El término sombrero está documentado por primera vez en el siglo XII:

«Con un sonbrero que tiene Félez Muñoz / nuevo era e fresco, que de Valençial'sacó / cogió del agua en él e a sus primas dio

Poema del Mio Cid, anónimo, 1140.

En la Corona de Aragón se le denominaba "capell de sol".

Este tocado estaba formado por una copa y un ala que la rodeaba. Ambos elementos variarán de tamaño según la moda imperante. Se sujetaba por debajo de la barbilla con un cordón. Para su confección se utilizaba palma, paja, piel, lana o fieltro. Tanto por dentro como por fuera se podía forrar con una tela. Había sombreros de lana de pelo corto (raso o pelado) o de pelo largo (frisado o vedija). Los colores en general eran blancos, pardos, negros o lo que era más habitual, el color natural del material utilizado.

En el siglo XIII y principios del XIV, en la iconografía aparecen tocados de aspecto acampanado. Los personajes que los llevan, tanto hombres como mujeres, están realizando actividades que requieren protegerse del sol: viajar, trabajar en el campo, en la construcción... (Hacia 1280-85, Cantigas de Santa María de Alfonso X El sabio; 1330-1345, fresco de la Pia Almoina, Anónimo, Museo diocesano de Lérida).

Algunos de estos tocados llevan la delantera del ala acabada en pico y el resto levantado por detrás. Esta forma de llevarlo perdurará hasta el siglo XV.

En el siglo XIV se pone de moda la copa algo más alta y con el ala plana (moda italiana).

                                                                   SOMBRERO ANTIGUO Hacia 1347. Retablo de Santiago el Mayor, Ferrer y Arnau Bassa, Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona

Será en el siglo XV cuando aparece el gremio de los sombrereros.

Durante esta centuria hubo tocados similares a los del siglo XIII y XIV (retablo de Santiago apóstol, Francisco Comes, Museo Diocesano de Palma de Mallorca; 1460, Genealogía de los reyes de España, Alonso de Cartagena, Biblioteca del Palacio Real de Madrid).

Pero los sombreros que más se van estilar son de gran tamaño y altos. Con copa de dos tipos:

1- Redondeada.

2. Ensanchada y aplastada y (moda franco-borgoñona). Pudiendo ser rígida (figura 2) o blanda (1440, retablo de los santos Vicente mártir y Vicente Ferrer, Museo del Ermitage, San Petersburgo, Moscú).

                                                             SOBRERETE

Hacia 1439, Virgen con ángeles, Blasco de Grañén, Museo Lázaro Galdiano, Madrid

El ala se podía llevar doblada completamente, sólo en un lateral o delante (1427-1437, Santa Eulalia, Bernart Martorell, Museo Episcopal de Vic, Barcelona).

En las últimas décadas, la copa baja en altura y el sombrero se hace más pequeño (1490, retablo de Eudosia, Maestro de los Balbases, iglesia de San Esteban de los Balbases, Burgos)

A finales de siglo la moda impone llevar los tocados más o menos ladeados (1499, Historia de los nobles caballeros Oliveros de Castilla y Artús de Algarbe, Burgos,).

Se solían adornar con trenzas, cordones, joyeles (figura 2), plumas. Los adornos más habituales eran las cintas que se colocaban en la unión de la copa y el ala. Las borlas iban en lo alto de la copa. Incluso se llegó a sustituir el ala por una rosca llamada rollo o ruedo (retablo de San Ana, San Miguel y San Sebastián, Maestro de Glorieta, colección particular)

En la primera mitad del siglo XVI los sombreros que se estilan para viajar o caminar al aire libre son de ala ancha y copa baja y redondeada (Hacia 1530, retablo de San Julián, Maestro de Ororbia, iglesia parroquial de San Julián, Ororbia, Navarra; 1529, Das Trachtenbuch, Museo Nacional de Nuremberg, Berlin, Leipzig).

A partir de los años 40 de este siglo destacan los siguientes tipos de sombreros:

1.- Copa muy alta, redonda y ala estrecha y rígida. Será el sombrero cortesano, que perdurará hasta el primer cuarto del siglo XVII, fechas en las que las damas también usaran un tocado similar que se colocaba sobre el manto. Se hacían de fieltro, pero se cubrían con tafetán o terciopelo (1544, Carlos V de cacería en el castillo de Torgau, Lucas Cranach el Viejo, Museo del Prado; finales del XVI, Vista de Sevilla, atribuido a Alonso Sánchez Coello, Museo de América, Madrid; 1609, Embarque de los moriscos en El Grau de Valencia, Pedro Oromig, Fundación Bancaja, Valencia).

