Zenobia (s.III d.C.) fue la última de las reinas del pueblo nabateo, que dominó un reino de origen árabe que tuvo una fugaz pero gloriosa existencia. Durante su reinado,  se enfrentó a las grandes potencias que ambicionaban con expandirse a costa de sus territorios, Roma y Persia y llegando a conquistar amplias zonas del mundo mediterráneo oriental.

ORIGENES Y JUVENTUD DE ZENOBIA

Hacia el año 240 d.C. nació posiblemente en Palmira la protagonista de nuestro artículo de hoy siendo su nombre Zainib /Zenobia Bat-Zabbai.  Según la Historia Augusta, Zenobia recibió una exquisita educación que la convirtió en una mujer culta y políglota hablando arameo, latín y griego. También, esta misma fuente nos dice que la reina nabatea era una apasionada de la caza, siendo una experta arquera.

Por aquel tiempo, el reino de Palmira[1] formaba parte de la provincia romana conocida como la Arabia Pétrea y, además, era una zona de paso de las rutas caravaneras que unían Oriente con Occidente y un punto estratégico entre las dos potencias dominantes de Oriente Medio, Persia y Roma.   

Palmira, además, mantenía una cierta autonomía y gozaba de una excelente relación comercial con Roma. 

Bajo el reinado de Vespasiano, en el año 258 d.C., fue nombrado como uno de los cónsules  de la zona Septimio Odonato, un importante líder aristocrático local y padre de Septimio Herodes (Hairán), nacido de un matrimonio previo.

Posible retrato  de Odonato. Museo de Palmira (Fuente: Wikipedia)

Ese mismo año, Zenobia se casó con Odonato con quien tuvo un nuevo hijo, Lucius Iulius Aurelius Septimius Vaballatus Atenodoros conocido como Vabalato[2].

Odonato participó como aliado de Roma contra los persas a los que venció en varias campañas militares y consiguió recuperar para el Imperio Romano amplias zonas orientales.  Por sus servicios, el Imperio Romano le reconoció como rey de reyes[3] y corrector totius Orientis, lo que le convirtió en un regente  semiindependiente de Roma. Odonato gobernó con estos títulos hasta que fue asesinado junto con su hijo Septimio Herodes en el 267 d.C. por su sobrino Meonio.  Sin embargo, según nos cuenta la Historia Augusta, el regicida no llegó a gobernar ya que fue capturado y condenado a muerte por Zenobia.

Zenobia y Odonato. A su lado un infante nabateo armado con equipamiento mezcla de elementos sasánidas y romanos.  Ilustración de Angus McBride (Fuente: Pinterest)

La violenta muerte de Odonato dejó viuda a Zenobia, quien tuvo que asumir el poder como regente en nombre de Vabalato hasta que alcanzase la mayoría de edad para gobernar.  A partir de este periodo, Zenobia y Vabalato aparecen en las fuentes con títulos que expresan poderes imperiales y reales: Madre e hijo serán proclamados ‘augustos’, siendo Zenobia, además, basilissa y Vabalato,  rex e imperator.

Como basilissa (reina) se inspiró en la reina Cleopatra de Egipto, de quien incluso copió su estética y mandó traer desde el país del Nilo piezas de su ajuar para usarlas ella misma.

 

Dos estelas  nabateas con la representación de algunas de las deidades más populares de esta cultura, Arsu, el dios lunar Aglibol, el dios supremo Baalshamin y el dios solar Malakbel con equipamientos militares que nos dan una idea de los usados por los soldados de Zenobia.  A izquierda, representación de  Arsu hallada en Dura Europos, sobre un dromedario llevando una lanza o azagaya que asegura en una funda y un pequeño escudo redondo de cuero. Lleva una banda anudada al cuello que podría también ejercer como turbante. Como protección lleva una posible cota de mallas o de lamelares.  A la derecha, la tríada de las deidades palmiranas en una estela del siglo I-II d.C. con protecciones lamelares y espadas de influencia romana aunque fuertemente orientalizantes.  Fuente de ambas fotos: Wikipedia.

PALMIRA, EL ESPLENDOR FINAL DE UN REINO

A partir de este momento, Zenobia ya asentada en el trono, aprovecha a su favor la crisis política que atravesaba el Imperio Romano tras la muerte de Galieno (268 d.C)  y la guerra de  su sucesor Claudio el Gótico contra los godos, para crear un tercer imperio que hiciese de estado-colchón entre Persia y Roma. 

