ʿABD AL–RAHMĀN II O  EL CÉNIT DEL EMIRATO OMEYA

La vida y obra del cuarto emir de Al-Andalus ʿAbd al-Rahmān II representa una de las etapas más esplendorosas del emirato andalusí a nivel político, económico y artístico, pero también tuvo su lado de sombras al ocurrir bajo su reinado hechos como el de los Mártires de Córdoba.

LOS INICIOS DEL REINADO DE ʿABD AL-RAHMĀN

A la muerte de Al-Hakam I su hijo ʿAbd al-Rahmān le sucede con 32 años.  De él nos dice Ibn Idhārī que “(…) era muy moreno y de nariz aguileña. Tenía los ojos grandes y negros y marcadas ojeras. Era alto y corpulento y tenía muy acentuado el surco nasogeniano del labio superior, donde se separan los bigotes. Su barba era muy larga, y le dio mucho uso a la henna​ y al ketem[1]”.

Retrato idealizado de 'Abd al-Rahman II de acuerdo con las descripciones de los cronistas musulmanes.  Aquí muestra su barba coloreada de henna y, de fondo, el patio de oraciones de la Mezquita en Córdoba.  Fuente: Imagen creada con IA/COpilot

El nuevo emir había nacido en Toledo el 11 de diciembre del 792 y era hijo de una esclava llamada Halawa.  Desde joven recibió una esperada educación moral y militar, y tal como nos cuenta el Muqtabis de Ibn Hayyān, gustaba mucho de los placeres mundanos, y sobre todo, de la caza, especializándose en la de aves acuáticas como la grulla.

Se dice además que mantenía un gran harén y que a cada mujer nueva que entraba al mismo la ponía en una especie de cuarentena antes de estar con ella. Este gran harén justificará como veremos la gran prole que dejó este emir.

También, ʿAbd al-Rahmān fue un gran amante de las artes, acogiendo en su corte a poetas, músicos y estetas a los que compensaba con grandes regalos en dinero y objetos.

Los comienzos de su reinado no fueron tranquilos tuvo que combatir en varios frentes contra gobernadores díscolos, lideres tribales e incluso contra su familia como ocurrió con un hermano del difunto emir, ʿAbd Allāh que comenzó a cuestionar esta sucesión y se rebeló contra él. 

LA GUERRA INTERTRIBAL YEMENI-MUDARÍ Y LA FUNDACIÓN DE MURCIA

Sin embargo, había un problema sin resolver que venía dándose en Al-Ándalus desde décadas: el conflicto intertribal que mantenían los grupos yemeníes y muradíes y que resurgía una y otra vez pese a los intentos de pacificación del Emir Abū al-Jattār décadas atrás. 

Uno de los lugares que más sufrió este conflicto fue la cora de Tudmir.  Allí desde el año 822 el caudillo Abū Samaj encabezaba una rebelión que hizo de Eio (Iyyuh) su posible cuartel y capital.

ʿAbd al-Rahmān II intentó ser conciliador al principio con todas las partes, y mandó tropas omeyas para que fueran una fuerza de mediación entre las dos facciones rivales, pero en cuanto se iban se iniciaban las hostilidades[2].

 Además, la región tampoco reconocía de facto la autoridad omeya, por lo que el emir decidió someter por la fuerza a Abū Samaj y  a sus hombres para así poner fin al caos y la inestabilidad que se vivían en la cora de Tudmir. Para ello, envió al general omeya Ibn Mu’awiya ibn Hisān con un fuerte ejército el cual en poco tiempo consiguió conquistar Eio y restablecer así la autoridad emiral.  En esta campaña. además, para dar un escarmiento público a los dos bandos enfrentados, ordenó destruir y quemar la ciudad de Eio, que según Ibn Idhārī  era “fuente de intrigas”.

Descartadas ya Orihuela y Eio, se decidió crear una ciudad de nueva planta que fuera la sede de las futuras gobernaturas civil y militar de la región, así como el símbolo de la autoridad omeya y de la reciente pacificación de la zona. Así, en el año 825[3], se fundó oficialmente la ciudad de Mursiya (Murcia, en español), sobre una elevación y al lado del rio Segura.

