SUS ORÍGENES ÉTNICOS

Según las más recientes investigaciones hechas mediante ADN entre distintos grupos de gitanos europeos parece que el solar origen del pueblo gitano apunta a una zona en lo que es el actual Gujarat indio donde hablaban una lengua indoeuropea emparentada con el sánscrito.  Dado que el Himalaya impidió su emigración hacia Oriente, distintos clanes comenzaron a emigrar hacia Occidente donde el terreno era más favorable pudiéndose haber iniciado estas migraciones hacia el año 900.

PRIMEROS TESTIMONIOS DE SU PRESENCIA EN EUROPA Y ESPAÑA

Las primeras noticias que referencia la llegada de gitanos a España es de 1425 cuando el que será rey de Aragón, Alfonso V, emite un salvoconducto a nombre de Juan de Egipto Menor quien seguramente encabezó en categoría de “duque” o “conde” un grupo de personas[1] que iban supuestamente de peregrinación por Europa y que posiblemente, tal como cree el profesor de la Universidad de Sevilla David Martín Sánchez, posiblemente llegaron de Centroeuropa donde se constata su paso ya desde finales del siglo XIV y principios de siguiente.

Salvoconducto expedido a favor de Juan de Egipto Menor (1425) [2]  Archivo de la Corona de Aragón / Ministerio de Cultura

Egipto Menor era una antigua denominación medieval que algunos historiadores para una zona del Mediterráneo oriental que hoy comprende Oriente Medio (la Gran Siria), Chipre, y la Capadocia turca. Esta zona geográfica marcaría el origen etimológico de la actual palabra “gitano” a partir de la evolución lingüística del gentilicio “egiptano” o “egipciano”.[3] 

DEL BUEN RECIBIMIENTO A LA MARGINACIÓN

A mediados del siglo XV, vemos varios de estos grupos fueron avanzando hacia el sur hacia lugares cercanos al Reino Nazarí de Granada usando las rutas de peregrinación a Santiago de Compostela o al Monasterio extremeño de Guadalupe.

Virgen con el niño. Antonio de Holanda.  Fundación Casa de Medina Sidonia.  Fuente foto:[4]

Uno de estos grupos, dirigidos por los “condes” Thomas y Martín, llegó a Jaén en noviembre de 1462, donde fueron recibidos y agasajados espléndidamente por el Condestable Miguel Lucas de Iranzo, quien años más tarde recibiría en Andújar a otro grupo, en febrero de 1470, comandado por el “conde” Jacobo del Pequeño Egipto[5].

En la segunda mitad del siglo XV otra segunda ola migratoria llega por mar desde el Mediterráneo a través de Grecia. Estos grupos de nómadas gitanos recibieron el nombre de “grecianos”. Así, ya en 1491, tenemos a los “grecianos” Jácopo, Luis y Felipo que buscan viajar a Santiago de Compostela y en 1495, Miguel de la Torre, “greciano” de origen, es testigo del asesinato de su hermano Bartolomé en Córdoba cuando se encaminaban como peregrinos hacia Santiago.

Para 1492, la movilidad de estos grupos de etnia gitana era bastante amplia por toda Castilla y la Corona de Aragón y el trato hacia ellos era más o menos benevolente.  Además del apodo de “grecianos”, se les dio el de “egipcianos”. Por ejemplo, un gran grupo de ellos llegó en 1493 a Madrid, donde el Concejo acordó “…de dar limosna a los de Egibto porque a ruego de la Villa pasaron delante, diez reales, para evitar los daños que pudieran hacer trescientas personas que venían…”.  Incluso cuatro de ellos llegaron a las Indias en 1498 acompañando a Cristóbal Colón.

Sin embargo, esa inicial bienvenida y coexistencia, que Sarah Carmona define como “periodo idílico de los gitanos españoles”, se fue poco a poco esfumando, y comenzó a vérselos con recelo por parte de las poblaciones cristiano-viejas que les daban acogida en sus rutas.  

