Fue conocido como ‘El Sacre de Al-Andalus’ y ‘El Emigrado’.  Superviviente de la masacre de los Omeyas en Damasco a manos de los Abasíes su destino lo encontraría en Occidente, a miles de kilómetros de Oriente Medio, donde daría lugar a una dinastía que duraría casi 200 años. Esta es su fascinante biografía.

LA ETAPA EN ORIENTE DE ʿABD AL-RAHMĀN

Gobernaba en Damasco el último califa Omeya, Marwān II, cuando tuvo lugar la llamada Revolución Abasí.  Por entonces, vivía en la corte un príncipe de unos 20 años de edad llamado Yūsuf ibn ʿAbd al-Rahmān ibn Mu’awiya, nieto del décimo califa omeya Hishām ibn ʿAbd al-Malik e hijo de una bereber de origen cristiano.

En el 750, los rebeldes abasíes comandados por Abū l-ʿAbbās al-Saffah llegaron a las puertas de Siria y derrotaron en la batalla del Gran Zab (enero de 750) a las tropas omeyas del califa Marwān. 

Ilustración 1MezqhjfaK Omeya de Damasco

Ya en el poder, el ahora nuevo califa abasí Al-Saffah invitó el 25 de julio del 750 a un banquete en Abū Futrus (actual Palestina) a los aristócratas y familiares omeyas del califa Marwān. 

Sin embargo, aquel banquete fue una encerrona y la mayoría de los asistentes omeyas fueron masacrados.  Solo sobrevivieron el joven príncipe Yūsuf ibn ʿAbd al-Rahmān, su hijo de cuatro años Sulaymān, su hermano Yahyà, sus hermanas y el liberto de origen griego de ʿAbd al-Rahmān, Badr que tuvieron que salir in extremis de Damasco disfrazados como refugiados camino a una aldea. Sin embargo, allí, tuvieron que abandonar al resto del grupo al verse descubiertos por los soldados abasíes de Al-Saffah y perseguidos por estos, se encaminaron el desierto buscando el río Éufrates.  

Cerca de la orilla de este río, los soldados abasíes los alcanzaron. ʿAbd al-Rahmān, Yahyà y su liberto Badr vieron que la única opción de huida era cruzar  el río a y se metieron en el agua buscando alcanzar la otra orilla. Los soldados de Al-Saffah comenzaron a gritarles de que volviesen con falsas garantías de que salvarían la vida. 

A mitad del recorrido, Yahyà se sintió cansado, y cambiando de dirección súbitamente, volvió a la orilla en la que estaban los soldados abasíes.  Los abasíes capturaron al adolescente y lo decapitaron ante la mirada horrorizada de su hermano ʿAbd al-Rahmān y el liberto Badr que seguían huyendo a nado.

Finalmente, los dos prófugos omeyas pudieron llegar a Palestina y desde allí, llegaron al norte de Egipto, donde fueron reconocidos por colaboracionistas abasíes, teniendo de nuevo que escapar. 

Bordeando la costa mediterránea llegaron después hasta Libia y de allí a Qayrawán pero no se sentían seguros ya que los abasíes o sus espías acababan por descubrirlos.  Finalmente, ʿAbd al-Rahmān  y Badr decidieron continuar su camino hacia el Magreb más occidental.

HUIDA Y PERIPLO POR EL MAGREB

En su camino hacia Occidente, los prófugos encontraron también varios partidarios omeyas que acabaron por unírseles. 

Mientras tanto, ʿAbd al-Rahmān mantenía su esperanza en restaurar la legitimidad y el honor de los Omeyas gracias a una profecía que según una crónica le comentó su tío Maslama.

Finalmente, el príncipe omeya, Badr y sus acompañantes llegaron hasta el actual Marruecos donde buscaron refugio entre los parientes de su madre, miembro de la tribu bereber de los Nafzas.  Se establecieron en Nekor (zona del Rif) Aunque inicialmente fue acogido con hospitalidad por sus parientes bereberes comenzaron a sentirse incómodos por la presencia de ʿAbd al-Rahmān. 

