En época de Felipe III, llegó a España una exótica embajada procedente del reino safaví de Persia.  Aunque musulmanes, tenía un propósito común con la monarquía española:  combatir al Imperio Otomano.  Esta es la historia de uno de los integrantes de aquella embajada: Uruch Beg,  que sería conocido como Juan de Persia.

ORÍGENES FAMILIARES DE URUCH BEG

Uruch Beg era hijo de Alí Beg del clan turcomano de los Bayat Qizilbash.  Desde joven mostró cualidades para el servicio militar en una Persia que estaba descompuesta políticamente por continua ataques de los enemigos externos (otomanos, tártaros, georgianos) y sumida en un vacío de poder a causa de las constantes rebeliones de algunos gobernadores provinciales. Un caos que trataba en vano controlar el entonces Shah Muhammad Khodabanda.

Fue en una de estas campañas, la de la conquista de Tabriz de 1585, donde tenemos las primeras noticias de un joven Uruch Beg de veinticinco años acompañando a su padre  Alí Beg y al hijo del Shah Khodabanda, Hamza Mirza con una unidad de caballería.  Durante el asedio a Tabriz murió en combate el padre, siendo homenajeado post mortem con su retrato en la Mezquita de dicha ciudad según cuenta Uruch en su  obra autobiográfica Relaciones de Don Juan de Persia, que mencionaremos después.  Tras esta muerte, Uruch Beg tomó el mando y el lugar de su padre.

Posteriormente, Uruch Beg siguió al lado de Hamza Mirza participando en numerosas campañas militares contra las continuas sublevaciones hasta que el príncipe safávida acabó asesinado.

En 1588 subió al trono, Abbás I, otro de los hijos del Shah Khodabanda, a cuyo servicio estuvo también el protagonista del artículo junto a otro noble, Alí Qulí Beg. Ambos destacaron en la campaña contra los tártaros de la que Abbás I salió victorioso.  

El Shah Abbas I recibiendo con un banquete y música al Vali Mohammad Khan del Turkestán en Isfahan, Irán

Tras estas contiendas, Uruch Beg dejó las armas pasando a servir como funcionario en Isfahán en la nueva corte del Shah Abbás I.

LA EMBAJADA A OCCIDENTE

Aprovechando la visita de los aventureros y espías británicos Robert y Albert Shirley  y sus partidarios ingleses en Isfahán,  Abbás I decidió enviar una embajada a Occidente con la misión de buscar posibles aliados contra el Imperio Otomano y abrir nuevas rutas comerciales. El plan inicial incluía la visita de los siguientes países:  Los Estados Pontificios, Venecia, el Sacro Imperio-Romano Germánico, Francia, Polonia, España, Inglaterra y Escocia. 

Husayn Alí Beg, diplomático y embajador ante varias cortes europeas. 1601

La corte persa aprovechó la vuelta de Anthony Shirley[1] y sus acompañantes ingleses a Occidente para organizar la misión diplomática a cuya cabeza estaba el noble Husayn Alí Beg[2]. Entre los miembros de la legación persa estaban además Uruch Beg que hacía de secretario de la embajada y el ya mencionado Alí Qulí Beg, sobrino del propio embajador Husayn.

Junto a ellos, el Shah envió además una caravana repleta de suntuosos regalos, quince sirvientes y un imán (Amír).  A ellos se les agregaron además dos frailes, el agustino Nicolás de Melo y el franciscano Alfonso Cordero.

La embajada salió en julio de 1599 hacia el norte de Irán, cruzando el Mar Caspio y llegando hasta Moscú, en donde fueron recibidos por el zar Boris Godunov.  

Desde tierras rusas, la embajada prosiguió rumbo a Alemania y desde allí prosiguieron a Praga donde fueron recibidos por el Emperador Rodolfo II y su corte.

Tras Chequia, el viaje continuó por tierra hasta la península italiana llegando a Roma, capital de los Estados Pontificios.  Es aquí donde tenemos las primeras disensiones dentro de la comitiva ya que tres de los integrantes, decidieron quedarse en la Ciudad Eterna y convertirse al cristianismo. También en Italia, la parte inglesa de la comitiva encabezada por Sherley decidió separarse de la de los persas, con lo que la embajada quedó muy reducida.