Viendo que el descontento popular contra los gitanos iba a más, los Reyes Católicos, comenzaron una política de aislamiento y asimilación de estas comunidades  a partir de 1499.  Ese año, se promulga el 4 de marzo la Real Pragmática de Medina del Campo que anulaba todos los salvoconductos concedidos y los aún vigentes y les instaba a  tomar residencia, oficio y señor conocido so pena de ser expulsados de España.

A partir de esta época vemos un proceso paulatino de marginalización de las comunidades gitanas que reaccionan ante este creciente rechazo manteniendo su lengua, identidad y costumbres nómadas y aislándose del grueso de la sociedad española.

Pareja de gitanos castellanos de la primera mitad del siglo XVI. Fuente: Pinterest. El va vestido a la Europa mientras que ella conserva el clásico vestido togado y el tocado aturbantado de vendas en la cabeza.  Fuente: Pinterest

Esto hizo que este colectivo quedase relegado a  ser una minoría social y marginada que quedaba expuesta a todo tipo de penas por contravenir las distintas leyes que bajo la amenaza de castigos corporales y esclavitud, buscaban asimilarles al resto de la población. 

“A GALERAS A REMAR”: LEYES DISCRIMINATORIAS EN LA ESPAÑA DE LOS AUSTRIAS

Desde 1499 hasta el siglo XVIII se promulgaron en España más de 200 leyes, edictos y pragmáticas contra los gitanos.

A modo de ejemplo algunos casos, una importante fue la de 1538, donde se establecía y se ordenaba aplicar la llamada Ley de Penas de Galeras a los varones gitanos. Una ley que estuvo en vigor durante casi dos siglos[6].

Otra ley que mandó a galeras a los varones gitanos, confirmando la de 1538, fue la Real Cédula del 19 de diciembre de 1570. En ella, Felipe II, para reponer las pérdidas humanas sufridas en la Batalla de Lepanto, ordenó mandar a galeras a todos los reos sentenciados a esta pena, entre ellos los que había apelado y los que estaban a punto de ser puestos en libertad o conmutados por otra condena más benigna. 

Sin embargo, como no se consiguió el número de reos de origen morisco, esclavo o cristiano-viejo para cubrir las plazas de remeros, fue necesario recurrir a individuos de la comunidad gitana ya fuesen sedentarios (“avecindados”) o nómadas..  Por ello, en dicho documento, Felipe II ordena a los justicias “prender y tener a buenrecaudo los que en su jurisdicción y distrito hallaren[7],  habiendo casos donde vecinos gitanos integrados, con oficio y casa, que fueron capturados y enviados a galeras simplemente porque eran de esta etnia[8]

Detalle del cuadro “El nacimiento de San Juan Bautista”,  de Jerónimo Cósida, obra pintada entre 1575 y 1585. Actualmente en el Museo de Zaragoza.  En él a derecha aparece una mujer gitana con su característica capa, camisa a la morisca, y tocado de paja con cintas.  La mujer además lleva unas joyas de oro y pedrería  en forma de broche y pendientes. Fuente: Wikipedia/CC

LOS GITANOS EN EL SIGLO XVII Y LAS PRAGMÁTICAS REALES

En el siglo XVII la situación de marginación y rechazo social no había cambiado.  Cervantes en su novela La Gitanilla refleja ese pensamiento social en un fragmento de su obra: “Parece que los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones y, finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo, y las ganas del hurtar y el hurtar son en ellos como accidentes inseparables, que no se quitan sino con la muerte.”[9]

Detalle del monumento a Miguel de Cervantes en la plaza de España de Madrid: La Gitanilla (F. Coullaut-Valera, 1960).  Fuente foto: Wikipedia /CC

Además, La Gitanilla es un documento único a nivel etnográfico, social, histórico y antropológico ya que es un espejo de la sociedad española del siglo XVII: Por un lado, están los gitanos que luchan por salir adelante haciendo oficios artesanales o como en el caso de Preciosa, la protagonista de la novela cervantina, recitan romances, bailan y cantar y por otro, la sociedad cristiano-vieja, que desconfía de los gitanos pero también requiere de sus servicios para sus diversiones y necesidades particulares y sociales.

