuentes clásicas destacaron las virtudes del territorio y la población bética. La Bética fue la única provincia de Hispania con rango senatorial, lo que subraya su importancia. Fue uno de los territorios más prósperos del área dominada por Roma. Esta prosperidad se reflejó, por ejemplo, en su arquitectura forense.
El modelo romano de gobierno y control territorial en la Bética se basó en la dualidad civitas/villae para la administración y explotación respectivamente. La pacificación tras las guerras en la Península permitió una reorganización de los núcleos urbanos y sus centros productores, impulsando un proceso de urbanización ligado a las promociones jurídicas de las ciudades. Los foros se multiplicaron y adaptaron en la provincia como células básicas de gobierno. Entre las ciudades importantes se mencionan Colonia Patricia (Corduba) como capital provincial y paradigma de la arquitectura forense augustea bética, Itálica, Hispalis (Sevilla), y Malaca (Málaga). El desarrollo de Itálica fue impulsado principalmente durante los mandatos de los emperadores Adriano y Trajano, originarios de la ciudad.
La romanización de la Bética, rica y completamente romanizada, implicó la imposición del modelo cultural romano, incluyendo urbanismo, economía, cultura y religión. Se dotó a la colonia de ciudades, asentamientos militares y explotaciones agrícolas. La red de comunicaciones romana, que vertebró el territorio peninsular basándose en ciudades y calzadas, favoreció las vías costeras. La principal ruta costera romana era la Vía Augusta, que entraba en la Bética. Se construyeron caminos y puertos que permitieron la expansión de los avances de la civilización latina desde regiones más cultivadas como la Bética hacia el interior.
El territorio de la Bética occidental se ha abordado estudiando distintas formas de organización administrativa y explotación, distinguiendo municipia, metalla caesaris (zonas mineras controladas por el emperador), y zonas de silvae et pascua con baja ocupación. El valle del Guadalquivir inferior experimentó una transformación urbana y un proceso de colonización con parámetros romanos.
Marco Geológico y Explotación de Materiales Pétreos:
Desde el punto de vista geológico, el sur hispano incluye dominios como la Cordillera Bética y el Macizo Hespérico. La orografía abrupta en algunas zonas condicionó los patrones de asentamiento. La geología de la península ibérica incluye grandes afloramientos rocosos como el Dominio Varisco en el suroeste. En el área de estudio, la litología mayoritariamente metamórfica ha dejado al descubierto afloramientos de mármoles, calizas y dolomías del Cámbrico, fuertemente transformados y estructurados. Un ejemplo es la banda metamórfica de Aracena, que limita el contacto entre la zona de Ossa Morena y la zona subportuguesa, y que incluye el macizo de Almadén de la Plata.
La Bética fue una región rica en marmora, término romano que incluía no solo mármoles (desde el punto de vista petrográfico) sino también calizas, granitos, alabastros y otras piedras ornamentales de calidad. La llegada de Roma impulsó el uso de rocas cristalinas en arquitectura y escultura. El uso de marmora se generalizó en la Bética a medida que las ciudades se monumentalizaban según modelos romanos en época altoimperial, afectando tanto al ámbito urbano como a las partes urbanae de las villae.
La identificación de la procedencia de los marmora utilizados, sean foráneos o locales, es clave para evaluar este proceso histórico. Las características geológicas de los materiales en la cuenca del Mediterráneo facilitaron la localización de litotipos semejantes.
Si bien los mármoles importados de alto estatus eran muy valorados, las variedades locales de Almadén se empleaban estratégicamente por su similitud con otros tipos más prominentes. Esta práctica evidencia un enfoque pragmático y sofisticado en la gestión de recursos por parte de los romanos, que equilibraba la disponibilidad, el coste y la estética para satisfacer las vastas demandas constructivas del imperio. La capacidad de utilizar recursos locales de esta manera no solo optimizaba la construcción, sino que también fortalecía la economía provincial, demostrando una adaptabilidad notable en la explotación de los materiales.
Entre los principales marmora béticos de época romana se destacan el mármol de Macael (Almería), que incluye la variedad “Anasol” con parecido al Cipollino de Karistos o Paros, y el mármol de Almadén de la Plata (Sevilla). La variedad "Cipollino" de Almadén es similar al Cipollino de Karistos, y la variedad rosácea de Almadén se ha confundido con los mármoles de Estremoz. El distrito de Almadén de la Plata habría constituido el área fuente de materiales marmóreos más próxima a importantes ciudades del bajo Guadalquivir, como Itálica.