Desde Roma, la embajada prosiguió viaje por Francia y desde allí llegó a la frontera española donde fueron recibidos y agasajados en Barcelona por una comitiva enviada por el entonces Virrey de Cataluña, el Duque de Feria (julio de 1601).

Mientras tanto, Uruch Beg comenzó a sentirse fascinado por las costumbres occidentales de los países por los que pasaba y redactaba en persa sus apuntes de viaje.

Varias semanas después, los diplomáticos persas fueron recibidos en Zaragoza por el Virrey de Aragón, y desde allí, prosiguieron el viaje hasta Valladolid a donde llegaron en agosto de 1601, siendo recibidos por la corte de Felipe III y el mayordomo del rey, Luis Henríquez.  Luego, presentaron sus credenciales en una recepción ante Felipe III. 

En Valladolid permanecieron alojados en la Corte hasta el otoño de ese año.

Fue en estos meses cuando tuvo lugar una nueva división dentro de la embajada persa.  Varios miembros, entre ellos el mismísimo sobrino del embajador, el ya citado Alí Qulí Beg, decidieron convertirse al cristianismo.

LA CONVERSIÓN AL CRISTIANISMO DE URUCH BEG

Fue entonces cuando el embajador safávida decidió abandonar España y volver a Persia por vía marítima a través de Lisboa. 

La comitiva partió de Valladolid con el embajador al frente, Uruch Alí y lo que quedaba del séquito persa en octubre de 1601.  Pasaron y visitaron camino de Portugal varias ciudades españolas como Segovia, El Escorial, Madrid, Aranjuez, Toledo y Mérida.  Fue en Mérida donde ocurrió un extraño incidente en el que fue asesinado por un desalmado Amír, el alfaquí de la embajada.  Como había que notificar lo ocurrido, se designó a Uruch Beg para volviese a Valladolid a pedir justicia. 

Fue en este viaje de vuelta a Valladolid donde Uruch se encontró con su compañero Alí Qulí Beg que estaba acogido a los jesuitas y tomó la decisión que le cambiaría la vida:  convertirse él mismo al cristianismo.   Para ello contactó con Álvaro de Carvajal, capellán mayor de Felipe III quien acogió fervorosamente al nuevo  neófito.

Tiempo después, Alí Qulí Beg y Uruch Bey recibieron instrucción cristiana y  las aguas bautismasiendo los Reyes de España sus padrinos.  Alí Qulí Beg tomó el nombre de Felipe de Persia, en honor a Felipe III y Uruch Bey, el de Juan de Persia. 

Ya convertido, Uruch Beg  trató de volver a Lisboa para unirse al viaje de vuelta y traer después desde Persia a España a su mujer e hijos pero  su conversión no fue del agrado del embajador persa quien tramó un complot para asesinar  a nuestro protagonista a través de un esclavo turco cautivo. 

Avisado de esta tentativa de asesinato, Uruch no sólo sobrevivió, sino que convenció a otro miembro de la comitiva, Boniat Beg[3], para que se viniese con él a España y se convirtiera al catolicismo.

Gracias a la ayuda de Cristóbal de Moura, Virrey de Portugal, Uruch y Boniat volvieron a España y Boniat Beg fue bautizado solemnemente en El Escorial como Diego de Persia.

NUEVA VIDA EN ESPAÑA

A partir de aquí, vemos a Uruch Beg (Juan de Persia), Boniat Beg (Diego de Persia) y Alí Quli Beg  (Felipe de Persia) comenzando una nueva vida con sus nuevas identidades en la Corte de Felipe III con una pensión real anual de 1200 escudos, según cuenta el propio Uruch Beg en sus Relaciones.

Valladolid, a finales del siglo XVI, según el 'Civitates Orbis Terrarum' (Fuente: Pinterest)

En 1603, Uruch Beg (Juan de Persia) y Alí Qulí Beg (Felipe de Persia) solicitaron la dispensa papal de Clemente VIII para poder casarse.  A pesar de que les fue rechazada inicialmente, esta les llegó gracias a las gestiones del Duque de Escalona ante el Vaticano.

Sin embargo, cuando parecía que todo se asentaba por fin, ocurrió años después un hecho desgraciado que estuvo a punto de tener consecuencias fatales para Uruch Beg y Alí Qulí Beg. 