Para consolidar sus dominios y su gobierno, Zenobia hizo de Palmira su capital y procedió a embellecerla dotándola de nuevas construcciones monumentales, dotándola y de imponentes murallas. Palmira se convirtió así en una próspera comunidad de 150.000 habitantes y en una de las etapas más importantes de las rutas comerciales entre Oriente y Occidente.

Palmira se convirtió así en una próspera comunidad de 150.000 habitantes y en una de las etapas de paso más importantes de las rutas comerciales entre Oriente y Occidente y de las que provenían desde el sur por el Mar Rojo.

Moneda de tipo antoniniano con la efigie de Vabalato, hijo de Zenobia, coronado como emperador Acuñada en 272 cuando Vabalato tenía solo 6 años. Fuente: Wikipedia

Asimismo, dio legitimidad a su poder acuñando  nuevas monedas.  En una primera fase, una emisión con las efigies de Aureliano y la de Vabalato, en un intento de legitimar su gobierno y sus lazos de alianza con Roma en Oriente Medio, pero posteriormente, ya como corregente junto con Vabalato, hizo otra versión sólo con su efigie y la de su hijo.

Como mecenas, Zenobia acogió a filósofos como Craso Dionisio Longinos a quien hizo su consejero real y protegió al obispo heterodoxo Pablo de Samósata[4].

UNA REINA VICTORIOSA

En los años siguientes, Zenobia procedió a ampliar sus dominios a expensas de las crisis políticas y sociales que asolaban al Imperio Romano en su parte occidental.

Mapa con el imperio de Zenobia en su máxima expansión. Fuente: Wikipedia

En el 269, las tropas de Palmira (posiblemente unos 50.000 hombres) con el general Zabdas a la cabeza y la ayuda de un aristócrata local, Temágenes, lograron apoderarse del antiguo reino de los faraones. Tras derrotar en batalla y matar al prefecto romano Probo Tenagino,  Zenobia fue proclamada reina de Egipto.

Arquero a caballo. Mosaico de los Tigres. Palmira. Siglo III d.C.,. Parece ser que se trata de un mosaico coetáneo de Odonato y Zenobia representando la victoria sobre los persas.  Nos interesa su reproducción aquí para hacernos una idea del equipamiento usado por los arqueros de Zebobia en sus campañas.  El caballo lleva en su montura dos aljabas donde irán las flechas y en otros casos, azagayas.  El arco es un arco compuesto de influencia parta y escita.  La figura viste una mezcla de ropajes sasánidas y armadura defensiva (lóriga y yelmo) de influencia grecorromana. Fuente [5]

Tras dejar en Egipto una guarnición de 5000 hombres, Zenobia, con un gran número de tropas entre las que había jinetes a camello nabateos y arqueros y catafractos árabes y partos, se dirigió luego hacia el norte llegando a lo que es la actual Anatolia turca y para luego, después, descender a lo que hoy es Líbano, Palestina y Siria.  Se dice que ella dirigía su ejército a caballo y que era capaz de hacer decenas de kilómetros al día sin cansarse. 

LA CONTRAOFENSIVA ROMANA DE AURELIANO

Tras estas victoriosas campañas y justo cuando Zenobia estaba en su mejor momento la suerte se le puso en su contra.

Lo que había sido al principio la creación de un estado-colchón era ya un tercer imperio que suponía una seria amenaza a los intereses romanos en Oriente Medio.  Hechos como la conquista de Egipto y el asesinato de Probo demostraron a las claras los propósitos de Zenobia, quien, además, quería legar a su hijo Vabalato sus nuevos dominios y fundar así una nueva dinastía hereditaria real.

Tras pacificar y resolver la crisis política en Occidente en 271, el emperador Aureliano pudo por fin centrarse ahora en combatir a Zenobia y recuperar los territorios perdidos por Roma en Oriente. Para ello, reunió a un gran ejército de 30.000 hombres y partió con ellos desde los Balcanes.

Moneda con la efigie de Aureliano a izquierda y a derecha una representación de la 'concordia de los soldados' con la que se conmemoraba la estabilidad dentro del ejército romano. Fuente: Wikipedia

Posteriormente, el emperador descendió después a través de Anatolia con sus tropas hacia Siria donde derrotó primeramente a las tropas palmiranas de Zabdas, general de Zenobia, en Alejandreta[6] y después cerca de Antioquía.

Los vencidos se retiraron a esta ciudad y desde allí, partieron al día siguiente refugiándose tras las murallas de Émesa (actual Homs) donde se reorganizaron y prepararon su defensa. 

LA BATALLA DE  ÉMESA (272)

Desde su refugio en Émesa, los palmiranos presentaron batalla al ejército romano en las cercanías de la ciudad.