Allí en el Rif marroquí, nuestro protagonista omeya tuvo noticias de la situación inestable por la que pasaba Al-Ándalus, sumida en una crisis interna social y política.   ʿAbd al-Rahmān consideró que esta provincia sería un excelente lugar para establecerse definitivamente, y con suerte, instaurar un poder futuro, ya que allí había una presencia notable de  maulas y tropas de origen sirio-omeya  (Ŷundíes) que habían servido con los gobernadores y califas de Damasco, a los que estaban unidos por un juramento de  lealtad.

Así, para tantear posibles apoyos en Al-Ándalus, ʿAbd al-Rahmān envió en el 754 a la Península Ibérica a su liberto Badr como su agente.  En lo que hoy es la provincia de Granada, el griego contactó con miembros del Ŷund de Damasco que estaba establecido en Elvira (cerca de la actual ciudad de Granada) y del Ŷund de Quinnasrīn, que tenía su sede en la provincia de Jaén.  Los líderes de los dos ŷunds y Badr entablaron después negociaciones con el general Sumayl para que hiciese de intermediario entre ʿAbd al-Rahmān y el gobernador de Al-Ándalus, Yūsuf al-Fihrī con vistas a la acogida del omeya como exiliado. Sin embargo, parece ser que sólo consiguieron de Al-Sumayl poco más que promesas de buenas intenciones.

LA LLEGADA DE ʿABD AL-RAHMĀN A AL-ANDALUS

Cansado de esperar y de promesas incumplidas, el príncipe ʿAbd al-Rahmān decidió actuar por su cuenta y con sus partidarios desembarcó, según el estudioso Virgilio Martínez Enamorado, en la playa de Burriana (Bitruh Riyana)[1], cerca de Nerja, (septiembre del 755) donde fue acogido por un gran ejército de soldados y maulas con sus partidarios. Seguidamente, el príncipe omeya marchó a Loja y después, a Torrox (Málaga).

Mientras tanto, Al-Sumayl y el gobernador Yūsuf al-Fihrī que estaban en Zaragoza, en la Marca Superior, combatiendo una rebelión pro-abasí se enteraron del desembarco de ʿAbd al-Rahmān en Al-Ándalus. 

Al-Fihrī envió negociadores para tratar de modo diplomático el futuro estatus de ʿAbd al-Rahmān en Al-Ándalus, pero las negociaciones fracasaron a causa de la impertinencia de un secretario de la delegación del gobernador fihrī.

Mientras tanto, ʿAbd al-Rahmān, con ayuda de sus partidarios comenzó a ganar apoyos entre las tribus árabes de origen yemení y los ŷundíes sirios establecidos en Elvira, Sidonia, Jaén y Rayya (Málaga).  En Archidona fue proclamado por sus partidarios como nuevo emir de Al-Ándalus.

Además de los ŷundíes y árabes baladíes[2] yemeníes, se le unieron algunos qaysíes, clanes bereberes, muladíes y mozárabes hartos de los abusos de poder de los gobernantes fihríes y de años de malas cosechas y hambrunas.  

En total reunió un ejército de casi 5000 hombres entre los que estaban, 2000 jinetes, de ellos 400 jinetes bereberes y varias unidades de infantería.  Con ellos, ʿAbd al-Rahmān puso rumbo a Sevilla.

El gobernador Yūsuf al-Fihrī intentó en vano interceptarle y combatir a los partidarios omeyas en varias algaradas, pero acabaron en fracaso.  

En Sevilla, el príncipe omeya y sus partidarios fueron recibidos calurosamente y los principales de la ciudad le prestaron juramento de lealtad como nuevo emir.  Allí, ʿAbd al-Rahmān comenzó a planificar su siguiente paso: la toma de Córdoba, para lo cual ordenó reunir tropas que comenzaron a marchar a la capital del emirato de Al-Ándalus por el Valle del Guadalquivir.

Viendo  Yūsuf al-Fihrī que ʿAbd al-Rahmān era ya una seria amenaza, decidió enfrentarse directamente con él y presentarle batalla.  Para ello, reunió en Córdoba a un poderoso ejército que se puso en marcha para interceptar a los soldados omeyas. 

Sin embargo, viendo Al-Fihrī que no podía pasar al otro lado del río Guadalquivir a causa de las aguas crecidas y el gran número de soldados que traía consigo ʿAbd al-Rahmān decidió volverse de nuevo con sus hombres a Córdoba. 