Otros marmora importantes en la Bética, geológicamente calizas, incluyen la caliza de color morado de Alconera (Badajoz), cuyo empleo se documenta en ciudades del valle del Guadalquivir como Itálica, Hispalis y Malaca. No obstante, se ha señalado que algunas identificaciones en Malaca podrían corresponder a una caliza próxima a Corduba. También se mencionan el mármol de Mijas (Málaga), la caliza roja de Cabra (Córdoba), de gran difusión provincial, las calizas de Antequera (Málaga), y la de Sintra. Se han documentado materiales del mediodía peninsular, como variedades de Almadén de la Plata, con características visuales similares a mármoles del norte de África como el "greco scritto" de Annaba.
El estudio arqueométrico, incluyendo análisis petrográficos, es fundamental para identificar la procedencia de los materiales. En Itálica, además de marmora locales, se constata la presencia de mármol de Luni, común en la pars Occidentalis del Imperio, aunque no se descarta la llegada de mármol de Göktepe. También se han encontrado marmora de otros puntos de Hispania, como el marmor de "Buixcarró", probablemente transportado por barco a la Bética.
En Itálica existió una statio serrariorum Augustorum, un lugar para trabajar materiales pétreos, que también debió funcionar como statio marmorum para almacenar mármol. Otra posible statio marmórea en la Bética, probablemente no imperial, se situaría en Nescania (Málaga), relacionada con la explotación y exportación de calizas del interior de la provincia.
La identificación de los circuitos completos, desde la explotación en las canteras hasta el lugar de uso, así como la organización comercial y las líneas de transporte, son de gran interés. Las canteras romanas de mármol en Almadén de la Plata, por ejemplo, presentan grandes farallones con huellas lineales de la forma de los bloques extraídos.
El estudio de los materiales pétreos en la Bética romana se basa en la arqueometría para comprender la explotación, el uso y la difusión de estos materiales. Esto permite establecer los canales de comercialización y las áreas de distribución, así como las relaciones con los marmora de importación.
El sistema de explotación minera y de canteras estaba fuertemente controlado por el Estado romano y el emperador, especialmente para recursos estratégicos o de gran valor. La administración directa se realizaba a menudo a través de procuratores metallorum (o marmororum), frecuentemente libertos imperiales, que no solo gestionaban la explotación sino que también gobernaban el territorio minero. Si bien no se mencionan collegia fabrorum explícitamente, sí aparecen referencias a otros grupos o tipos de trabajadores, incluyendo maestri, confectores aeris, coloni argentariarum y, de manera muy relevante, mano de obra esclava.
En el mundo romano, tanto las minas como las canteras eran a menudo referidas con el mismo término, metalla, debido a que compartían métodos de explotación similares. La administración y el régimen de explotación de las canteras (metalla) podían variar según su importancia.
Propiedad y Control Imperial:
Varias canteras en el mundo romano fueron explotadas directamente por el Emperador. Esto podía ocurrir a través del derecho de conquista, por el cual los recursos más relevantes de los territorios anexionados al Imperio pasaban a la supervisión superior. Con el tiempo, algunos recursos pasaron a la casa imperial bajo el derecho de ratio privata.
Para aumentar los ingresos del fisco imperial, se explotaron más intensamente las posesiones imperiales, incluyendo los latifundios, las pesquerías y las minas. Con esta finalidad se estableció la Lex Hadriana.
La propiedad de las minas recaía en el pueblo romano o el emperador, es decir, el fisco, que disponía de la casi totalidad de las minas del Imperio romano. Para explotar una mina era necesario el permiso del dueño.
Las explotaciones de cinabrio en la región Sisaponense (incluyendo el antiguo Almadén) eran propiedad del Emperador y estaban protegidas por una guarnición militar. La explotación no era continua, sino que se realizaba por orden directa de Roma.
La concentración de yacimientos minerales en ciertas zonas de la Bética, como la Faja Pirítica, pudo haber llevado a que estas áreas se reservaran como agri excepti y fueran gestionadas y fiscalizadas directamente por la hacienda imperial como un gran fundus.
Durante momentos de recesión económica, la continuidad de la minería como actividad industrial dependía de que el Estado o la hacienda imperial lo posibilitaran. La crisis minera de finales del siglo II d.C. en lugares como Riotinto se atribuye, en parte, a la crisis del poder imperial, que era el dueño de las explotaciones.
