Molinete para ballesta siglo XIV

La ballesta, como arma, es bien conocida ya desde la Grecia clásica y Roma, sin embargo su uso quedó en un apartado marginal. En el siglo X en la península se puede detectar una resurgimiento, que se mantendrá durante el siglo XI. Sin embargo su elevado coste mantendrá en dichas épocas el uso de la ballesta como un arma rara.

Si bien el arco no tuvo mucha presencia en los campos de batalla de la Reconquista, la ballesta sí que se convirtió en un arma terrible y bien utilizada por ambos bandos. En el siglo XIV surgen las ballestas pesadas o arbalestas, como respuesta a las armaduras blancas, las cuales eran capaces de perforar. Esto las hizo muy odiadas por la aristocracia, ya que un simple ballestero podía acabar con la vida de un noble, costosamente armado y entrenado para la guerra. Pero los tiempos cambiaron de forma fulminante, y las arbalestas se impusieron en el campo de batalla, como preludio de la posterior irrupción de las armas de fuego.

Dado el gran dispendio de energia que suponía tensar a mano una ballesta pesada, los ingenieros militares medievales comenzaron a recuperar mecanismos de torsión y tensión que ya existían en la Antiguedad.

Junto con el cranequín, el molinete se popularizó durante la Baja Edad Media. Se trataba de un cabrestante de metal equipado con un mecanismo de poleas que se unía a la ballesta y contaba con una cuerda enganchada, la cual se enrollaba girando las manivelas. A diferencia del cranequín, el molinete necesitaba las dos manos para manipularse. 

Este molinete es perfectamente adecuado para la ballesta pesada del siglo XIV que puede encontrarse en los productos relacionados, pero también en otras ballestas. Pero también se puede utilizar en otras ballestas. Su instalación y uso es hoy tan sencillo como en la Edad Media, razón por la cual cualquiera podía usarlo.

Detalles:

• Longitud total: aprox. 79 cm
• Dimensiones del montaje de ballesta: aprox. 3,2 cm x 3,9 cm

Peso del envio: 1.80 kg