Finalmente, los dos ejércitos, fihrí y omeya, se encontraron frente a frente en las dos orillas opuestas del Guadalquivir, pero separados por las crecidas aguas del río andaluz en las cercanías de un lugar llamado Al-Musara (Al-Musāra, en árabe), a las afueras de Córdoba.  Allí, el 13 de mayo del 756, trataron las dos partes negociar en vano unas condiciones ventajosas para ʿAbd al-Rahmān y sus aliados que incluía el dar en mano al príncipe omeya a la hija de Yūsuf al-Fihrī y tierras para él y sus aliados.   

ʿAbd al-Rahmān fingió aceptar estas condiciones y Al-Fihrī le envió animales para que el omeya pudiese alimentar a sus hombres.

LA BATALLA DE AL-MUSARA

Sin embargo, esa misma noche, ʿAbd al-Rahmān ordenó a sus hombres cruzar a escondidas el Guadalquivir y alcanzar la otra margen del río, por lo que, a la mañana siguiente, ambos ejércitos estaban frente a frente en la misma orilla en el ya mencionado lugar de Al-Musara.

Al amanecer del día siguiente, 14 de mayo del 756, ʿAbd al-Rahmān ordenó formar a su ejército colocando la infantería en medio y a la caballería omeya en los flancos.  El príncipe sirio iba a caballo con un arco en la mano. Como no tenían bandera propia decidió ʿAbd al-Rahmān quitarse su turbante verde (o blanca, según otros cronistas) y atarlo a una lanza para que hiciese de enseña.  

Entre tanto, las tropas de Yūsuf al-Fihrī formaron línea de batalla.

Entonces, se inició el combate atacando la caballería omeya compuesta por maulas y bereberes el centro y el ala derecha del ejército fihrí.  En medio de la batalla, los yemeníes desconfiando del príncipe omeya, comenzaron a expandir el rumor de que ʿAbd al-Rahmān iba a caballo porque si era derrotado huiría del campo de batalla.  Sabedor de estas noticias, ʿAbd al-Rahmān cambió su montura por una mula y continuó combatiendo, consiguiendo así la confianza de las tropas aliadas yemeníes.

En un segundo ataque, la caballería omeya cargó contra la infantería fihrí que estaba situada en el centro del ejército matando a varios generales de infantería entre los que se encontraban hijos de Sumayl y del mismísimo Yūsuf al-Fihrī.   Sólo quedó el ala izquierda del ejército fihri resistiendo en vano hasta que a mitad de ese día fueron vencidos.  Yūsuf al-Fihrī y Al-Sumayl se retiraron derrotados fuera de Córdoba.

ENTRADA TRIUNFAL EN CÓRDOBA Y PROCLAMACIÓN OFICIAL COMO EMIR

Ganada la Batalla de Al-Musara, algunos soldados yemeníes del bando omeya comenzaron a saquear el Alcázar emiral pero fueron expulsados por tropas de ʿAbd al-Rahmān, lo que generó un malestar entre los yemeníes

Entonces, ʿAbd al-Rahmān entró triunfalmente en Córdoba montado en un impresionante caballo blanco.  Allí en esta ciudad, declaró la independencia de Al-Ándalus del califato de Bagdad, se ordenó la supresión de las jutbas en las mezquitas en nombre del califa abasí y el príncipe sirio fue oficialmente proclamado Emir, inaugurando así de manera de manera oficial el llamado Emirato Omeya de Córdoba o Emirato Independiente.

PACIFICANDO AL-ANDALUS

Retrato idealizado de ʿAbd al-Rahmān I en un sello de correos emitido por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (Fuente foto: Pinterest)

Sin embargo, el comienzo del nuevo emirato omeya no fue nada fácil: Todavía quedaban zonas de Al-Ándalus en rebeldía y existían graves disputas intertribales entre los clanes árabes kalbíes y qaysíes y otras de tipo interétnico entre bereberes y árabes.