En esta época, además, muchos municipios expulsaban o marginaban a los gitanos acusándoles de tener una gran tasa de crecimiento demográfico, de impunidad a la hora de eludir la prisión y de molestar con su forma de vida errante y marginal al resto de los habitantes de un lugar.

Para solucionar esto, aparece una otra ley, la Real Cédula de 1609 de Felipe III, que ordena otra vez mandar a galeras a aquellos gitanos trabajasen en oficios distintos a la agricultura.  Incluso se llega a sugerir la posibilidad de expulsarlos de España tal como se estaba haciendo con los moriscos.  Esta disposición finalmente acabó por ser anulada ya que podía aún más agravar la crisis social y demográfica que estaba afectando a España tras la expulsión morisca. 

Así, para intentar recuperar los territorios despoblados y no cultivados dejado por los moriscos, Felipe III, en 1611, mediante un auto del Consejo de Castilla, ordena que las fincas dejadas por los moriscos fueran concedidas a familias gitanas con compromiso de sedentarizarse mientras que quien no lo hiciese sería expulsado o llevado a galeras o a las Minas de Almadén[10].  Sin embargo, las medidas de sedentarización forzosa en poblaciones de más de mil habitantes, prohibición de uso de traje, lengua, y nombres gitanos o no poder comprar ganado, siguieron aplicándose en contra de ellos.

En las Cortes Generales numerosas son las quejas en estos años contra esta minoría social: se les acusa de ser ladrones y salteadores, de ser gente ociosa, practicar las artes adivinatoria y la hechicería, no ser buenos cristianos, ser vagabundos, bígamos, espías o traidores a la Corona o de robar ganado para traficar con él.

Las siguientes pragmáticas como la de 1633 bajo Felipe IV ya no recogen la amenaza de expulsión, pero sí siguen con las prohibiciones de anteriores legislaciones discriminatorias de lengua, traje, nombre o casarse entre ellos, pero también les garantizan una cierta protección como el no ser insultados con el apelativo ‘gitano’ o que se les permita vivir integrados con otros vecinos en sus poblaciones eliminando los llamados “Barrios o Arrabales de Gitanos[11].

En el caso de los que no se sometan a estas normas y vivan al margen de la sociedad asaltando caminos, la ya mencionada Pragmática de 1633 manda “… a todas las justicias que teniendo noticia de que andan gitanos en su partido o salteadores, se reúnan todos y con la prevención necesaria de gentes, perros y armas, los cerquen, prendan o maten. Y si los prendieren, a los gitanos y gitanas que, por algunas causas justas, no merecieren pena de muerte ni galeras, queden esclavos por toda la vida[12]

Bajo Carlos II, se redacta una nueva Pragmática en 1695 donde se les restringen derechos como el de ejercer profesiones -permitiéndosele solo el de la labranza-, que se empadronen y hagan un censo de propiedades y que se establezcan sedentarizados en villas con más de 200 habitantes.  De nuevo, se les amenaza con ir a galeras o con la expulsión a los varones que no cumplan con estas disposiciones mientras que a las mujeres se las reserva el látigo.

Estas leyes no habrían de cambiarse con el fin de los Austrias y la llegada de los Borbones sino que se harán más duras y marginales para el pueblo gitano.

Sin embargo, las cosas volvieron a cambar en 1639, a causa de las guerras de Cataluña y Portugal que obligó la necesidad de armar las galeras.  Para buscar nuevos remeros, el 19 de diciembre de ese año se realiza en secreto una redada bien planificada y específica de gitanos varones, especialmente en Andalucía donde radicaba la mayor parte de ellos. De hecho, ¼ de los galeotes que sirvieron en galeras entre 1639 y 1641 eran andaluces.