El Papel de los Procuratores Metallorum:
Para la administración de las posesiones imperiales, incluyendo las minas, se establecieron procuratores. Bajo el sistema de ratio privata en la explotación de canteras, se nombraba un procurator metallorum o marmororum.
En distritos mineros imperiales la administración estaba a cargo de un procurator metallorum, que representaba al fisco imperial. Este procurador gobernaba el territorio minero.
El procurador podía ser un caballero, pero más frecuentemente era un liberto imperial. Algunos procuratores que eran libertos imperiales en las minas de cobre de Monte Mariano, en las minas de Río Tinto, y el procurator metallorum albocolensium en Galicia.
Un liberto del emperador, T. Flavius Polychrysus, (según propuesta de J. M. Santero podría ser el director de las minas de cobre imperiales del Mons Marianus, a quien confectores aeris (obreros del cobre) le dedicaron una inscripción en Hispalis. Este procurator probablemente era también el patrono de los confectores aeris.
En la época de los Flavios, inscripciones de Hispalis y Ostia mencionan a un procurador del Monte Mariano y un procurador de la masa Mariana, encargados de la explotación de esas minas.
La administración de distritos mineros extensos, como la Faja Pirítica, se hacía más cómoda con procuratores, evitando la autonomía municipal. Es posible que el control de los procuratores se extendiese a todo el territorio, no solo a los terrenos directamente asociados a cada metallum o fodina.
Los procuradores del metal eran los responsables solo del territorio de las minas.
Trabajadores y Posibles Organizaciones (Collegia Fabrorum):
Los confectores aeris (obreros del cobre) en Hispalis dedicaron una inscripción, lo que sugiere alguna forma de organización o cohesión grupal.
La clase superior en los distritos mineros a veces estaba constituida por coloni enriquecidos, probablemente libertos. Los técnicos podían ser libertos imperiales.

Localización geográfica y características geológicas de Almadén de la Plata y su entorno.
Almadén de la Plata se ubica en plena sierra, con una altitud de 450 m, enla zona de sutura entre dos antiguas placas tectónicas continentales, la Zona de Ossa-Morena y la Zona Sudportuguesa. Es conocida por sus canteras desde tiempos inmemoriales, y en época romana fue una fuente de riqueza basada en el laboreo de mármol. Fue un núcleo de población conocido como pagus marmorarius ("aldea de los mármoles").
Las canteras romanas de mármol son grandes farallones con huellas lineales por la forma de los bloques extraídos. Los mármoles de Almadén de la Plata presentan una gran variedad cromática: blancas, rosáceas, grises y verdes.
Almadén de la Plata estuvo firmemente integrada en la red viaria romana, siendo un punto clave en la ruta que conectaba ciudades fundamentales como Sevilla, Itálica y Mérida, las dos ciudades más importantes del suroeste de la Península Ibérica, lo que tenía notables implicaciones logísticas y funcionales. La red viaria de la Bética era la red de calzadas más densa de Hispania. Esta conectividad facilitó la explotación y distribución de sus valiosos recursos geológicos, principalmente el mármol, que jugó un papel importante en la economía romana de la Bética y contribuyó a la monumentalización de sus ciudades.
Existe una hipótesis que relaciona a Almadén de la Plata con la mansio Mons Mariorum citada en el Itinerario de Antonino entre Italica y Curiga (Monesterio), aunque su ubicación exacta se discute.
Fue un núcleo de población conocido como pagus marmorarius (aldea de los mármoles). La existencia de este pagus ya en el siglo I d.C. implicaría una relación con las canteras de mármol, que fueron las más importantes de la Bética en época romana. El nombre musulmán "Almedin balat" (las minas de la calzada) refuerza la conexión histórica entre el lugar y las minas (incluyendo mármol y plata) situadas junto a una vía.
Aunque la explotación pudo haber sido algo superficial, limitada a los afloramientos, la abundancia y dispersión del mármol sugieren una explotación más intensa y compleja, con notables repercusiones administrativas y económicas. La limitación estructural para obtener grandes bloques pudo haber dirigido la producción principalmente hacia piezas menores.
La demanda generada por la monumentalización de las ciudades romanas de la Bética y las inversiones de las oligarquías locales actuaron como estímulo para la producción de mármol en la Sierra Norte, que se se convirtió en una región fundamental para la radical transformación de las ciudades romanas en época altoimperial.