Durante el gobierno del ahora emir ʿAbd al-Rahmān I tuvieron lugar distintas revueltas contra su poder que nuestro protagonista tuvo que sofocar en distintos frentes:

Por un lado, estaban los fihríes, que se enfrentaron de nuevo con ʿAbd al-Rahmān I en el 759 con Yūsuf al-Fihrī y Al-Sumayl a la cabeza.  Aunque el emir omeya trató de solucionar diplomáticamente esta cuestión, finalmente los dos líderes fihríes le presentaron batalla.  Derrotados, pidieron la clemencia (amān) del emir omeya que les fue concedida.  Pero volvieron de nuevo a rebelarse, siendo nuevamente derrotados. Finalmente, con una diferencia de meses, tanto Al-Fihrī como Sumayl ibn Hātim fueron hechos prisioneros y ejecutados.

Por otro lado, surgieron rebeliones pro-abasíes que trataron de hacer que Al-Ándalus volviese a la influencia del califato de Bagdad.

Una de ellas, fue la del 763, encabezada por Al-Alà ibn Mugīth, quien intentó hacer levantar a los yemeníes y sirios contraʿAbd al-Rahmān I, quien tuvo que refugiarse en Carmona.  Las tropas rebeldes de Ibn Mugīth cercaron la ciudad para obligar al emir a que se rindiese.  Tras dos meses de asedio y casi sin agua y víveres, decidió ʿAbd al-Rahmān jugársela a todo o nada y salió con 700 de sus hombres más leales a combatir a los pro-abasíes, derrotando y matando a Ibn Mugīth y a varios de sus cabecillas.   Para que esta batalla fuese recordada y como escarmiento decidió enviar las cabezas decapitadas de Ibn Mugīth y sus jefes a Qayrawán donde fueron arrojadas en el zoco, llegando así las noticias de estas ejecuciones al propio califa de Bagdad.

Por último, un tercer tipo de revueltas fueron las encabezadas por tribus árabes o bereberes o por los clanes ŷundíes, casi siempre surgidas tras la destitución de gobernantes de ciudades o bien porque los nobles o líderes aliados que ayudaron a ʿAbd al-Rahmān I no vieron compensadas suficientemente sus aspiraciones. Este fue el caso del más fiel servidor del emir omeya, Badr, quien se distanció de su señor y fue desterrado y despojado de sus bienes. 

En el caso de las revueltas bereberes hubo incluso algunas que tuvieron un marcado carácter chiíta, jariŷí y étnico contra la supremacía social y de privilegios de la élite árabe (jassa), como fue el caso de la rebelión bereber del 760-780 en la zona de la Meseta.

CAMPAÑAS CONTRA LOS REINOS CRISTIANOS DEL NORTE

Además de las crisis internas que tuvo que resolver en la Iberia musulmana, durante los 32 años de emirato de ʿAbd al-Rahmān I también hubo tiempo para realizar campañas contra los cristianos del Norte y la Septimania francesa.  

La crisis interna de Al-Ándalus de la década del 750 hizo que el poder árabe en la Septimania francesa se debilitase, circunstancia que aprovecharon los francos para conquistar plazas importantes como Narbona.

Perdida la posibilidad de expandirse allende los Pirineos, el emir omeya puso los ojos en los reinos cristianos del Norte, no sólo por el celo religioso de la ŷihād sino también por la necesidad de obtener un botín y tributos de los territorios norteños que ayudasen al nuevo emirato omeya a tener una fuerte base financiera para asentar definitivamente a su vez el poder político.   Salvo algunas expediciones realizadas por Fruela I, hijo de Alfonso I no hay constancia de enfrentamientos con el Reino de Asturias hasta el 780 aproximadamente.  

En el año 781/782, Badr (ya reconciliado con su señor), encabezó distintas campañas contra las actuales provincias de La Rioja y Álava para obtener botín y la sumisión de los nobles vascones que dominaban aquellos lares.

CAMPAÑAS CONTRA CARLOMAGNO Y SUS ALIADOS HISPANOS

Mientras que la mitad sur de Al-Ándalus estaba casi pacificada, la zona norte del valle del Ebro conocida como la Marca Superior se hallaba en abierta rebeldía contra Córdoba.  Aquellas zonas estaban regentadas tanto por nobles cristianos como por gobernadores musulmanes como los Banū Qāsī y otros, que no siempre eran leales al emir.

