Granadilla, originalmente fundada en el siglo IX como Hins Qanatir ("Castillo de los Puentes") por los musulmanes, fue remodelada en época almohade para controlar las importantes rutas comerciales entre el norte y sur de la península, y el valle del río Ambroz gracias a su posición elevada y amurallada, lo que la convertía en un punto clave. Granadilla se convirtió en parte de las fortificaciones musulmanas que protegían la zona.
Los almohades, una dinastía bereber que dominó al-Ándalus entre los siglos XII y XIII, sucedieron a los almorávides y reforzaron las defensas de numerosos enclaves estratégicos, como el de Granadilla.
En 1160, el rey Fernando II de León conquistó la villa, la reconstruyó y repobló, otorgándole el título de Villa en 1170 y pasó a formar parte del Reino de León.
La repoblación leonesa no progresó adecuadamente, y en 1191, el rey Alfonso IX entregó el dominio de Granadilla a la Orden de Santiago, que había demostrado capacidad repobladora en Castilla.
La Casa de Alba obtuvo el señorío de Granadilla en 1444, cuando el infante don Enrique, maestre de Santiago, le donó la villa. García Álvarez de Toledo, el primer Duque de Alba, ordenó la construcción del castillo actual entre 1473 y 1478. El castillo se construyó sobre la antigua alcazaba árabe. La villa pasó a llamarse Granadilla para evitar confusiones con la ciudad de Granada.
Los Duques de Alba modernizaron el castillo para resistir artillería, añadiendo muros más gruesos y torres semicirculares adaptando la construcción al arte gótico-militar. El diseño del castillo reflejaba tanto funciones defensivas como palaciegas.
El castillo de Granadilla es un ejemplo de arquitectura militar medieval extremeña, ya que conserva gran parte de su estructura original gracias a sucesivas restauraciones.
En el interior, las dependencias se organizan en torno a un patio central con dos galerías soportadas por columnas de sección elíptica y arcos casi planos. El cuarto lado del patio presenta un muro liso coronado por un ventanal gótico y un blasón del fundador, fusionando austeridad militar con detalles estéticos. Bajo este espacio, el palacio alberga elementos funcionales como una escalera en zigzag, sótanos y una terraza almenada, mientras que la capilla sorprende con su artesonado mudéjar cupuliforme, de base ochavada y policromía vibrante.
El diseño incluye una barbacana interior y troneras estratégicamente ubicadas, características de la ingeniería militar de la época. Aunque la planta prioriza la defensa —con recintos diferenciados para alojamiento, administración y resistencia—, muestra cierta simetría en la distribución de torres y espacios, un equilibrio entre pragmatismo y orden arquitectónico. La barrera exterior, desprovista de sillares, y el aprovechamiento del desnivel natural completaban un sistema pensado para disuadir y contener asedios.
Los materiales y técnicas constructivas del castillo de Granadilla revelan una integración de recursos locales y métodos militares adaptados a su función defensiva. La sillería de granito constituye el elemento principal, empleada en la torre del homenaje, los torreones semicilíndricos y las estructuras esenciales. Sus sillares —bloques de piedra labrada con precisión— destacan por su resistencia, otorgando al conjunto solidez y un aspecto monumental. Complementando este sistema, la mampostería (piedra irregular unida con mortero) se reserva para áreas secundarias o de relleno, reforzada con sillares en esquinas y vanos mediante la técnica de mampostería encintada. Ambos métodos, típicos de la arquitectura militar medieval, garantizan muros de gran grosor y estabilidad estructural.
El acceso al castillo de Granadilla, construido sobre una antigua alcazaba árabe, se realiza desde la villa amurallada. En el lado sur se ubica la puerta principal, protegida originalmente por un puente levadizo que salvaba un foso hoy desaparecido, y flanqueada por dos torres defensivas. Este ingreso está fortificado con un sistema de doble puerta: la primera, de arco ojival, da paso a un corredor al aire libre entre la torre del homenaje y el cuerpo del castillo; la segunda, también ojival, incorpora una reja de hierro y hojas de madera reforzadas con clavos, cerrando el acceso al interior. Entre ambas puertas se creaba un espacio intermedio que exponía a los atacantes, una estrategia defensiva típica de la arquitectura militar.
Tras atravesar estas estructuras, se llega al patio central, delimitado por dos galerías en tres de sus lados. El cuarto lado presenta un muro liso adornado con un ventanal gótico y el blasón del fundador, integrando funcionalidad y simbolismo en el diseño.
Desde el patio, una escalera desciende a las mazmorras y a dos salas subterráneas abovedadas conocidas como Salas de Justicia.
El núcleo del castillo lo ocupa la torre del homenaje, de planta poligonal y flanqueada por cuatro torres semicilíndricas adosadas, una disposición única en España. Estas torres, junto a la torre caballera en la parte superior —que ofrecía vistas panorámicas para la vigilancia—, subrayan su carácter innovador. Los muros, construidos con mampostería y reforzados con sillería en esquinas y puntos críticos, fueron diseñados para resistir ataques de artillería ligera, reflejando adaptaciones propias del periodo tardomedieval.