El mármol de Almadén de la Plata fue empleado de forma importante en la ciudad de Itálica (Santiponce, Sevilla), especialmente en la época adrianea y en programas arquitectónicos públicos, junto a otros marmora imperiales. La presencia de una statio serrariorum Augustorum (corporación de serradores de mármol imperiales) cerca de Itálica, sugieren la posibilidad de que las canteras de Almadén hubieran pasado a ser de propiedad imperial, al menos desde la época de Adriano. La explotación de estas canteras generaba importantes ingresos.
Los Covachos es probablemente de propiedad imperial, especialmente dada su conexión con Itálica y la statio serrariorum Augustorum, pero podría ser propiedad municipal o una combinación de propiedad imperial y privada. Se ha documentado la existencia de un fortín romano del siglo I d.C. en el emplazamiento actual de la Iglesia de Santa María de Gracia, cuya función probable era la protección de una mina, lo que refuerza la tesis de la propiedad imperial.

El mármol extraído en Almadén se distribuía ampliamente por la Bética occidental, llegando a ciudades importantes como Corduba, Astigi, Carmo, Caura, Baelo, Munigua, Hispalis, y también a centros de Lusitania (Emerita, Regina) y Citerior (Segobriga), e incluso parece que a ciudades del norte de Mauretania.
Además del mármol, la zona de Almadén de la Plata tenía recursos minerales metalíferos, como cobre y plata. Su nombre podría deberse a la extracción de plata.
Yacimientos romanos en valles cercanos muestran la coexistencia de actividades agrarias y metalúrgicas, con sitios relacionados con la explotación o transformación de minerales metalíferos. Las antiguas minas de Almadén eran de mármol y argentíferas.
La localización de importantes complejos mineros cercanos a la Ruta de la Plata sugiere que esta vía pudo ser utilizada para el transporte de mineral hacia el puerto de Sevilla.
El paraje conocido como Los Covachos, situado en el Cerro de Los Covachos alberga una importante cantera romana que podría identificarse con el Mons Marmorum mencionado en algunas fuentes antiguas romanas.
La referencia bibliográfica más antigua a la existencia de canteras antiguas en el entorno de Almadén de la Plata se remonta a un texto de 1908 de C. Dubois.
Sin embargo, la primera descripción arqueológica directa de los frentes de cantera en este paraje no se realizó hasta el trabajo de A.Mª. Canto (1977-78), que identificó las huellas de explotación antiguas visibles en el Cerro de los Covachos como romanas y escribió sobre los mármoles de Almadén de la Plata en un artículo sobre la explotación de mármoles en la España romana, centrándose especialmente en aspectos referidos a la explotación en el sector de Los Covachos. Además, identificó la presencia de marmorarii (canteros de mármol) y sculptores (escultores) en el lugar y propuso una fecha de mediados del siglo I d.C. para la producción de las piezas documentadas a pie de cantera. Identificó también la presencia de tres tipos cromáticos de mármol en las canteras de Los Covachos.
Sistemas de extracción

Se encontraron oquedades preparadas para la inserción de cuñas como huecos de 10 x 5 cm, espaciados a 10 cm entre sí para forzar la fractura, y también la delimitación perimetral de los bloques en el frente mediante un canal de 10 a 20 cm de anchura. La delimitación perimetral de los bloques se realizaba creando líneas paralelas que conformaban zanjas o canales alrededor de los bloques para rebajarlos y definirlos.
La coexistencia de estos principios se conoce desde las primeras descripciones arqueológicas. Las oquedades para las cuñas fueron descritas con dimensiones y espaciado específicos.
Estas técnicas de delimitación y fractura con cuñas se consideran una posible adaptación técnica a las características estructurales (como la inclinación de las capas geológicas) encontradas en los afloramientos de mármol de Almadén de la Plata, buscando minimizar la fuerza mecánica sobre el bloque durante la extracción. Implican un conocimiento de las técnicas disponibles y la colocación cuidadosa de los bloques a extraer para optimizar el esfuerzo y la materia prima.