EL ENTORNO DE ʿABD AL-RAHMĀN II

Con el conflicto yemení-mudarí ya resuelto, ʿAbd al-Rahmān II pudo dedicarse de lleno a asuntos más importantes. Sin embargo, como se ha dicho, el emir vivía dedicado a los placeres de la corte, así como al mecenazgo de las artes y las ciencias descuidando el gobierno hasta el punto de dejarse aconsejar por varias personas que a la larga serán un gran apoyo y, a veces, un problema, a lo largo de su vida:

  • Nasr, un liberto, a quien confirió, la gestión del poder político.
  • Yahyà b. Yahyà, afamado alfaquí, a cargo de los tribunales islámicos.
  • Tarūb[4], su esclava favorita, con una gran influencia en el palacio y en el corazón del emir.
  • Isà b. Shuhayd, primer ministro o haŷīb, que rivalizó con Nasr

LA ADMINISTRACIÓN DE UN REINO

Para consolidar su poder llevó a cabo una reforma política que, desgraciadamente, dejó en manos de su valido Nasr quien comenzó a imponer una serie de políticas de presión fiscal, especialmente contra los mozárabes, lo que provocó mucho malestar en la población general.

A nivel de palacio, reorganizó el ejército para por un lado continuar con la política militarista de su padre y también, para garantizar su seguridad.  Bajo su reinado se configuró una guardia palatina de élite y especializada que aumentó en efectivos y que formó parte de las aceifas que atacaron como veremos el norte de España.

En lo social, se produce una fuerte política de islamización, y sobre todo, de arabización, que llega incluso a comunidades antes más cerradas a esta influencia árabe como la judía, y, sobre todo, la cristiana mozárabe.

Dirhem de plata acuñados en tiempos de 'Abd al-Rahmān II.  Fuente foto: Wikipedia /CC

En el plano económico, ʿAbd al-Rahmān II mandó levantar diversos talleres especializados en la manufactura de artesanías y de tejidos de lujo (Dār al-Tirāz) y una ceca donde se emitieron una gran cantidad de dírhems (moneda de plata) que se pusieron en circulación.  Igualmente, reguló la fiscalidad creando impuestos cuyas salidas económicas sirvieron para financiar nuevas construcciones sino también el alto nivel de vida y los lujos de la corte.  

Construyó muchas edificaciones tales como palacios, baños, madrasas, mezquitas y obras de caminería. Además, prosiguió con la ampliación de la mezquita aljama de Córdoba a cuyo cargo dejó a Nasr. 

ZIRYAB Y LA ORIENTALIZACIÓN DE LA CORTE OMEYA

Como amante de la vida palaciega, de las artes y las modas, ʿAbd al-Rahmān II acogió en su corte y bajo su protección a multitud de poetas, músicos y científicos. 

 En el 822, llegó desde Bagdad un joven llamado Ziryāb[5], una especie de esteta e “influencer” de modas y buenas maneras que diríamos hoy.  Gracias a él, incorporó en su palacio los protocolos y modas orientales de la corte abbasí iniciando así lo que los historiadores han llamado ‘la orientalización de Al-Ándalus’.  Con el tiempo, además, Ziryāb se convertirá, además, en uno de los hombres de mayor confianza del emir.

Se cuenta además que ʿAbd al-Rahmān II compró muchos libros de ciencias y joyas importadas de Oriente que habían pertenecido a los ‘Abbasíes.  Con los libros constituyó lo que sería una inmensa biblioteca, mientras que las joyas sirvieron como regalos para la gran cantidad de esposas y concubinas que tuvo.

SU RELACIÓN CON LOS BANU QASI Y LOS REINOS CRISTIANOS

Además de los conflictos que tuvo que atender dentro de Al-Ándalus ya mencionados arriba, ʿAbd al-Rahmān II también mantuvo una política de tira y afloja con los reinos de Navarra y León, y en el valle del Ebro, como vemos con los Banū Qasī.

Por un lado, continuó la política militarista de su padre construyendo una línea defensiva en las fronteras norteñas de Al-Ándalus a base de atalayas, ribāts[6] y alcazabas.

Castillo de Calatrava-La Vieja en su estado actual.  Originariamente una fortaleza fundada en época de ʿAbd al-Rahmān I, ya que viene citada en el 795, fue reformada a lo largo de los siglos.  Fue sede de uno de los ribats más importantes de Al-Ándalus.

Por otro lado, su política exterior se caracterizó por varios eventos históricos remarcables:

  • Una política de alianzas con los Banū Qasī[7] y sus parientes, los Arista, a los que necesitó para combatir la constante rebeldía de los gobernadores omeyas contra su propio monarca. 

Sin embargo, poco después, en mayo del 843, los Banū Qasī aliados con el rey de Pamplona, García I Íñiguez se sublevaron contra ʿAbd al-Rahmān II y este les respondió saqueando también los dominios de ambos.