Ese fue el caso de los gobernantes andalusíes de Barcelona, Gerona, Huesca y Zaragoza que no reconocían la autoridad omeya de Córdoba y que en el 777 pidieron ayuda a Carlomagno para que cruzase a Hispania. 

Este les envió en su ayuda a un ejército que llegó a asediar Zaragoza. 

Busto idealizado de Carlomagno. Hecho en oro y piedras preciosas en el siglo XIV y depositado en el Tesoro de  la Catedral de Aquisgrán.

Sin embargo, los francos tuvieron que retirarse, ya que en Sajonia había surgido una grave rebelión que los francos tenían que sofocar.  En su retirada, en el 778, a su paso por Roncesvalles, los francos dirigidos por Rolando fueron atacados por un ejército combinado de vascones y andalusíes omeyas que los derrotaron. 

El emir fue en persona hasta Zaragoza, que conquistó en el 779, consiguiendo después dominar el Valle del Ebro y lo que hoy es el sur de Cataluña. 

En el Norte de Cataluña desde el 795, los carolingios acabaron por establecer la llamada Marca Hispánica con la ayuda de los refugiados hispani de las montañas.

Aunque es una ilustración sobre la Batalla de Poitiers del 732, podemos ver el equipamiento militar y armamento que se llevaba hacia la mitad del siglo VIII.  Los bereberes usaban el arco o la lanza e iban como caballería ligera en tanto que el guerrero árabe usaba una cota de malla a modo de protección, una pieza que no era común en esta época salvo entre las tropas de élite, los oficiales y los aristócratas.  Ambos luchan contra un guerrero cristiano franco. Créditos foto: Osprey (Graham Turner-  Fuente foto: Pinterest.

ULTIMAS REBELIONES Y CONSOLIDACIÓN DEL ESTADO ANDALUSÍ

Además de las ya mencionadas rebeliones de clanes bereberes y árabes, también ʿAbd al-Rahmān I tuvo que hacer frente a sublevaciones encabezadas por miembros de su propia tribu de los Omeyas que intentaron derrocarle: Ese fue el caso de ʿAbd as-Salām ibn Yazīd y el sobrino del emir, ʿUbayd Allāh b. Aban, sublevados en el 779-780 y de su sobrino Al-Mughira, hijo del hermano de ʿAbd al-Rahmān, Walid, que se alió con un hijo de Ibn Sumayl, en el 783.  Todos ellos fueron derrotados y ejecutados o desterrados.  También acabó sometiendo a su autoridad a algunos líderes de los Ŷunds que se rebelaron o intrigaron contra él llegando incluso a la disolución de alguna de estas unidades como fue el caso de la de Beja[3].

En estos años comenzó también una política de pacificación y de unificación del poder central en todo Al-Ándalus gracias a un sistema de gobernadores fieles y cadíes que garantizaban la aplicación de las leyes coránicas y del gobierno omeya, así como de la recogida de impuestos para la Hacienda emiral. Estos gobernadores y el propio emir se apoyaron además en un incipiente ejército semiprofesional formado por mercenarios bereberes y muladíes, respaldado por milicias locales y ŷundíes que administraban demarcaciones con fortificaciones (husūn) en zonas urbanas y rurales.

Se establecieron, asimismo, nuevas cecas donde se emitió moneda producida en Al-Ándalus y en nombre del emir y no en el del Califa abasí de Bagdad. Otro tanto ocurrió también con el rito de la oración y la jutba[4] que se hacían los viernes en las mezquitas andalusíes.

Fomentó la arabización de al-Ándalus, favoreciendo la inmigración de parientes y clientes omeyas y maulas, lo que supuso la aparición de un grupo llamado ‘la gente de Quraysh (ahl Quraysh) como élite socioeconómica que trajo consigo la aparición de un núcleo de familias clientes afines, en las cuales se reclutarían los grandes cargos de la administración militar y civil andalusí durante el emirato independiente. 

Hizo del Alcázar y de Córdoba el centro neurálgico del Emirato. Para ello ordenó destruir el antiguo Dār al-imāra, la “casa del mandato”, levantada sobre el antiguo palatium visigodo. También instauró una casa de postas (Dār al-burud), organizó el estatus de los zocos y fomentó la construcción de nuevos edificios tanto en entornos urbanos como rurales.