Organización del trabajo
Aunque no se dispone de cifras exactas sobre el número de trabajadores, la evidencia arqueológica e histórica sugiere que la fuerza laboral en la Cantera de Los Covachos estaba compuesta principalmente por esclavos, posiblemente complementados por libertos, libres pagados, y condenados. Vargas identificó específicamente a los trabajadores como esclavos. El número de esclavos en Hispania creció en los siglos I y II d.C. debido a las guerras de conquista, y se estima que unos doscientos mil trabajaban en latifundia y centros metalíferos de la Bética. En el bajo imperio, la esclavitud disminuyó y muchos esclavos obtuvieron la libertad legal.
La evidencia apunta a una fuerza laboral diversa (esclavos, libertos, libres, condenados, potencialmente personal imperial) que desempeñaba distintas funciones (extracción, desbaste, transporte). La mención de "encargados" y la posible existencia de áreas de trabajo especializadas indican la presencia de roles de supervisión y una estructura organizativa básica. Dada la probable propiedad imperial de las canteras de Almadén, es plausible que esta organización estuviera integrada en la administración estatal o imperial, lo que implicaría una jerarquía definida para gestionar la producción y el personal.
Se han hallado bloques desbastados y preformas (como basamentos de columna o piezas de entablamento) cerca del camino actual sugiere la posibilidad de una zona de trabajo distinta a la cantera y dedicada a tareas de labra más especializadas. Esta especialización de tareas también apunta a una organización del trabajo que requeriría supervisión y coordinación.
Dada la probable propiedad imperial de la cantera, es posible que muchos trabajadores fueran parte del servicio imperial (familia Caesaris de civiles). El origen de algunos trabajadores podría haber sido extranjero, posiblemente griego, debido a la falta de tradición local en el trabajo del mármol. Estos trabajadores vivían en asentamientos cercanos a la cantera.
Asumiendo un volumen de producción considerable, la actividad extractiva en las canteras implicaría una mano de obra importante que tendría necesidades básicas de sustento y necesidades específicas (herramientas, cuidado de animales de carga), todas ellas cubiertas necesariamente a escala local, en el entorno inmediato de los afloramientos explotados.
Almadén de la Plata tuvo su origen y desarrollo principal ligado a la explotación del mármol y otros recursos mineros, sirviendo como centro residencial y de apoyo para la importante fuerza laboral que trabajaba en las canteras.
Los orígenes de la localidad de Almadén de la Plata se sitúan en la época romana, cuando esta zona era una pequeña población cuya principal fuente de riqueza provenía del laboreo de las canteras de mármol.
Era conocida como Pagus Marmorarius, que se traduce del latín como "aldea de los mármoles". Los habitantes de este distrito (compagani) podían vivir en un vicus central o en varios vici, sin excluir la posibilidad de que algunos vivieran en casas dispersas.
El crecimiento de la actividad en las canteras, especialmente en el siglo II d.C., debería haberse acompañado de un crecimiento de los núcleos de asentamiento y un sector paralelo dedicado a actividades agropecuarias y otras para el sustento de esta población especializada.
La lápida funeraria de L. Alfius Lucanus, encontrada en Almadén, dedicada por sus conpagani marmorarienses, permite emplazar el núcleo de población conocido como el pagus marmorarius, fechado a mediados del siglo I d.C. El núcleo urbano actual tiene la forma de los típicos pueblos mineros, con calles rectilíneas.
Vías de acceso y zonas de acopio.

Existían vías de acceso específicas a los frentes de cantera, amplias zonas designadas para el trabajo y potencial acopio/almacenamiento de bloques y preformas, y la existencia de un hábitat romano cercano (El Chaparral) que podría considerarse una infraestructura de apoyo para la fuerza laboral de las canteras, así como una zona de enterramiento vinculada a los trabajadores.
Se han encontrado bloques desbastados y preformas junto al camino que discurre en la actualidad al pie de la vertiente norte del Cerro de los Covachos, donde pudieron tener lugar algunas tareas de labra más especializadas, evidenciado por la documentación puntual de preformas de tipologías romanas junto al camino.
Las canteras de Los Covachos se encuentran en un entorno geográfico con abundancia de cursos de agua naturales, incluyendo arroyos cercanos al posible hábitat romano de El Chaparral con suelos bien irrigados.
Los materiales extraídos de Los Covachos eran transportados por vías terrestres a través de la Sierra Morena hasta alcanzar puertos fluviales clave en el río Guadalquivir, como Italica, Naeva e Ilipa Magna. Desde estos puntos, el transporte fluvial a través del Guadalquivir permitía su distribución a destinos más lejanos en la Bética o fuera de ella.