  • Campañas de aceifas contra el Norte y el Noroeste cristiano, tales como las de Álava, Viseu, Coimbra, Galicia, Vich, Barcelona, Gerona y Narbona.  Especialmente intensas fueron las realizadas contra el Reino de Asturias (823, 825, 826, 838, 839 y 849) en las que incluso se llegó a arrasar León.
  • Los ataques vikingos del 844:  Después de arrasar media Europa, los vikingos llegaron a la desembocadura del Guadalquivir haciendo incursiones por el área fluvial de Sevilla.  Los musulmanes les presentaron batalla en Tablada derrotándolos totalmente y destruyendo al completo su flota.
  • La embajada del emperador Teófilo de Bizancio por la que el magnate bizantino pidió el apoyo del emir andalusí para hacer frente a las amenazas de los aglabíes sicilianos, el emirato de Creta y los Abasíes de Bagdad.  El emir andalusí correspondió enviando a Bizancio a dos de sus sabios y hombres de confianza.

LA COMUNIDAD MOZÁRABE Y LOS MÁRTIRES DE CÓRDOBA

En la primera mitad del siglo IX, la comunidad cristiana mozárabe era aún mayoritaria en Al-Ándalus y en especial, en zonas como Córdoba hablándose en ellas el llamado “román-andalusí” (lengua romance) como lengua vehicular y el latín como lengua litúrgica y cultural.

Sin embargo, como consecuencia de la arabización forzada de Al-Ándalus, se fue imponiendo el árabe dialectal y culto en las comunidades mozárabes, especialmente entre los jóvenes, situación que el cronista y eclesiástico criticó en su obra Álbaro de Córdoba.

Por otro lado, la ya mencionada islamización, la cada vez más asfixiante presión fiscal a la comunidad cristiana con el pago de la Ŷizya y otros impuestos obligatorios, y, por último, el incremento de matrimonios mixtos, llevaron a que muchos cristianos se convirtiesen al islam, poniendo así en riesgo la otrora gran influencia de la comunidad cristiana en la sociedad andalusí.

Viendo esta situación, surgió en Córdoba una corriente de opinión encabezada por el eclesiástico Eulogio que buscaba revitalizar esa fe, lengua y costumbres que iban languideciendo. 

Un Beato ilustrado mostrando a un grupo de mozárabes (s.X).  Fuente: Enlace web[8]

Poco después, un presbítero llamado Perfecto criticó e insultó a Mahoma en una conversación por lo que fue llevado ante el juez islámico (cadí), tras lo cual fue acusado de blasfemia y condenado a ser ejecutado.

A esta primera muerte, le siguieron otras 48 ejecuciones, incluyendo la del propio Eulogio, a lo largo del emirato de ʿAbd al-Rahmān II y en los años siguientes con sus sucesores.

El fenómeno fue en tal aumento, que el propio emir rogó a los sacerdotes y obispos que pidieran a sus feligreses mozárabes que no se hiciesen seguidores de esta corriente heterodoxa de Eulogio.

Ello no evitó que la gran represión fiscal y de tipo religioso fuera aún mayor hacia los mozárabes, lo que se tradujo en una emigración al Norte de España para unos y para otros, sublevarse ante esta situación (los mozárabes que veremos apoyando en unos años a ʿUmar ibn Hafsūn) o bien, resignarse y sobrellevarlo con resiliencia. Con el tiempo, la mayoría de los mozárabes acabaron convirtiéndose al Islam, convirtiéndose en muladíes.

ÚLTIMOS AÑOS Y MUERTE

En los tres últimos años de la vida de ʿAbd al-Rahmān II, su salud comenzó a resentirse. Esta debilidad fue aprovechada por algunos para hacer toda clase de traiciones y conjuras, como la organizada en el 851 por Nasr y Tarūb[9] para colocar en el trono al príncipe ʿAbd Allāh, hijo de Tarūb, y no a Muhammad[10]. Nasr, además, urdió un plan para envenenar a ʿAbd al-Rahmān II, pero el plan fue descubierto por el médico quien se lo comunicó al emir. Entonces, el omeya obligó a su valido a beber de su propria copa envenenada. Y fue así, cómo murió Nasr, envenenado por su propia mano.

Un año después de aquella conjura, ʿAbd al-Rahmān II fallecía con 60 años el 22 de septiembre de 852, sin haber nombrado oficialmente a un heredero entre sus más de 45 hijos varones (sobre un total de 87).