La torre del homenaje, construida a mediados del siglo XV por el primer Duque de Alba, es el elemento más destacable de la fortaleza. Ubicada en el extremo noreste del conjunto, en el punto más alto del montículo, garantizaba control visual del valle. Está situada en el punto más alto del conjunto, dominando visualmente el valle del Ambroz y el embalse de Gabriel y Galán.
Tiene planta poligonal y tres alturas, con gruesos muros que le dan una gran solidez, a la que se adosan cuatro torreones semicilíndricos. Esta disposición crea una planta "polilobulada" con cuatro lóbulos formados por los torreones y cuatro salientes en las esquinas de la base cuadrangular. Tiene Planta cuadrada De unos 10 metros de lado, con muros de 2 metros de grosor. La Altura original era de unos 17 metros. Era el último refugio en caso de asedio y símbolo de poder feudal.
El acceso a la torre no se hacía desde la planta baja, sino desde una puerta elevada a la que se accedía por una escalera exterior móvil, un sistema defensivo que dificultaba la entrada en caso de asedio.
El interior de la torre contaba con varias salas superpuestas en tres niveles comunicadas por escaleras de caracol, típicas de la arquitectura militar de la época.
En la planta baja estaba la bodega para el Almacenamiento de víveres y prisión. La planta noble tenía una Sala con chimenea y ventanas geminadas y se dedicaba al uso residencial del señor feudal. La Techumbre abovedada De cañón apuntado es típica del gótico tardío.
La terraza superior tenía almenas y matacanes, que son estructuras voladizas para arrojar proyectiles. Esta terraza es un punto estratégico de vigilancia, ya que se controlaban visualmente las rutas comerciales de la Vía de la Plata y el río Ambroz.
La torre fue una de las primeras partes del castillo en ser restauradas a partir de 1980 debido a su estado de deterioro. Se recuperaron elementos originales como bóvedas y matacanes, añadiendo un techado metálico en la terraza —inspirado en castillos japoneses— que contrasta sin opacar su esencia histórica. Actualmente es visitable desde la villa amurallada, permitiendo explorar sus espacios vacíos pero evocadores.
El perímetro superior del castillo está recorrido por almenas o merlones y troneras, que sirven para proteger a los defensores durante los asedios. Esas almenas tienen merlones apuntados rematados por pequeñas bolas y troneras en el antepecho. Permitían el disparo de proyectiles desde el interior con una cobertura segura. Las saeteras, estrechas aberturas verticales para arqueros, y las aspilleras, están distribuidas a diferentes alturas para optimizar la defensa.
Hay restos de matacanes en la torre del homenaje y en algunas partes del recinto amurallado. Eran estructuras voladizas con aberturas en el suelo para lanzar proyectiles o líquidos hirviendo sobre los atacantes.
Aunque no es visible en la actualidad, existen indicios de que en su origen el castillo estaba rodeado por un foso seco en algunas secciones del perímetro, lo que aumentaba su capacidad defensiva. Tiene unos doce metros de ancho por ocho o diez de fondo. El foso se salvaba mediante un puente fijo, que no fue levadizo en su último tramo.
El castillo cuenta con una barbacana en la parte interior, algo inusual, ya que generalmente la barbacana se ubica en el exterior para aumentar la defensa.
Estos elementos defensivos, combinados con la ubicación estratégica del castillo, lo convertían en una fortaleza formidable en su época.
La familia Alba poseyó la villa y el castillo hasta 1830, aunque el castillo permaneció en su poder hasta 1893. La Casa de Alba dejó una marca indeleble en la arquitectura y la historia de Granadilla, siendo su castillo una de las principales expresiones de su influencia. El escudo de la Casa de Alba se encuentra en el castillo.
Abandono y Expropiación (Siglo XX): En 1946 se decidió la creación del Pantano de Gabriel y Galán. La población en 1959 era de 1.124 habitantes, reduciéndose a la mitad en 1960, con la expropiación de las tierras en 1960 y al abandono de Granadilla en 1964, ya que fue declarada zona inundable. Sin embargo, el agua nunca llegó a cubrir el pueblo. El pueblo quedó en desuso y sufrió un rápido deterioro.
Rehabilitación y Recuperación (Finales del Siglo XX): En 1980, Granadilla fue declarada Conjunto Histórico-Artístico, lo que impulsó la rehabilitación del castillo y la muralla. En 1984, fue incluida en el Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados. Desde entonces, se han llevado a cabo trabajos de restauración y se han realizado actividades educativas en la villa.
La torre del homenaje y gran parte de las murallas están restauradas, aunque se observan huellas de saqueos y deterioro en zonas no intervenidas. Es posible recorrer el adarve, la torre y el patio de armas, además de disfrutar de vistas panorámicas desde la terraza superior.
Hoy en día, Granadilla es un formidable pueblo museo, con un castillo y muralla restaurados, que habla de forma elocuente de nuestra Historia.
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