La evolución del escudo militar durante todos los siglos que ocupa la historia de Roma va aparejada, como no podía ser de otra manera, a la propia evolución de la tecnología y de las tácticas que fueron utilizadas por los romanos en las distintas épocas. En otro artículo comentábamos lo difícil que resulta establecer con seguridad y de manera unívoca una descripción de la panoplia de los soldados romanos en las primeras épocas, aunque no sería descabellado asumir que no debieron existir demasiadas diferencias con la del resto de pueblos itálicos. De esta forma, ya durante el siglo III a.C., en las luchas contra Pirro por ejemplo, las fuentes nos dicen que los escudos utilizados por los romanos eran planos y, o bien ovalados, o bien circulares. Un tipo de escudo que era el más común en los pueblos europeos desde siglos atrás.
Será a finales del siglo III a.C., dentro del contexto de la II Guerra Púnica, cuando aparezca uno de los escudos romanos más característicos: el escudo ovalado y curvo. Un escudo con clara influencia de modelos itálicos anteriores que algunos expertos sitúan incluso en el siglo VIII a.C.. Una adaptación morfológica que nos habla de cómo evolucionaba la táctica de combate romana hacia formaciones más cerradas. Este escudo se impondrá desde finales del siglo III y será prácticamente el único utilizado por las tropas romanas durante el siglo II y buena parte del siglo I a.C. La escasa evolución que este tipo de escudo tuvo a lo largo de la mayor parte de la República puede ser explicada sencillamente por ser un instrumento óptimo para la función que tenía encomendada, tanto por su versatilidad como su por su coste de producción. De esta forma, el escudo estaba fabricado con planchas de madera encoladas, lino y cuero, todo ello rematado con un borde metálico que lo protegía, bien alrededor de todo el escudo, bien sólo en las partes superior e inferior de la pieza. En su centro, cruzando el escudo de arriba a abajo, un nervio de madera, la spina, era clavado otorgándole más consistencia al escudo. A su vez, los escudos tenían un engrosamiento en su parte media, rodeada por una placa de metal (umbo) que cubría y protegía la mano del soldado. Hay que hacer notar que este tipo de escudo irá agarrado y no embrazado.
Escudos ovalados con spina (Legio IX Hispana)
No será hasta la época de Augusto cuando el escudo romano sufra una fuerte modificación, pasando al modelo conocido como “de teja”. Sin embargo, como suele ocurrir en el mundo antiguo, no debemos pensar que una versión de escudo sustituye sin más a otra, sino que, como en muchas otras facetas de la panoplia, asistimos durante bastante tiempo a una convivencia entre ambos tipos de escudos, tal y como delatan las representaciones de la época. Incluso, en algunos casos, parece que podemos asistir a la aparición de modelos intermedios entre los ovalados y los rectangulares, siendo, sin embargo, este punto difícil de datar con seguridad. De hecho, en un relieve aparecido en la sevillana localidad de Estepa, cuya imagen encabeza este artículo, encontramos representado un escudo que es plano por arriba y ovalado por debajo. Este hecho parecen corroborarlo las distintas representaciones, bien entrado el siglo I d.C. de varias unidades usando indiferentemente el escudo ovalado y el rectangular.
Escudos de diversos tipos en la Columna Trajana (Roma)
A finales del siglo I d.C. y, fundamentalmente, durante el siglo II será el escudo rectangular y curvado quien definitivamente se impondrá mayoritariamente en las legiones romanas, aunque las unidades auxiliares conservaron otros tipos de escudos. De esta forma, será el escudo representado mas veces en la Columna Trajana o en el Tropeum Traiani de Adamclisi. Incluso en el primero de los casos se observa que el artista utiliza el escudo para diferenciar las tropas legionarias de las auxiliares, siendo clave para el espectador fijarse en el tipo de escudo que porta el personaje. Sin duda, el escudo más característico de los llamados “de teja” es el escudo de Dura Europos, aunque se trata de un modelo bastante tardío (posterior al 250 d.C.) y no exento de controversia, lo que desde luego muestra es que es un escudo igual de ancho que los modelos republicanos, pero más corto. Esto hace pensar que durante el Imperio la forma de combatir en las legiones se hace desde una posición más “agazapada”.
Detalle del Monumento de Adamclisi (Rumanía)
Como es lógico, los cambios que se introdujeron a finales del siglo II y durante el siglo III vinieron aparejados con un cambio en la panoplia normal del legionario romano. En las excavaciones se han hallado multitud de umbones redondos y de base plana, los típicos utilizados en escudos planos y redondeados. Sin embargo, el escudo de tipo teja no desaparecerá hasta mediados del siglo III. No obstante, como decimos, hacia final del siglo III se impondrá los escudos ovalados y planos con umbones semiesféricos y base plana. Y finalmente, ya en los siglos IV y V d.C., se impondrán los escudos redondos y planos, de tamaño considerable, como pueden verse en las representaciones que han llegado a nosotros. Debemos hacer hincapié en el gran tamaño, para no confundirlos con los escudos planos y redondos que muchos legionarios especiales (cornicen, aquilifer…) portaban y que era de un tamaño reducido y prácticamente simbólico (parma).
Escudos militares romanos del Bajo Imperio (Cohors V Baetica Traditio Malacitana)
Hola, quisiera saber si el escudo Romano de la época imperial llevaba o podía llevar la decoración de las alas y los rayos en relieve. Gracias
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