ARGEL,  LA ‘LADRONERA DE LA CRISTIANDAD’

Tras la conquista de Orán en 1509 por las tropas de Cisneros, al año siguiente se ocupó y se fortificó el Peñón de Argel donde se estableció un presidio.

Frente a este Peñón, en la costa estaba la ciudad de Argel, la cual desde finales del siglo XV comenzó a revitalizarse gracias a la llegada de musulmanes exiliados de origen nazarí y valenciano, los cuales, juntos a berberiscos y turcos comienzan a armar navíos para dedicarse el corso.

Más tarde, en 1516, la ciudad de Argel fue tomada militarmente por los hermanos Barbarroja (Arruch, Jayr al-Dīn e Ishāq) aislando el peñón que ocupaban los españoles. 

Argel poco a poco se constituyó en una una especie de república de corsarios que aglutinaba en una misma entidad política a berberiscos, moriscos y renegados[1]. 

Esta incipiente república corsaria, comenzó, además, a orbitar alrededor de la influencia del Imperio Otomano, el cual, con el tiempo, y tomado ya en 1529 el Peñón a los españoles, acabaría también englobando esta parte del Magreb como un dominio más de la Sublime Puerta, más como una especie de protectorado con una gran autonomía que como una de sus provincias (vilayet).

Entre las décadas de 1520 y 1540, reinando el Emperador Carlos V en Occidente y Solimán el Magnífico en Oriente, la amenaza otomana era cada vez mayor llegando las galeras y galeotas turcas y berberiscas[2] a asolar con sus correrías y saqueos las costas mediterráneas de la orilla norte, especialmente en Grecia, Italia, y España, de ahí que Argel fuera motejada como ‘la ladronera de la Cristiandad’ por la gran cantidad de corsarios a los que daba refugio.

En España además esta situación de asaltos y razzias turco-berberiscas se agravaba con la presencia de los moriscos autóctonos, descendientes de hispanomusulmanes convertidos al cristianismo a principios del siglo XVI, que actuaban impunemente como una quinta columna de los otomanos y berberiscos haciéndoles de guías o engrosando las filas de las tripulaciones de los navíos que llegaban.  

También, continuaron llegando a lo largo del siglo XVI muchos moriscos valencianos y granadinos que aprovecharon la llegada de estas embarcaciones musulmanas, para ‘pasar allende’ como decían en la época, esto es, huir a Berbería con los piratas turcos y berberiscos. 

Ante esta situación, y con la finalidad de poner fin a estas incursiones y a la amenaza turca, Carlos V organizó en 1541 una fallida expedición de castigo que resultó ser un desastre militar con un alto coste en vidas y recursos.

Esta derrota, además, consolidó aún más a Argel como nido de piratas berberiscos y turcos y ayudó a que la ciudad creciera en todos los aspectos, económico, comercial, político y demográfico y con ello aumentaron también los asaltos a las costas cristianas del Mediterráneo, pese a la red de torres de vigilancia costera, que apenas podían detener estas incursiones relámpago que incluso llegaron hasta tierra adentro como fue el caso de la costa almeriense con los asaltos a Tabernas en 1566 y a Cuevas de Almanzora en 1573[3].

Así era Argel en 1563, dibujada por un cautivo español.  Foto del Archivo general de Simancas.

Años más tarde, la Rebelión de las Alpujarras y las excelentes comunicaciones que hubo durante aquellos eventos entre lo que era el antiguo reino de Granada y el Magreb desde donde llegaban hombres y suministros puso en evidencia la ineficacia y precariedad de las defensas y fortificaciones costeras ante los turco-berberiscos y la necesidad de mejorar las flotas cristianas que patrullaban, así como de milicias y soldados que patrullasen las costas.  Pese a todo, el problema de los asaltos berberiscos y otomanos seguiría hasta el siglo XVIII.

Hacia 1575, que es la fecha en la que comienza nuestra historia, Argel era una cosmopolita  ciudad gobernada por el bey Hasán Bajá el Veneciano, con un puerto recién construido unos años antes y defendida por fuertes murallas de manufactura musulmana y española[4].   Como dice Antonio de Sosa[5]  en su Topografía e Historia de Argel: “en algún tiempo fué rica y principal ciudad, agora con mucha más razón se puede decir que lo es, y la más célebre y afamada, no sólo de Berbería, pero de cuantas obedecen a los turcos en todo Levante y Poniente[6].

Según el profesor Lucía Megías vivían 120.000 personas en Argel de las que entre 25.000 y 30.000 eran cautivos cristianos.

Allí se hablaban lenguas como el turco, el árabe (clásico y dialectal argelino) y otra que Antonio de Sosa llama lengua franca, el sabir, de la que ya hemos hablado en este blog[7]: “La tercera lengua que en Argel se usa es la que los moros y turcos llaman franca o hablar franco, llamando ansí a la lengua y modo de hablar cristiano, no porque ellos hablen toda la lengua y manera de hablar de cristiano o porque este hablar (aquéllos llaman franco) sea de alguna particular nación cristiana que lo use, más porque mediante este modo de hablar, que está entre ellos en uso, se entienden con los cristianos.”[8]

Como hemos dicho, en ella coexistían turcos, berberiscos (magrebíes diríamos hoy), conversos occidentales al Islam (renegados), moriscos de origen español y una minoría de judíos de origen sefardí y cristianos libres dedicados principalmente al comercio, a la traducción, a la escribanía, al sacerdocio o a hacer de intermediarios de rescates.