En mayo de 1605, llegó un diplomático persa llamado Cochacén ante la corte de Felipe III en Valladolid trayendo unas misivas desde Roma.  Justo antes volver a la capital italiana encontraron en sus aposentos el cadáver de Cochacén cosido a puñaladas y algunos testigos vieron salir de la habitación del asesinado a Uruch Beg y Alí Qulí Beg.  Por ello, ambos fueron acusados de asesinato y se presentaron voluntariamente en la cárcel pasando un año y medio hasta que se demostró su inocencia[4]. El caso fue llevado ante el Duque de Lerma, valido de Felipe III y el Consejo de Estado, y ambos prisioneros persas fueron liberados.

Ya libres, al año siguiente, el 25 de enero de 1606, Alí Quli Beg (ahora Felipe de Persia) obtuvo la dispensa papal y se casó con Luisa de Quirós en Valladolid y tiempo después,  Uruch hizo lo propio con María Villate, con quien tuvo una hija a la que llamaron Juana Bernarda.

Posteriormente, en marzo de ese año, Uruch y su familia, así como sus compañeros Boniat Beg y Alí Qulí Beg, se trasladaban con la Corte a Madrid, que desde entonces se convirtió en la nueva capital del Reino de España.

LOS ULTIMOS AÑOS DE LA VIDA DE URUCH BEG

Gracias a las investigaciones de Luis Gil podemos reconstruir en parte algunos hechos de la vida de Uruch Beg (Juan de Persia) en Madrid:  Aunque recibía una asignación real, sin embargo, alternó momentos de bonanza económica donde tuvo que pedir préstamos a cuenta de alimentos y manutención (por ejemplo, 200 reales para comprarse un vestido de paño azul y calzado) ya que por un lado, tardaba en llegar los pagos de la Hacienda Real y por otro, porque tenía que mantener a su costa a un clérigo para que le instruyese en la fe católica y certificase su condición de buen cristiano.

Pese a estas vicisitudes económicas, llegó a tener a su servicio un fiel criado llamado Alfonso Seoane a quien ayudó y asistió cuanto pudo.

El patio del Alcázar Real de Madrid hacia 1597-1598 con la presencia de los Buratines,  artistas circenses. Podemos hacernos una idea de cómo era la sede de la Corte a finales del siglo XVI antes de las reformas de 1636.  Fuente[5]: Biblioteca Cervantes Virtual.

En 1611, llegó ante la Corte de Madrid una nueva embajada de Persia encabezada por Dangis Beg, el cual tras despachar sus asuntos con Felipe III volvió a Roma para encontrarse con el Papa. Quiso llevar a Uruch Beg como traductor, pero la enfermedad del diplomático impidió que nuestro protagonista saliese de España.

Tiempo más tarde, viendo que los problemas económicos le afectaban, Uruch pidió al Consejo Real que le dispensase de seguir pagando al clérigo que se le asignó ya que estaba plenamente integrado en España, con una esposa y una hija de 8 años.  El Consejo accedió a su petición.  Además, posiblemente ya viudo de su mujer María Villate, pidió que la asignación de 100 ducados pasase a su hija así como una ayuda económica para una hija huérfana de su amigo Alí Quli Beg (Felipe de Persia), quien por entonces había fallecido.

También nos consta gracias a las nuevas investigaciones de Luis Gil que los tres amigos persas se ayudaron mutuamente en lo económico.

Por último, también nuestro protagonista pudo tener amistad y ser compañero de prácticas de lengua persa del traductor real de lenguas orientales Francisco de Gurmendi.  Uruch Beg (Juan de Persia) dedica un soneto a Gurmendi como preámbulo a su traducción al español del tratado árabe Doctrina phísica y moral de príncipes. 

Del resto de su vida apenas sabemos ya nada, creyendo Luis Gil que debió morir en Madrid en algún momento entre 1616 y 1621 tras llevar nuestro protagonista los últimos años de existencia una vida discreta y tranquila acorde a la etiqueta de los hidalgos de su época y dejar a su hija como seglar al cuidado de las monjas del convento de Pinto.

