La musealización no solo consiste en convertir espacios patrimoniales en conjuntos llenos de vida histórica, sino también en la realización de réplicas sustitutivas de piezas originales cuando estas no están disponibles.

El Museo del Ejército de Toledo expone desde el 26 de noviembre hasta el 25 de mayo la muestra Blancos, Pardos y Morenos, en la que tres creaciones de La Casa del Recreador están expuestas. Han sido producidas en tiempo récord y elaboradas siguiendo las instrucciones recibidas del contratista principal de la exposición.

Un escudo huasteco, del siglo XVI, llamado en la lengua nahúatl, chimalli. Este tipo de diseño de escudo junto a otros similares con líneas negras, hacen alusión a los huastecos (cuextecatl) que combatieron a los mexicas. Las franjas eran las que los huastecos pintaban en su cuerpo para ir a pelear y el cono, es la representación del gorro propio de los huastecos, un símbolo fálico de fertilidad. En algunos códices como la Matrícula de Tributos lo vemos en diferentes colores, aparte de otros diseños huastecos. Este escudo sería una de sus formas menos decoradas, perteneciente a tropas de bajo rango.

Su estructura se podía componer de cañas, como el carrizo, o tablillas de diversas medidas. La cara exterior del escudo, en lugar de estar emplumado, decorado con pieles o metales preciosos, únicamente se encuentra forrado de tela de algodón con un canteado de cuero. En la cara interior se encuentran dos asas de cuero que permitían usarlo empuñado o embrazado. Se trataba de un escudo extremadamente ligero y funcional para la batalla, pudiendo proyectiles como dardos y flechas o golpes de armas de cuerpo a cuerpo.

Una adarga, un tipo de escudo de origen andalusí (addárqa)que, por su versatilidad fue adoptado por los ejércitos cristianos en el siglo XV. Los soldados que pasaron a las Indias en tareas de exploración y población en el siglo XVI, utilizaron profusamente la adarga, tanto a pie como a caballo. Se trataba de un escudo con forma acorazonada hecho enteramente de cuero y con medidas variables, desde los 70 cm de alto hasta más de un metro. Las adargas podían ser planas o reforzadas en su abombamiento central y también se decoraban con motivos variados, con frecuencia escudos de armas de los nobles que las utilizaban en justas o juegos.

Un chacó de infantería española replicado también bajo las especificaciones recibidas, siguiendo las ordenanzas de 1820 para el chacó militar establecido para tropa, oficiales y jefes de infantería de línea y ligera, milicias provinciales, zapadores y artillería de a pie. La placa ha sido reproducida desde un original propiedad del museo naval, con los dos orbes coronados, sobre olas del mar. El chacó es una pieza excepcional ya que incorpora badanas y contrafuertes en latón, cabezas de león en latón macizo, carrilleras de anillas sobre cuero, además de un pompón lenticular sobre la típica escarapela española. Según instrucciones, se ha equipado con insignias de compañía de granaderos tanto en el color del cordón como en la divisa del pompón. Una auténtica joya de la historia militar española, protagonista de las guerras de emancipación americanas.

Esta ha sido la pieza que más horas de creación ha supuesto, ya que diversos diseños previos han sido necesarios hasta poder producir las piezas finales. De entre ellas, la placa requerida por el museo ha debido ser tallada con técnicas de orfebrería.

No le fueron a la zaga los soportes para los cordones del chacó, que exigían otro diseño personalizado y modelado desde cero, hasta lograr la forma que pudiera fundirse y finalizarse a mano.

Finalmente, se obtuvieron las piezas definitivas de la placa, los colgadores y los barboquejos de anillas que se montarían sobre el chacó.

Como veis, las badanas y contrafuertes de latón lo hacían muy vistoso, pero también os podemos decir que era bastante más pesado de llevar. El pompón lenticular fue también hecho a mano, así como el montaje de todos los cordones y piezas.

Orgullosos tanto de nuestro cumplimiento de plazos como del resultado final, fue entregado con tiempo suficiente para el montaje de la exposición.

Podrán admirarse estas hermosas réplicas junto a otras piezas originales en el Museo del Ejército de Toledo, desde el 26 de noviembre hasta el 25 de mayo de 2025.

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