Los romanos atacaron en primer lugar usando su caballería con la que buscaban aislar y desgastar con una falsa retirada a la caballería pesada (catafractos) de Zenobia.  Pero los catafractos palmiranos, que superaban en número a la caballería romana, acabaron por vencer.

Sin embargo, los palmiranos y sus aliados poco disfrutarían esta victoria inicial a causa de un error táctico de su caballería catafracta.

Mapa de la ruta que siguió Aureliano a Oriente y las campañas que siguieron en el 272 con enfrentamientos en Alenjandreta, Antioquía del Orontes y finalmente, Émesa y Palmira. (Fuente: Wikipedia)

Cuando los catafractos comenzaron a perseguir a los fugitivos romanos, entraron en acción las tropas auxiliares y legionarias de reserva atacando con garrotes al ejército palmirano. Esto provocó una gran confusión entre los palmiranos y sus aliados obligando a los catafractos y demás caballería a retirarse.  En su huida, la caballería palmirana mató por accidente a sus propios soldados de a pie que venían detrás. 

Finalmente, los restos supervivientes del ejército palmirano acabaron refugiándose tras los muros de Émesa. 

Sin embargo, vista la hostilidad de los locales de Émesa hacia los palmiranos y sus simpatías hacia Roma, el mando mayor del ejército de Zenobia decidió abandonar la ciudad retirarse hasta Palmira[7] donde organizó a duras penas la defensa de la ciudad nabatea.  

Aureliano finalmente ocupó con sus tropas Émesa aceptando su rendición y tratando a la ciudad con gran benignidad.

Zenobia representada en una moneda. Grabado decimonónico. Fuente: Getty Images

EL ASEDIO DE PALMIRA (272)

Desde ahí marchó hacia el este camino de Palmira. Allí, montó su campamento ante sus murallas y ordenó asediar la ciudad rebelde nabatea.

Para evitar un baño de sangre, el emperador Aureliano intentó en vano pactar la rendición con Zenobia a cambio de un puesto en el Senado romano, honores y respetar la ciudad a cambio del tesoro real nabateo.

Sin embargo, Zenobia, aconsejada por el filósofo Craso Dionisio Longinos le respondió que como la reina Cleopatra de Egipto, prefería morir como monarca antes que como cautiva y que aún tenía el apoyo de armenios, persas y árabes.

Ante la negativa de Zenobia a someterse y rendir Palmira, Aureliano ordenó entonces atacar la ciudad y someterla por hambre. 

Palmira presentó una gran resistencia repeliendo todos los ataques romanos.  

Las ruinas de Palmira en la actualidad. Es Patrimonio de la Humanidad desde 1980. Fuente: Pinterest

También sus aliados armenios, árabes y persas trataron de ayudarla con refuerzos, pero estos fueron interceptados por los romanos y derrotados.

Aislada y sin posibilidades de ayuda y viendo que la situación se complicaba para ella, Zenobia decidió a lomos de una dromedaria cruzar con su hijo y unos leales a ella el Éufrates para buscar apoyo y refugio entre los persas.

Sin embargo, no pudo cumplir su propósito y finalmente fue capturada por una avanzada de caballería romana quien la presentaron encadenada ante Aureliano.

EL FINAL DE ZENOBIA Y DE SU REINO

Ya prisionera, fue llevada con su hijo Vabalato también capturado hasta Edesa para ser juzgada.

Allí, algunos partidarios de Aureliano querían condenarla a muerte, pero Aureliano se negó afirmando que era una mujer y para satisfacerlos procedió a ejecutar a los consejeros de la reina, siendo recordada, en especial, por su entereza, la muerte de su consejero principal, el filósofo Casio Dionisio Longino. 

También, Aureliano inició una campaña contra armenios, árabes y sasánidas para castigar a estos por su apoyo a los rebeldes nabateos.

Mientras tanto, el vacío de poder dejado por la captura de la reina fue enseguida aprovechado a posteriori por algunos usurpadores -llamados minusculi tyranni en la Historia Augusta- para alzarse con el poder en el 273.

Uno de ellos fue Septimio Antíoco[8] el cual sublevó de nuevo a la ciudad de Palmira y se alzó con el poder.  También, en Alejandría, se alzó contra Roma Marco Firmo el Cíclope[9], antiguo aliado de Zenobia.

El emperador Aureliano derrotó a ambos tras una corta pero dura campaña de represión de la que salió victorioso y devolvió a la autoritas romana a ambas regiones. Como castigo a su rebelión, Palmira fue saqueada sin cuartel.