A nivel económico y en especial, el mundo agrícola, se dice que bajo el gobierno de ʿAbd al-Rahmān I llegaron a la Península varios tipos de frutales y árboles, entre ellos la palmera. Se cuenta que el propio emir plantó una en una almunia de su propiedad cerca de Córdoba llamada Al-Rusāfa (Arrusafa) de la que según la tradición derivarían las otras palmeras andalusíes. 

Sobre esta palmera, Al-Rāzī  nos cuenta que ʿAbd al-Rahmān I compuso un poema lleno de nostalgia y recuerdos, comparándola con los avatares de su vida y que podemos traducir así[5]:

En medio de Ia (almunia) Ruzafa[6]

hemos visto una palmera solitaria

 creciendo en el país de Occidente,

y lejos de  Ia Tierra de las Palmeras[7].

La dije: ¡Cuán similar eres a mí,

 alejada tanto tiempo de parientes y compañeros!

Creciste en una tierra donde eres extranjera;

Y heme aquí al igual que tú

en el confín del país más alejado.

¡Ojalá que las lluvias de las nubes del alba

derramen en este lugar tan apartado

aguas abundantes sobre ti

y deshagan los cielos en lluvia”

En el año 785, el emir omeya ordenó la construcción en Córdoba una nueva mezquita-aljama a semejanza de la de los Omeyas de Damasco para demostrar a sus futuros rivales, internos y externos de Al-Ándalus, el potencial como Estado del nuevo emirato omeya.

ʿAbd al-Rahmān I inició las obras de la futura Mezquita de Córdoba que posteriormente sería ampliada por sus sucesores.  Aunque una tradición asegura que fue construida sobre la iglesia visigoda de San Vicente, las más recientes investigaciones afirman que se hizo sobre un recinto episcopal o religioso de época tardoantigua. Para su construcción se basó en la planta de la Mezquita Omeya de Damasco y se reutilizaron restos romanos y visigodos. En la foto podemos ver la parte de la Mezquita construida por el primer emir omeya.  Créditos foto: Web oficial Mezquita de Córdoba[8]

SUCESIÓN Y MUERTE DE ʿABD AL-RAHMĀN I

Viendo que los años se le echaban encima, ʿAbd al-Rahmān I decidió nombrar un sucesor. Tenía tres hijos: Sulaymān, Hishām y Al-Mundhir. Escogió por su carácter a Hishām, quien sería el futuro Hishām II no sin antes ver cómo sus otros hijos se le sublevaban.

ʿAbd al-Rahmān I falleció a los 57 años en Córdoba, el 29 de septiembre del 788, tras 32 años de gobierno y una vida agitada entre constantes luchas y conspiraciones a causa de lo cual, como diría en un poema el propio omeya, que sólo pudo vivir feliz “14 días de mi vida”. 

Siglos después, los cronistas hispano-árabes le recordarían con el apodo de ‘Al-Dājil’ (‘El Emigrado’) y el Sacre de Quraysh.  De él escribieron que era “…alto y delgado, rubio y con poco pelo en las mejillas. Tenía un lunar en la cara y era tuerto. Llevaba dos trenzas o dos bandas sujetas al pelo. Vestía de blanco y usaba turbante. Era elocuente, gran orador, buen poeta y pluma fácil. Actuaba en política con prudencia y tino en un constante tira y afloja, porque era muy precavido y reservado. Era osado y resuelto, pues no vacilaba en ir al encuentro de sus enemigos, incansable e inquieto. Visitaba a los enfermos, asistía a los entierros y rezaba con la gente los viernes y fiestas canónicas. Presidía las procesiones de rogativas de lluvia, llorando e implorando a Dios. Por su coraje se le llamó el 'Sacre de Quraysh' y se le comparó con el segundo califa abasí al-Mansūr. Dejó al morir 11 varones y nueve hembras”[9].

ʿABD AL-RAHMĀN I EN LA CULTURA POPULAR

La vida de ʿAbd al-Rahmān I fue llevada a la gran pantalla en los años 80 en la película ‘Al-Ándalus, el Camino del Sol’[10] dirigida por Jaime de Oriol y Antonio Tarruell. 

