Para encontrar los orígenes del Águila como emblema o estandarte de los ejércitos romanos tenemos que desplazarnos hasta casi los anales de la propia historia de Roma. Y es que, actualmente, no sabemos con exactitud cuándo se empezó a utilizar el águila como estandarte, aunque sí sabemos que no era la única representación animal. Según podemos leer en las fuentes, el águila sólo estaba presente en algunas legiones, en el resto el emblema serían el lobo, el minotauro, el caballo o el jabalí. De este modo podemos entender que, durante buena parte del periodo republicano, los ejércitos utilizarían uno u otro estandarte sin ninguna preferencia y que a todos se les otorgaba el mismo valor.
Surge aquí una de esas piezas arqueológicas que han hecho correr ríos de tinta; la llamada Cista Praenestina. En ellas se representa el primer testimonio gráfico de la utilización de un estandarte coronado por un águila. El primer problema con el que nos enfrentamos es la propia datación de la pieza; para algunos expertos se trata de una pieza del siglo II a.C., sin embargo, otros investigadores adelantan esta fecha hasta el siglo IV a.C. El segundo problema es la interpretación de la escena representada; lo más probable es que se trate de una ceremonia de triunfo de un general victorioso, sea por la forma de vestir del protagonista, sea porque el águila siempre ha estado vinculada a la victoria en el imaginario romano. Este punto, unido a que la representación del águila es igual a la que veremos adornando las emisiones monetarias durante el siglo I a.C., nos sugiere que, si bien en la Cista Praenestina se representa una escena de triunfo, será ese mismo estandarte del águila el que adopten las legiones romanas.
Representación gráfica del relieve de bronce de la Cista Praenestina. Obsérvese la Aquila.
Y lo adoptarán en una fecha bien conocida; durante el segundo consulado de Cayo Mario (107 – 104 a.C.) y quedará enmarcada dentro de la serie de profundas reformas que el brillante general hará en los ejércitos romanos. La noticia es clara en Plinio el Viejo, que textualmente nos dice que Cayo Mario adoptará en exclusiva el águila como estandarte principal de las legiones, abandonando los primitivos. El cambio fue bastante aceptado y a lo largo del convulso siglo primero antes de Cristo las representaciones de la Aquila figura entre los motivos más comunes de las emisiones monetarias. Sin embargo, no será hasta el principado cuando encontremos el primer ejemplo de representación del águila romana en contextos epigráficos. Es destacable que desde la primera emisión monetaria hasta el siglo III d.C. la representación de la Aquila se mantendrá estable.
No será por tanto hasta el siglo III cuando la representación del águila de las legiones romanas decae hasta el punto de casi desaparecer en los registros arqueológicos y gráficos. Esta circunstancia ha hecho pensar a los investigadores que durante el siglo III las legiones romanas abandonarían los estandartes tipo aquila. Sin embargo, el argumento de su escasez del campo iconográfico no es lo suficientemente sólido como para tomarlo por definitivo. Podemos interpretar esta paulatina desaparición como una variación en lo que se pretende trasmitir en las representaciones gráficas. Especialmente si se considera que, dato muy importante, a principios del siglo IV vuelven a aparecer las águilas romanas en las representaciones: aunque es cierto que no con la frecuencia de siglos anteriores. No obstante, las referencias a la Aquila se mantendrán hasta bien entrada la época teodosiana. De hecho, hacia el 396 d.C. Claudiano nos informa de la existencia de dos estandartes primordiales en los ejércitos romanos, el águila y el dragón (draco), lo cual apoya las teorías acerca de que en el Bajo Imperio el Aquila, como estandarte representativo de la legión, parecía tener todavía su importancia, aunque ya desprovisto de su carácter totémico y sagrado con el que fue creado, habida cuenta de la cristianización oficial del ejército.
Será a partir del siglo V cuando las referencias iconográficas y literarias sobre el águila romana, como estandarte principal y sagrado de las legiones, desaparezcan definitivamente. Sin embargo, muchos autores descartan su desaparición definitiva basándose en el hecho a que, tiempo después, volveremos a ver el aquila en los ejércitos de Justiniano. Sin embargo, este argumento permanece en discusión, ya que el uso del águila como estandarte principal de las unidades podría entroncarse dentro de la mentalidad bizantina de la recuperatio imperii y ser un elemento recuperado, antes que conservado en la parte oriental del Imperio, como demuestra el uso de figuras de águilas en banderas, escudos y representaciones propios de Bizancio (hasta culminar en al águila bicéfala).
Estela funeraria de un aquilífero
Sobre la finalidad del los estandartes tipo Aquila también se ha escrito mucho. En esencia nos encontramos ante una insignia claramente simbólica, es decir, no podemos hablar del águila romana como un estandarte táctico ya que no tenemos contrastado que tuviese asignada la trasmisión de órdenes ni la de marcar maniobras, como sí tienen otros estandartes romanos como el signum. Sin embargo, muchos autores han querido poner el acento en que la Aquila no carecía completamente de valor táctico; su situación siempre cerca del centurión primopilo hacía del águila una pieza fundamental para saber situar a la primera cohorte en la batalla y, a partir de ahí, que las demás unidades pudieran desplegarse. Además, y según muchos testimonios conservados, el aquilifero, es decir, el portador del águila, en ocasiones podía obligar a la línea a avanzar al hacerlo él mismo. Y es que la pérdida o captura del águila suponía una vergüenza para la legión, aunque no parece que hasta el punto de suponer la disolución de la unidad. Durante mucho tiempo se ha pensado que en el ejército romano, la pérdida de la Aquila suponía la inmediata disolución de la unidad, sin embargo no hay ejemplos claros de esta práctica durante todo el Imperio.
Como hemos dicho, el portador de la Aquila es el llamado aquilifer (aquilifero en su castellanización). Debía ser un veterano de la legio, respetado por todos sus compañeros y de un valor y arrojo fuera de toda duda. Era una posición privilegiada dentro del ejército romano, ya que sólo había un águila por legio, y como tal estaba recompensada con mayor paga y exención de los trabajos más pesados. Para destacar su figura en la batalla y desfiles portaba la piel de un animal, posiblemente y en exclusiva, la del león.
Por último, y no menos importante, no podemos terminar esta pequeña reseña del águila romana sin hablar del material en el que estaba fabricada. Desgraciadamente no nos ha llegado ningún resto de un estandarte tipo Aquila por lo que la información la debemos obtener por otros medios. Lo primero que parece estar fuera de toda duda es que durante el siglo I a.C. el águila de la legión estaba fabricada en plata, según dicen claramente varios autores contemporáneos. Sin embargo, a partir del principado muchos indicios apuntan a que el águila empezó a fabricarse en oro (o en plata bañada en oro, o en otro material con un baño dorado).
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Gran artículo, pero a vueltas con el águila siempre. El águila como estandarte militar siguió existiendo con la thema bizantina. El águila imperial como estandarte siguió usándose también en las promociones de la graduación militar en el Augusteion de Constantinopla hasta la desaparición del Estado oriental ("De ceremoniis) y en los Triunfos, Ovatios y procesiones imperiales. Hoy día se conserva el águila imperial romana oriental que los protobulgaros capturaron a los "bizantinos" en Moesia en el año 681 d.C... El simbolo, por ejemplo, de la marina de Guerra Imperial (Basiliko ploimon) era el águila imperial de una cabeza. Aquí está. Se sustituyeron los rayos de Zeus-Júpiter en su patas por una serpiente, que vendría a significar lo maligno.
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