Tras estas campañas, Aureliano regresó a Roma en el 274 como vencedor. Allí, se celebró un desfile triunfal en el que fueron paseados[10] como prisioneros el derrotado emperador galorromano Tétrico[11],  Zenobia y quizás, su hijo Vabalato.

Zenobia es paseada como prisionera por las vías de Roma. Según las crónicas romanas, lo hizo atada con cadenas de oro delante del carro triunfal de Aureliano, tirado por ciervos. Ilustración de Angus McBride. Fuente: Arre Caballo[12]

Sobre los últimos días de Zenobia, mucho se ha escrito y, según qué autores, se barajan dos posibles versiones: La primera, que su hijo murió en el trayecto y que Zenobia habría muerto ejecutada[13] poco después tras el desfile triunfal de Aureliano en Roma, y otra versión, más positiva y la más aceptada, que afirma que, tras el desfile triunfal, el emperador se apiadó de ella dejándole vivir y le concedió una lujosa villa en Tívoli donde la reina nabatea acabó sus días como filósofa. Alguna crónica afirma también que se casó con un senador y que sus descendientes vivieron generaciones después en Roma.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

SIMIOT, Benard (1997). Yo, Zenobia, reina de Palmira. Círculo de Lectores: Madrid.

STONEMAN, Richard (1992). Palmyra and it's empire: Zenobia's revolt against Rome. Ann Arbor: University of Michigan Press

VV.AA. Historia Augusta (1989). Versión de Vicente Picón y Antonio Cascón. Akal: Madrid.

WATSON, Alaric (2004). Aurelian and the third century. Londres: Routledge

[1] Tadmūr, en árabe

[2]Su nombre es la forma latinizada del original en árabe Wahb Allat, que significa “regalo de (la diosa) Allat·. Como esta diosa árabe Alat (Allat) llegó a identificarse con Atenea, Vabalato usó también el nombre de Atenodoro (Atenodorus) como forma griega de su nombre.

[3] Un título de origen persa de gran prestigio asumido por otros reyes orientales como la Dinastía Kushán que reinaba en Gandhara pero que en este caso era una especie de título que competía con el que ostentaba Sapor en Persia.

[4] Pablo de Samóstata fue un obispo que defendía una visión judaizante del cristianismo distinta de la más ecuménica y oficial promovida desde Roma.  Fue el mentor de Arrio, fundador del arrianismo que serie popular entre algunos pueblos bárbaros como los visigodos.

[5] Enlace: Mosaic Of The Tigers | Palmyra Archaeological Museum (virtual-museum-syria.org)

[6] Llamada en latín Alexandria ad Issum, fue fundada por Alejandro Magno en el 333 a.C.  En sus cercanías, a 40 kms al sur de esta ciudad, tuvo lugar la batalla del río Issos donde Alejandro derrotó a los persas de Darío III.  Hoy, se corresponde con la ciudad de Iskanderun, en la provincia turca de Hatay.

[7] Palmira estaba distante de Émesa unos 73 kms.  

[8] Llamado también Aquileo en la Historia Augusta.  Decía ser descendiente de la última reina de Egipto y los reyes de Siria y también un posible hijo de Zenobia. Posiblemente se tratase de un pariente de Zenobia. Tras su derrota en el 273 no se sabe qué ocurrió con él aunque parece que conservó la vida perdonado por Aureliano.

[9] De origen romano, Marco Firmo era un rico mercader natural de Seleucia.  Flavio Vopisco en su Historia Augusta menciona que alzó en armas la ciudad de Alejandría siendo enseguida derrotado y ejecutado por Aureliano.  Se le llamó ‘El Cíclope’ a causa de su gran corpulencia y estatura.

[10] Se dice que Zenobia desfiló como prisionera llevando una pesada diadema de oro y encadenada a una gran y pesada cadena de oro y diamantes.

[11] Tétrico fue el último emperador del llamado imperio Galo. Este territorio era una parte parte escindida del poder central del Imperio romano y comprendía zonas del norte de Hispania, la Galia y Britania.  Fue un imperio efímero desde el 270 hasta el año 274 en el que Aureliano derrotó a su último emperador usurpador y recobró la Galia y las provincias rebeldes a la autoridad de Roma.

[12] Enlace: Crisis del Siglo III (235 - 285) - Arre caballo!

[13] Era costumbre tras el desfile triunfal que los prisioneros fuera estrangulados en el templo de Júpiter Capitolino.  También otra versión sobre Zenobia, habla de que habría muerto suicidada o en un naufragio en el Estrecho de los Dardanelos.

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