También en narrativa histórica tenemos sobre este emir la obra de Daniel Valdivieso Ramos, Al-Dahil, El príncipe emigrado, publicada por Utopía Libros en septiembre de 2020.

BIBLIOGRAFIA CITADA Y RECOMENDADA

CRUZ HERNANDEZ, Miguel (1979), “La estructura social del período de ocupación islámica de al-Ándalus (711-755), y la fundación de la monarquía omeya”, en Awrāq, II (1979) págs. 25-43;

CHALMETA GENDRÓN Pedro (2003), Invasión e Islamización, Jaén, Universidad de Jaén, 2003, págs. 349-384.

LACARRA, José María (1981), La expedición de Carlomagno a Zaragoza y la batalla de Roncesvalles, Zaragoza.

MANZANO MORENO, Eduardo (1993). “El asentamiento y la organización de los ŷunds sirios en Al-Ándalus” en Al-Qantara: Revista de estudios árabes, vol. XIV, fasc. 2 (1993)

MANZANO MORENO, Eduardo (2011). Conquistadores, Emires, Califas: Los Omeyas y la formación de Al-Ándalus.  Editorial Critica: Madrid.

MARTINEZ ENAMORADO, Virgilio (2006). “…Y al-Dājil arribó a Al-Ándalus… En torno al desembarco de ʿAbd al-Rahmān I en la Playa de Burriana /Bitruh Riyana”. Separata de la revista Al-Qantara, Revista de Estudios Árabes. CSIC. Madrid, 2006.

VALLVÉ BERMEJO, Joaquín (2003). Abderramán III: califa de España y Occidente.  Ariel: Madrid

VILLAGRA ROMERO, Mabel (2023). “La historia de Al-Ándalus contada en 12 series y películas”. En Blog de La Casa del Recreador. Enlace directo: LA HISTORIA DE AL-ANDALUS CONTADA EN 12 SERIES Y PELICULAS (lacasadelrecreador.com)

 

[1] MARTINEZ ENAMORADO, Virgilio (2006). “…Y al-Dājil arribó a Al-Ándalus… En torno al desembarco de ʿAbd al-Rahmān I en la Playa de Burriana /Bitruh Riyana”. Separata de la revista Al-Qantara, Revista de Estudios Árabes. CSIC. Madrid, 2006.  Adoptamos esta teoría en vez de la tradicional que atribuye a Almuñécar como lugar del desembarco de ʿAbd al-Rahmān I.

[2] Descendientes de los soldados árabes que llegaron en el 711 con Mūsà y Tāriq.

[3] MANZANO MORENO, Eduardo (1993). “El asentamiento y la organización de los ŷunds sirios en Al-Andalus” en Al-Qantara: Revista de estudios arabes, vol. XIV, fasc. 2 (1993), pág. 347

[4] Discurso del imām en la Oración del Viernes en la mezquita.  En esta época se hacía en nombre del Califa reinante, en este caso abasí.

[5] Traducción nuestra. AL-NUWAIRI, Nihāyat al-´Arab, 17-18 del texto árabe y 16 de la traducción de Gaspar y Remiro.

[6] Alusión a la almunia de Arruzafa que tenía Abd al-Rahman a las afueras de Córdoba.

[7] En árabe Tudmur, es Palmira, en Siria, región nativa de ‘Abd al-Rahmān I. En árabe también significa ‘Palmera’.  El emir hace un juego de palabras asimilando la tierra de las palmeras con Siria y la dedicatoria a esta planta por él

[8] Enlace foto: Mezquita-Catedral | Web Oficial - Mezquita-Catedral de Córdoba (mezquita-catedraldecordoba.es)

[9] Citado apud Boletín de la Real Academia de la Historia. TOMO CLXXXVIII. NUMERO II. AÑO 1991, pág.  217

[10] Véase:  VILLAGRA ROMERO, Mabel (2023). “La historia de Al-Ándalus contada en 12 series y películas”. En Blog de La Casa del Recreador. Enlace directo: LA HISTORIA DE AL-ANDALUS CONTADA EN 12 SERIES Y PELICULAS (lacasadelrecreador.com)

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