Se tomó entonces la decisión de nombrar sucesor al príncipe Muhammad, el hijo favorito del emir, quien pudo sin problemas hacer su juramento como nuevo emir de Al-Ándalus.

BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA

CARMONA, Lidia. “Ziryab, la increíble historia del cantor de Bagdad” en Web El Legado Andalusí. Link: Ziryab la increíble historia del cantor de Bagdad - El legado andalusi

IBN ḤAYYĀN, Crónica de los emires Alhakam I y ‘Abdarrahman II entre los años 796 y 847 [Almuqtabis II-1], trad., notas e índices de Mahmud ‘Ali Makki y F. Corriente, Zaragoza, Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, 2001; P. Sénac, Les Carolingiens et al-Ándalus (VIIIe-IXe siècles), Paris, Maisonneuve et Larose, 2002, págs. 91-118.

LORENZO JIMENEZ, Jesús (2020). “El Tagr al-Ándalus según los geógrafos y los compiladores musulmanes (siglos IX-XI)” en Arqueología Medieval. Fortaleses a la Vall de l’Ebre (segles VII-XI).

MANZANO MORENO, Eduardo (1991). La frontera de al-Ándalus en época de los Omeyas. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid

MANZANO MORENO, Eduardo (2006). Conquistadores, emires y califas: los omeyas y la formación de al-Ándalus. Barcelona.

POCKLINGTON, Robert. “El emplazamiento de Iyi(h)” en: Sharq Al-Andalus. N. 4 (1987), pp. 175-198

POCKLINGTON, Robert (1989) “Precisiones acerca de la fecha de la fundación de Murcia” en: Murcia musulmana / coord. por Francisco José Flores Arroyuelo, 1989,  pp.55-61

VALLVÉ, J. (1991) “Nasr, el valido de ‘Abd al-Rahmān II”, en Al-Qantara, VI (1985), pp. 179-198

 

[1] La henna y el kelem son dos tintes vegetales. La henna o alheña permitía teñirse de rojo el cabello en tanto que el kelem, procedente del aligustre, permitía teñírselo de negro.  Ambos tintes estaban considerados aptos (halal) dentro de la jurisprudencia islámica al haberlos usado el propio Mahoma para sí.

[2] POCKLINGTON, Robert. “El emplazamiento de Iyi(h)”. Sharq Al-Andalus. N. 4 (1987), pp. 182

[3] Sobre las fechas de fundación de Murcia ha habido un gran debate entre arabistas e historiadores ya que hay dos fechas posibles: 825, si seguimos a Ibn Idhārī y al-ʿUdhrī o la del 831, que da Al-Himyarī que da la posible del 831/832.  Nosotros seguimos la fecha de 825 que dan J. Vallé y Robert Pocklington. Véase: POCKLINGTON, Robert (1989) “Precisiones acerca de la feche de la fundación de Murcia” en: Murcia musulmana / coord. por Francisco José Flores Arroyuelo, 1989, pp.55-61

[4] Tarūb, destacó por su labor piadosa construyendo una mezquita en el arrabal de Córdoba así como caminos y baños (hammāms).  Se dice de ella que guardaba un tesoro entre los que destacaba un hermosísimo collar.

[5] CARMONA, Lidia. “Ziryab, la increíble historia del cantor de Bagdad” en Web El Legado Andalusí. Link: Ziryab la increíble historia del cantor de Bagdad - El legado andalusi [Consultado el 20/9/2024]

[6] Un ribat era una especie de castillo donde acudían musulmanes dedicados de manera voluntaria, o morabitos, a hacer la yihad mientras en tiempos de paz se dedicaban a hacer retiros espirituales de tipo sufí y a entrenar para la batalla.  Uno de estos ribats fundados por este emir fue Calatrava la Vieja.

[7] Véase el artículo: VILLAGRA, Mabel (2023). “Los Banū Qasī: Historia y vida de una familia andalusí del Valle del Ebro” en LOS BANŪ QASĪ HISTORIA Y VIDA DE UNA FAMILIA ANDALUSÍ DEL VALLE DEL EBRO (Parte 1) (lacasadelrecreador.com)

[8] Enlace: Mozárabes, una historia sobre cristianos perseguidos - Solidaridad Internacional Trinitaria (sit-general.com)

[9] Parece que pese a la gravedad de los hechos ella no fue castigada.

[10] Era el hijo primogénito de ʿAbd al-Rahmān II, nacido de su relación con la concubina Buhayr.

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