«y los sombreros, como yo los nombro,/ panes de azúcar»

De las ferias de Madrid, Lope de Vega, 1585-89.

2. Cilíndrico, con copa alta y aplastada. Desaparece en la corte pasado los años 70 (1565, Felipe II, Sofinisba Anguissola, Museo del Prado, Madrid).

 3. Sombrerillo de mujer: plano. Y que perdura hasta las primeras décadas del siglo XVII. Se colocaba sobre el manto inclinado hacia delante (1572, Civitatis Orbis Terrarum, Historische Museum de Frankfurt, Franz Hoefnagel).

 «Hay tanta mujer tapada, / los sombrerillos de tenca»

  1620, El amor médico, Tirso de Molina.

Los hombres de armas y los caballeros de finales del XVI y principios XVII llevaron un sombrero de copa alta, aplastada y ala estrecha (hacia 1600, Tapiz de la batalla del Archiduque Alberto, Jan Snellinck, el Viejo; 1601, Viaje de la Emperatriz María desde Praga, Hans van der Beken, Monasterio de las Descalzas Reales, Madrid).

Los hombres comunes llevaron los sombreros cilíndricos de copa redondeada o aplastada, adornados con cordones, borlas, cintas o trenzas (1615, pinturas murales, José Sánchez, Catedral Vieja de Salamanca). 

La gente villana podía llevar sombrerosblandos y flexibles, de copa redonda y ala ancha (1605, San Pedro Nolasco, Francisco Pacheco, Museo de Bellas Artes de Sevilla; Cristo y la Samaritana, Juan Sánchez Cotán, Monasterio de Santo Domingo el Antiguo, Toledo), con guarniciones como los que llevaban los hombres comunes.

En la segunda década también se pone de moda el chapeo o chambergo, con copa achatada y ala más ancha y flexible. Será el sombrero que lleven los hombres de armas y las busconas. Acabará siendo usado por todas las clases sociales (finales del XVII, Vista de la Carrera San Jerónimo y el Paseo del Prado, Madrid, Atribuido a Jan van Kessel III, Museo Thyssen, Madrid) (figura 3).

                                                          CHAMBERGO 1601, La pelea de Bruttobuono, estampa de Francisco Villamena

El ala, también llamada faldilla, se podía llevar doblada en un lado o en los dos (doblada “a orza). Se sujetaba con una presilla o con algún joyel (Hacia 1634, Retrato ecuestre de Felipe III, Diego de Velázquez, Museo del Prado, Madrid). La faldilla del sombrero de bandolero o bravo era grande, levantada sobre la frente, llevaba plumas y se colocaba echado hacia atrás.

El sombrero valón recibía este nombre porque se llevaba terciado, es decir, ladeado. Era similar al chambergo pero el ala era menos flexible(1634, La defensa de Cádiz contra los ingleses, Zurbarán, Museo del Prado, Madrid; 1634-35, La rendición de Juliers, Leonardo, Museo del Prado, Madrid).

«No le cubría la cabeza morrión alguno, sino un sombrero de gran falda de color leonado con mucha diversidad de plumas terciadas a la valona»

La española inglesa, Miguel de Cervantes, 1613.

Se adornaban con plumas, cintillas, trencillas, cordoncillos, cintos que caían por detrás, broches, y con tocas o toquillas (bandas de telas que a inicios de siglo se estilaban muy anchas).

El sombrero de camino tenía el ala más ancha que el sombrero de ciudad.

En el siglo XVII el sombrero ya se lleva incluso dentro de las casas.

Bibliografía

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  • Bernis, Carmen: Indumentaria medieval española. Instituto Diego Velázquez, CSIC, 1956.
  • Bernis, Carmen: Trajes y modas en la España de los Reyes Católicos: Las Mujeres; Los Hombres. CSIC, 1975.
  • Bernis, Carmen: Indumentaria española en tiempos de Carlos V. Madrid: Instituto Diego Velázquez (CSIC), 1962.
  • Menéndez Pidal, Gonzalo: La España del siglo XIII: leída en imágenes. Real Academia de la Historia, 1987.
  • Colomer, José Luis y Descalzo, Amalia: Vestir a la Española en las corte europeas (siglos XVI-XVII). Vol. I. CEEH, 2014.
  • Sigüenza Pelarda, Cristina: La moda en el vestir en la pintura gótica aragonesa. Institución “Fernando El Católico”, Excma. Diputación de Zaragoza, 2000.
  • Soláns Soteras, María Concepción: La moda en la sociedad aragonesa del siglo XVI. Institución “Fernando el Católico”, Colección Estudios. Zaragoza, 2009.

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