El sistema de transporte en la Bética romana se basaba fundamentalmente en la interconexión de las redes terrestres y fluviales. El transporte marítimo-fluvial era más rápido y permitía desplazar mayor cantidad de mercancías que el terrestre, lo que resultaba en una reducción de los costos. La diferencia de precios entre el transporte terrestre y fluvial era considerable, siendo el fluvial mucho más económico para productos como la piedra arenisca de construcción, y se puede inferir que también para el mármol.
El río Guadalquivir (Baetis) se convirtió en la principal arteria comercial de la Bética debido a sus condiciones de navegabilidad, al menos hasta Sevilla e incluso Córdoba para embarcaciones de pequeño calado en época romana. A lo largo de sus orillas se desarrollaron ciudades con puertos (portus) y embarcaderos (fundi ribereños) que servían como puntos de recepción de mercancías y de exportación. La red de caminos terrestres servía precisamente para conectar los centros de producción de materias primas, como las canteras, con el río.
Para los mármoles de Almadén de la Plata, diversas reconstrucciones viarias han propuesto ciudades a orillas del río Guadalquivir como los puntos de destino del transporte terrestre desde las canteras. Estas ciudades, todas con carácter portuario, serían Italica (Santiponce), Naeva (Cantillana) e Ilipa Magna (Alcalá del Río). La interpretación tradicional sobre la salida de los mármoles de Almadén hacia el Sur ha favorecido la llegada a Italica o a su statio mediante un eje terrestre directo que pasaría por El Garrobo o Castilblanco de los Arroyos. Alternativamente, se propone la llegada a un puerto fluvial en Ilipa (Alcalá del Río). Más recientemente, se ha planteado la posibilidad de una ruta que utilizaría el valle del río Viar para llegar hasta Naeua (Cantillana), otro potencial punto de embarque en el Guadalquivir.

Impacto Socioeconómico y Cultural
La producción de esta cantera no se limitó al uso local o regional; sus materiales se distribuyeron ampliamente, alcanzando otras zonas de Hispania e incluso el norte de África, específicamente la Mauretania Tingitana.
La explotación del mármol en Los Covachos fue un factor importante en la economía local de Almadén de la Plata y tuvo relevancia en el contexto económico provincial más amplio, especialmente durante el período romano.
La explotación del mármol en Los Covachos fue intensa y compleja, tuvo una importante repercusión administrativa y económica, contribuyó a que Almadén de la Plata fuera un lugar reconocido por la calidad de sus materiales en la antigüedad y que su economía histórica estuviera condicionada por la minería.
La actividad extractiva reciente ha modificado de manera drástica la ladera norte del Cerro de los Covachos. Esta modificación ha sido tan importante que se asume la destrucción a gran escala del registro arqueológico de las fases extractivas anteriores. Esto demuestra un impacto directo y contundente de la explotación en la configuración física actual del cerro. En contraste, se menciona que en la Loma de los Castillejos (otra zona de explotación cercana) la ausencia de actividad extractiva posterior permitió la conservación de su registro arqueológico, lo que subraya aún más el efecto transformador de la explotación en Los Covachos.
La Cueva de Los Covachos tiene una distancia total topografiada en el interior de 593,48 metros, un desnivel positivo de +4,25 metros y un desnivel negativo de –24,53 metros.
Estas dimensiones la convierten, según una de las fuentes, en la segunda cavidad en recorrido de la provincia de Sevilla hasta el momento de su topografía. Es una de las mayores cavidades de la provincia de Sevilla.

Su formación se debe a la karstificación (disolución) de los mármoles cámbricos y por la circulación de agua a presión. Las entradas a la cavidad se localizan en el extremo oeste del cerro, orientadas hacia el Norte.
Tiene una importante fase de ocupación humana y uso funerario/ritual de la cueva durante la Prehistoria Reciente (especialmente Calcolítico y principios de la Edad del Bronce, c. IV-III milenios a.C.).
Se han descubierto 182 puntos con muestras de arte rupestre prehistórico (grabados esquemáticos abstractos) halladas en el abrigo y la cueva de Los Covachos se adscriben generalmente a las comunidades calcolíticas y los primeros estadios del Bronce, en torno al III milenio a.C.