BIBLIOGRAFIA

APARICIO GERVÁS, Jesús María (2006). “ Breve recopilación sobre la historia del Pueblo Gitano: desde su salida del Punjab, hasta la Constitución Española de 1978 Veinte hitos sobre la “otra” historia de España” en  Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 20(1), p. 149

DE CERVANTES, Miguel. La Gitanilla. Disponble en: La gitanilla | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (cervantesvirtual.com)  

CARMONA, Sarah (2013). “Nuevas perspectivas sobre la génesis de la historia gitana”. Quaderns de la Mediterrània = Cuadernos del Mediterráneo, Nº. 18-19, 2013 (Ejemplar dedicado a: La Mediterrània a través de les dones), págs. 321-327

FRASER, Angus (2005), Los gitanos, Ed. Ariel, Barcelona.

MARTIN SANCHEZ, David (2018). Historia del pueblo gitano en España. Ediciones Catarata. Madrid.

MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel (2004), “Los gitanos en el reinado de Felipe II (1556-1598). El fracaso de una integración”, en Chrónica Nova, 30, 2004, pp. 401-430.

MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel (2012), “Los forzados de la escuadra de galeras del Mediterráneo en el siglo XVII. El caso de los gitanos”, en Revista de Historia Naval, 117, pp. 87-110.

PYM, Richard J. (2007), The Gypsies in the Early Modern Spain: 1425-1783. Nueva York.

RODRIGUEZ HERNANDEZ, Blanca (2015) “Gitanos en la pintura religiosa de los siglos XVI y XVII” en Opción, Año 31, No. Especial 5, pp.778 - 789

[1] Un grupo de gitanos podría constar entre 12  y 100 personas

[2] Enlace fuente: Salvoconducto para un romaní (1425) - Archivo de la Corona de Aragón | Ministerio de Cultura

[3] A lo largo de los siglos se creyó que su lugar de origen fue Egipto, en África, una atribución geográfica que aún hoy sigue perdurando entre algunos autores y en la creencia general.

[4] Virgen con el Niño. © Fundación Casa de Medina Sidonia | Download Scientific Diagram (researchgate.net)

[5] Otra manera de decir “Egipto Menor”

[6] Hasta su derogación en 1748.

[7] Cfr. MARTÍNEZ MARTÍNEZ, Manuel (2012), “Los forzados de la escuadra de galeras del Mediterráneo en el siglo XVII. El caso de los gitanos”, en Revista de Historia Naval, 117, pp. 87-110.

[8] Tal como ocurrió en 1573 en Guadix donde fueron apresados por un justicia de modo arbitrario 8 vecinos cuando iban de camino a Albunyol en calidad de repobladores.  Otro caso fue el del Corregidor de Baeza que se valió de esta Instrucción para apresar y mandar a galeras a todos los gitanos varones de su localidad, incluyendo a los avecindados en esta localidad que estaban ya integrados y con oficio.

[9] DE CERVANTES, Miguel. La Gitanilla. Disponble en: La gitanilla | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (cervantesvirtual.com)   [Consultado el 17/07/2024]

[10] A partir de esta época, otra condena era el ser deportado como condenados  a estas minas de mercurio ya conocidas desde la Antigüedad.

[11] Véase: “Los gitanos en el siglo XVII. Evolución histórica del pueblo gitano en España”   en Archivo Municipal de Málaga.  Enlace disponible en: 8.LOS-GITANOS-EN-EL-SIGLO-XVII.pdf (malaga.eu)

[12] APARICIO GERVÁS,  Jesús María (2006). “ Breve recopilación sobre la historia del Pueblo Gitano: desde su salida del Punjab, hasta la Constitución Española de 1978 Veinte hitos sobre la “otra” historia de España” en  Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 20(1), p. 149

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