LAS ‘RELACIONES’: UNA MIRADA ORIENTAL EN UNA OBRA OCCIDENTAL

La fascinante vida de Uruch Beg (Juan de Persia) y sus vicisitudes para llegar a España no habría llegado hasta nosotros si no fuera por su diario de viaje, las Relaciones de Don Juan de Persia, donde nuestro personaje narró su periplo de varios años desde Isfahán hasta Valladolid.  Posiblemente, la obra fue escrita originariamente en persa y traducida al español, siendo redactada por Fray Alonso Remón.  Fue publicada en 1604, en Valladolid, por el impresor Juan de Bustillo.

A lo largo de los tres libros de que consta la obra, el autor nos narra la historia de Persia, de las dinastías de los diferentes Shahs persas (en especial de la safávida), de los pueblos que conformaban el reino safávida para luego contarnos las vicisitudes vividas por la embajada en diferentes países europeos, sus contactos con distintos personajes, hasta su llegada a España.

Portada de Las Relaciones de Juan de Persia (1604), publicadas en Valladolid.

Las Relaciones, son, además un documento único para conocer de primera mano cómo era el Irán del siglo XVI y XVII y sobre todo, una mirada única a través de los ojos de un oriental de un mundo occidental que observa con fascinación y rareza.  Una obra única que es todo un nexo literario e historiográfico que integra la historia de Persia con la de España y que bien merecería ser el guion de una película de aventuras.

BIBLIOGRAFÍA

BLOW, David (2009). Shah Abbas: The Ruthless King Who Became an Iranian Legend. I.B.Tauris.

CUTILLAS FERRER, José (2002).  “Las Relaciones de Don Juan de Persia: una imagen exótica de Persia narrada por un musulmán shií convertido al cristianismo a principios del siglo XVII”, en Sharq al-Andalus, 16-17, págs. 211-225 

GIL FERNANDEZ, Juan (2003). “Tras las huellas de Don Juan de Persia y otros persas”, en  Silva: Estudios de humanismo y tradición clásica,  Nº 2, págs. 111-130

GIL, Luis (2019). “Apuntamientos para una biografía de Juan de Persia” en Boletín de la Real Academia de la Historia. T. 99, C. 320 (Julio-Diciembre 2019), págs. 617-632

PERSIA, JUAL DE (1604). Relaciones de Don Juan de Persia (Edición de Fernando Fernández Lanza. Archivo de la Frontera | Juan de Persia: Relaciones de Don Juan de Persia, 1604. Edición de Fernando Fernández Lanza sobre la de Narciso Alonso Cortés, actualizada y versiculada para el Archivo de la frontera.   [Consultado el 17/04/2023]

[1] Albert se quedaría en Persia en calidad de rehén de Abbás I mientras durase la misión diplomática a Europa.

[2] Llamado Uzén y no Huseyn en la Relación de Juan de Persia.

[3] En persa, Bunyad Beg.

[4] Según las nuevas pesquisas de Luis Gil, Alí Qulí Beg (Felipe) había tenido una discusión previa con Cochacén y eso le convertía en sospechoso de asesinato. Sin embargo, parece que fue un acompañante o sirviente quien cometió el asesinato y que el día del asesinato huyó con un cofrecillo de oro que al parecer tenía una carta del Shah Abbas para el Papa.  El acompañante de Cochacen puso a buen recaudo el cofrecillo con la carta del Shah y viajó a Roma con seis diplomáticos para entregar al papa esta misiva.  El Papa perdonó a este emisario persa y lo bautizó como Francisco de Persia. Mientras tanto, Uruch y Alí Qulí Beg estaban prisioneros en España.  Al regreso del emisario desde Roma, este intentó volver a Persia por vía de Lisboa siendo allí apresado y condenado a muerte donde se le conmuta la pena a cambio de servir en Flandes 10 años.  Esta misma pena les fue impuesta a los dos persas presos en España.  Finalmente, lograron que se revocara gracias al testimonio de Francisco de Persia quien se autoinculpó del crimen y eximió a los dos prisioneros persas en España.  Francisco alegó que los asesinó porque el tal Cochacén se burló de la fe cristiana y él la defendió. Cfr. GIL, Luis (2019). “Apuntamientos para una biografía de Juan de Persia” en Boletín de la Real Academia de la Historia. T. 99, C. 320 (Julio-Diciembre 2019), págs. 617-632

[5] Plaza Mayor de Madrid en el siglo XVII , escenario de fiestas, autos de fe y representaciones de... - Lope de Vega (cervantesvirtual.com)

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