La cercana Necrópolis de La Traviesa, datada en la Edad del Bronce (1700-1500 a.n.e.), contiene 35 cistas construidas con lajas de pizarra negra, junto a un poblado asociado y una mina prehistórica de cobre. Estos hallazgos demuestran una tradición milenaria de extracción minera en la zona, indicando que la riqueza geológica de la región ha sido un motor constante de asentamiento y actividad económica a lo largo de los milenios. La cantera romana de mármol, por tanto, no es un fenómeno aislado, sino parte de una interacción continua entre el ser humano y el entorno natural para la obtención de recursos.
Tras la caída del Imperio Romano, Almadén de la Plata continuó siendo un punto de interés estratégico. Durante el periodo árabe, la localidad, conocida como Al-Medín Balat, fue fortificada para servir como avanzada defensiva de Sevilla. Posteriormente, fue conquistada por los Caballeros de la Orden de Santiago durante la Reconquista, y Fernando III de Castilla le otorgó Carta Puebla y el derecho a un escudo propio.
El Castillo local, cuya construcción data del siglo XIV, se erigió sobre los vestigios de un fortín romano y formó parte de la "Banda Gallega", un sistema defensivo medieval que protegía la frontera norte del Reino de Sevilla y controlaba vías de comunicación como la Vía de la Plata.
Glosario de Términos
Afloramiento marmóreo: Área geológica natural donde el mármol está expuesto en la superficie. Estos afloramientos eran los puntos susceptibles de explotación en época romana.
Arqueometría: Estudio que aplica métodos científicos a materiales arqueológicos, como los pétreos, para conocer sus características, origen y tecnología de uso.
Artifex marmorius: Artista o artesano del mármol. Se menciona como una ocupación documentada en Córdoba.
Epigrafía: Estudio de las inscripciones antiguas. También se refiere a las propias inscripciones o a los soportes pétreos con texto. En las canteras pueden incluir marcas dejadas por los trabajadores.
Escombreras: Montones o depósitos de material de desecho generado durante el proceso de extracción en una cantera.
Labra inicial: El proceso de dar una forma preliminar a los bloques de piedra extraídos, a menudo realizado en la propia cantera.
Liberto imperial: Esclavo liberado por el emperador romano. Podían ocupar cargos de importancia en la administración. Relevante si las canteras eran propiedad imperial.
Mármol / Marmora: Piedra metamórfica, a menudo de color, utilizada en el mundo romano para construcción, decoración, escultura y epigrafía. Almadén de la Plata fue una importante fuente de mármol hispano. Marmora es el término latino.
Marmorarii: Término que se refiere específicamente a los trabajadores del mármol.
Pagus Marmorarius: Aldea o distrito asociado a las canteras de mármol. Se menciona que en Almadén de la Plata existió un asentamiento con este nombre, conocido por epigrafía, donde se centralizaban las labores de trabajo del mármol.
Patrimonium Caesaris: Propiedad del emperador romano. Las canteras de Almadén de la Plata se incluyeron en el Patrimonium Caesaris desde el reinado de Tiberio.
Serrarii: Oficio relacionado con el corte de piedra, posiblemente con sierras. Se mencionan como una ocupación documentada en Itálica. Podrían estar relacionados con la Statio Serrariorum Augustorum.
Servi stationarii: "Esclavos de estación". Se mencionan en una inscripción, y aunque su función exacta es incierta, se debate si estaban relacionados con establecimientos (stationes) o talleres (ergasterion en griego).
Servus publicus: Esclavo propiedad del estado o de un municipio. Podían desempeñar diversas funciones, incluyendo roles administrativos como tabularius. Las canteras imperiales podían ser trabajadas por esclavos.
Statio: Término latino que puede referirse a un puesto, estación o establecimiento. En el contexto de las canteras imperiales (Statio Serrariorum Augustorum), podría referirse a un centro administrativo o taller. Su significado exacto, especialmente en relación con los servi stationarii, es objeto de debate.
Statio Serrariorum Augustorum: Una "estación de los serrarii (o cortadores de piedra) imperiales", un topónimo registrado cerca de Itálica que parece referirse a un área de trabajo de cantería o un dominio de propiedad imperial.
Tabularius: Oficio de administrador, archivero o notario. Realizado a menudo por esclavos o libertos. Podría ser relevante en la administración de la producción de las canteras.
Vilicus/monitor: Capataz o supervisor. Un rol que podría estar involucrado en la supervisión de las operaciones en canteras de gran escala.
Bibliografía
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