Mosquete español siglo XVI
Maravillosa réplica de mosquete español con llave de mecha accionada por palanca. Para la recreación histórica del siglo XVI, el Siglo de Oro Español.
Réplica de arcabuz, la legendaria arma de fuego de avancarga y llave de mecha, antecesora del mosquete y sucesora de escopetas y otras armas pioneras, empleada tanto por la caballería como por la infantería. Siglo XVI.
El arcabuz es una de las primeras armas de fuego portables que hicieron su aparición en los campos de batalla. La utilización masiva de arcabuces en combinación con las picas y otras armas mediavales, está en el origen mismo de los Tercios españoles, que siempre fueron por delante en cuanto a tecnología, instrucción y táctica en el uso de arcabucería, tanto para los infantes como para los jinetes. El arcabuz es un predecesor del mosquete, con quien, sin embargo, compartiría existencia en los ejércitos, así como mecanimos y otras semejanzas. Este arma revolucionó el arte de la guerra a comienzos del siglo XVI.
El arcabuz es un arma de avancarga, con una llave de mecha lenta que es accionable mediante una palanca. Accionando la palanca, predecesora del gatillo, la serpentina desciende sobre la cazoleta, donde se producía la combustión de la pólvora allí depositada previamente con el frasquillo, cuya combustión se transmitía al cañón a través del oído. Era un sencillo mecanismo que. no obstante, requería de mucha experiencia para alcanzar su plena operatividad. El mecanismo era sensible a la lluvia y la humedad, así como a la furtividad, pues la mecha encendida delataba la posición del arcabucero en medio de la noche o la niebla.
El tamaño y calibre del arcabuz siempre fue variable, existiendo versiones mayores y menores. Según algunos tratados de artillería, podría decirse que en versiones medias de arcabuces, el cañón podría rondar los 80 cm (4 palmos de vara castella) y pesar unas 10 libras (unos 4 kg). Esta réplica presenta un mocho (culata) casi recto, al estilo castellano, sin la típica curva de los arcabuces europeos que marcaron moda a finales del XVI.
En cuanto a los jinetes, el arcabucero a caballo presente en los Tercios es una evolución de los ya conocidos ballesteros a caballo que existían en los ejércitos hispanos de épocas anteriores. De este modo, la aparición de arcabuceros a caballo solo supuso la adaptación de dichas unidades a las nuevas necesidades. Sin embargo el arcabucero a caballo presentaba la particularidad de poder combatir como infantería si las necesidades así lo exigían (una anticipación de lo que vendrían a llamarse dragones en los siglos XVII y XVIII). El arcabuz que llevarían estos peculiares jinetes al principio sería similar al que llevarían sus camaradas de la infantería, pero dado el tamaño de este arma con el tiempo los caballeros la irían acortando para facilitar su manejo a lomos de un caballo. Este acortamiento serían los pasos previos para la creación de la carabina.
Entre los pertrechos básicos del arcabucero estaban los recipientes para la pólvora o polvoreras. En los Tercios se usaron polvoreras de cuerno pero también otros recipientes mas elaborados, que vinieron a llamarse frascos y frasquillos, atendiendo al tamaño del recipiente. En el frasco se llevaba la pólvora mas gruesa y menos refinada, que servía para cebar el cañón del arcabuz. En el frasquillo se llevaba la polvora mas fina y refinada, que servía para cebar las cazoletas de arcabuces y mosquetes. Los mosqueteros dejaron de usar frascos al imponerse los doce apóstoles para cebar las bocas de los mosquetes.
Según Julio Albí de la Cuesta, el arcabucero, arcabuz, con sus frascos y bolsas y celada o morrión "porque aseguran y espantan", pero "no ha de ser muy alto porque el enemigo cuando entra en una trinchera le descubra menos".
El frasco por tanto fue usado durante el siglo XVI especialmente, edad de oro de los arcabuces. Por supuesto, adoptó muchos aspectos, formas y decoraciones. Se han conservado frascos muy elaborados, de metales preciosos y rica ornamentación.
El arcabucero solía llevar el frasco prendido a un costado, a la altura del muslo, sostenido del cinturón por cordones o bien directamente de este, gracias a la pieza de metal que incorporaba.
Completaba en origen el equipo de un arcabucero un peto y espaldar como armadura básica, celada (o morrión o capacete) para la cabeza, espada, daga y, en ocasiones, pistola. Sin embargo, la búsqueda de mayor comodidad hizo que las piezas de la armadura se abandonasen salvo para capitanes y tenientes, a los que se les recomendaba su uso en los distintos tratados militares.
Un hermoso artículo para colección y un accesorio indispensable para recreadores.
Detalles:
Peso del envío: 4,50 kg
En la imagen arcabuceros españoles en grabado La cavalcata dell’Imperator Carlo V nel suo ingresso in Bologna (1530), Albertina Museum, Viena, donde se aprecian las bocas de los arcabuces como la de esta réplica.
Nuestras réplicas de armas de fuego están destinadas a la recreación histórica, producciones culturales, coleccionismo o museos. El oído no está perforado, por lo que la réplica es inerte. Su venta, transporte y posesión son libres en España.
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Características
Maravillosa réplica de mosquete español con llave de mecha accionada por palanca. Para la recreación histórica del siglo XVI, el Siglo de Oro Español.
Réplica de frasquillo, cebador o polvorera especializada de los arcabuceros y mosqueteros. Siglos XVI-XVII.