A comienzos del siglo XIX, la caballería francesa no era rival, ni en número ni en calidad para las unidades homologas de Austria y Prusia. Cuando Napoleón alcanzó el consulado en 1799, se puso como objetivo crear una poderosa fuerza que lograse romper el frente enemigo y perseguir a las tropas adversarias en retirada, para lograr la victoria total.
Debido a su coste de entrenamiento y mantenimiento, la caballería jamás podría igualar en efectivos a la infantería y, cuando Napoleón crea las Escuelas de Equitación Militar, se establece que esta arma serÍa 1/6 de las tropas a pie. Aunque no siempre se cumplía esta proporción y en algunas grandes batallas la proporción de montados superaba con creces el máximo teórico establecido para el total del Ejercito: Austerlitz (1805), 1 de caballería por cada 5,2 infantes; Borodino (1812), 1 por cada 3,2; Waterloo (1815), 1 por cada 3,4. Aunque estas cifras dan la falsa sensación de que la caballería era más poderosa en los últimos años del Imperio Francés, la realidad era totalmente distinta. La desastrosa campaña de Rusia en 1812, con la muerte de más de 100.000 caballos y de cientos de oficiales y veteranos jinetes, hizo que a partir de 1813 “el excesivo número de reclutas mediocres a lomos de caballos mediocres” marcara el fin de la poderosa caballería que el joven oficial de artillería Bonaparte había creado gracias a sus reformas y a su empeño por la previsión, la disciplina y el entrenamiento.
La unidad básica de caballería en la época era el escuadrón, formado por dos compañías de tres secciones de dos pelotones cada una, que tenía la capacidad de valerse por sí mismo sin necesidad de apoyo o suministro de otra unidad, como los batallones en las unidades de infantería. Cuatro escuadrones, en vez de los tres tradicionales en época monárquica, junto a una plana mayor, se unían para formar un regimiento de unos 600 hombres, aunque lo normal es que, entre bajas y permisos, rondase los 450. Es interesante recordar que, según las ordenanzas, si combaten a pie, tres escuadrones de caballería constituían a todos los efectos un batallón. Siguiendo el mismo ejemplo de las unidades de infantería con los granaderos, la primera compañía del primer batallón era considerada una unidad de elite, compagnie d´elite, con unos distintivos propios según el tipo de unidad, frente a las ordinarias o compagnie du centre.
Lamina de Leroux - 5º Regimiento de Chevau-Légers Lanciers
Desde que Napoleón marcó el objetivo de mejorar la calidad de la caballería francesa, los 85 regimientos de los que disponía en 1802 se agruparán en tres categorías que, con ligeros cambios, perdurarían hasta el fin de su Imperio: ligeras, medianas y pesadas. Aunque podría dar la impresión de que el encuadramiento de estas unidades dependía exclusivamente del tamaño de las monturas, la realidad es que, aunque teóricamente existía esa relación con el tamaño de los équidos, eran realmente las funciones y tácticas lo que definía el tipo de unidad. Un elemento diferenciador de las unidades - y de la concepción misma de su modo de combate - es el distinto tipo de espada-sable que empleaban. De tal modo, las unidades ligeras, al combatir en formación abierta, empleaban el sable curvo para cortar, mientras que las formaciones pesadas y medias, que combatían en orden cerrado, empleaban la punta de la espada que era usada como estoque para clavar y no tanto para cortar.
A modo de introducción os propongo una cabalgada por las distintas unidades de caballería para más adelante y en otra ocasión ir conociéndolas en mayor profundidad.
LA CABALLERÍA LIGERA
Uno de los papeles esenciales de la caballería desde la Antigüedad era actuar de ojos y oídos del ejército, siendo esta la función propia de este tipo de unidades. Pero, principalmente y gracias a su movilidad, eran ideales en misiones de protección, guardia o persecución de tropas enemigas en retirada y sobre todo en funciones de pantalla que realizaban los piquetes o vedettes (unidades de centinelas a caballo) para impedir ataques sorpresa al núcleo del ejército.
Este papel era asumido por los húsares y los cazadores además de por unidades extranjeras como los famosos mamelucos. Todas estas unidades tenían en común que sus monturas y jinetes eran de escasa estatura, lo que impedía su servicio en las unidades de choque donde se destinaban a los más corpulentos.
Dentro de las unidades ligeras, los húsares tenían una consideración de elite frente a los cazadores tanto por su fama dentro del campo de batalla como fuera de él. Los húsares, con sus uniformes a la manera húngara y sus característicos peinados, “eran amados por cada esposa y odiados por cada esposo”, como atestiguaba un dicho popular de la época. Si bien el bigote era obligatorio en esta unidad, las famosas coletas también se generalizaron por ser un elemento defensivo ante cortes en el rostro. Algo similar sucedía con la característica forma de llevar el dolmán, chaquetilla de paño grueso con pelliza y adornos de alamares, sobre el hombro izquierdo que era el lado más indefenso. Los húsares llevaban en sus cabezas chacós negros con la pluma del color regimental, salvo las compañías de elite que llevaban gorros de piel.
¡Vive l’Emperateur!, cuadro de Édouard Detaille con la carga del 4º de Húsares en Friedland.
Los Cazadores, chasseurs á cheval, que componían la mayor parte de la caballería ligera, tenían el verde como símbolo de su arma y todos los regimientos tenía las casacas de este color. A algunos regimientos se les permitió seguir empleando el verde en el dolmán, aunque sin pelliza. Al igual que otras unidades solían usar su capote de invierno como método de protección, de color verde oscuro con esclavina, enrollado en forma de herradura sobre su hombro derecho.
En un próximo post, trataremos las caballerías de línea y pesada.
Bibliografía
- El libro del soldado napoleónico. Miguel del Rey. La Esfera de los libros, 2017.
- Las campañas de Napoleón. Keith Rocco. Desperta Ferro 2017.
- Napoleon´s Cuirassiers and Carabiniers. Emir Bukhari. Osprey Publishing, 1977.
- Napoleon´s Line Chasseurs. Emir Bukhari. Osprey Publishing, 1977.
- Napoleon´s Hussars. Emir Bukhari. Osprey Publishing, 1977.
Imagen de cabecera: Coraceros en Friedland, pasando delante de Napoleón antes de una carga, de E. Meisonnier. La realidad que plasma esta obra está algo idealizada ya que la carga de los escuadrones de coraceros se produjo antes de la llegada del emperador.
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