SER CAUTIVO EN ARGEL, UNA VIDA DE MISERIAS

Junto a esta población multirreligiosa libre, convivía una gran cantidad de cautivos cristianos de diversos orígenes (entre 25.000 y 30.000 según el profesor Lucía Megías) que se distinguían entre hombres graves (los cautivos de rescate ricos), y los hombres de almacén (la gente del común) que vivían en condiciones de esclavitud, de maltrato e infrahumanas usados en trabajos agrícolas o en obras públicas o dedicados al servicio doméstico. 

Muchos cautivos esperaban en vano un rescate bien por su familia o por alguna orden religiosa como los Mercedarios o los Trinitarios.  La mayoría de las veces al cabo de años estos cautivos eran liberados, pero otros acababan sus días como esclavos o en el mejor de los casos, convertidos al islam bien por presión psicológica, o incluso, a la fuerza.  Muchos de ellos se hacinaban en las prisiones llamadas Baños de Argel. Y otros muchos, acababan mutilados o muertos bajo el yugo de sus amos turcos o berberiscos.

Estos ‘baños’ eran, como describe Antonio de Sosa, espacios de gran tamaño (los públicos o reales) o bien, pequeños (los construidos por corsarios ricos). Estaban excavados en la roca o bien hechos como edificios abovedados a modo de corrales donde se hacinaban los cristianos que disponían incluso de una iglesia subterránea para los cultos.  Los cautivos se agrupaban por naciones o lugares de procedencia, desarrollándose una amistad más allá de las clases sociales.

CERVANTES, CAUTIVO EN ARGEL

En  1571, llegaba a Messina (Sicilia) un herido de guerra muy particular que había recibido tres arcabuzazos en la Batalla de Lepanto, Miguel de Cervantes. Allí, en un hospital de la ciudad, Cervantes se recuperó de sus heridas. 

Al año siguiente, Cervantes, ya repuesto y recuperado de su salud, volvió a la actividad militar participando en campañas como Mazarino o Bizerta.  En total pasó unos cinco años en Italia recorriendo, además, la península de la bota de Norte a Sus.

En 1575, decidió nuestro personaje volver a España y para eso consiguió una carta de recomendación firmada nada menos que por el mismísimo Don Juan de Austria y el Duque de Sessa 

Embarcó en Nápoles en la galera El Sol junto con su hermano Rodrigo. El navío iba con otras tres embarcaciones, pero quedó rezagado y aislado tras una tempestad.

Y justo cuando el barco estaba por llegar a España, a la altura de la Costa Brava, una flotilla turco-berberisca comandada por Mami Arnaute[9] sorprendió al navío de Cervantes, el cual, tras una breve lucha, fue capturado con la tripulación y pasajeros supervivientes a los que llevaron como cautivos a Argel en calidad de ‘cosecha’ como decían en la época.

En el caso de Miguel de Cervantes, el hecho de portar esa carta firmada por Juan de Austria y el Duque de Sessa hizo pensar a sus captores que era un insigne personaje[10] por lo que pidieron por él el máximo precio de rescate, 500 ducados de oro y por su hermano, 300. Unas cifras imposibles de conseguir para la familia de Cervantes que estaba sumida en problemas económicos.

Llegada de Cervantes como cautivo a Argel según un grabado historicista del siglo XIX.  Fuente: Wikipedia[11]


Llegados a Argel, los   corsarios vendieron a Miguel de Cervantes como esclavo a un tal Dali Mami, lugarteniente de Mami Arnaute, un renegado de origen griego que era arraéz de un navío corsario y que era conocido por su cruel maltrato a otros cautivos cristianos que estaban a su servicio a los que incluso llegaba a mutilar orejas y narices.  Mientras tanto, Rodrigo quedó como esclavo de la casa de Mami Arnaute.

Parece que los dos hermanos Cervantes, Rodrigo y Miguel, tuvieron un cierto trato preferente pero sin perder las condiciones de miseria y restricciones de libertad en la que se hallaban los cautivos.

Así, dos años después de la captura de la galera El Sol, Rodrigo pudo regresar antes a España previo pago de un rescate en ducados de oro entregados por su madre. Sin embargo, para Miguel de Cervantes la tan ansiada libertad tardaría aún en llegar.

Parece que en Argel además de las labores propias de un cautivo (servicio doméstico, explotaciones agrícolas, obras…), según el profesor Lucía Megía se dedicó a ser una especie de interlocutor entre los argelinos y los personajes nobles para conseguir rescates y agilizar sus rescates. Con ello, ganaría un dinero para pagar su propio rescate.

En aquellos años, con sus amos turcos y berberiscos, Cervantes hablaba en la lengua franca o sabir aunque posiblemente pudo aprender unos rudimentos de árabe coloquial, lo justo para entenderse si el sabir no era suficiente.

LOS CUATRO INTENTOS DE FUGA

No eran solo las penalidades propias que sufría Cervantes sino el ver a diario las de sus compañeros. Sería lo que hoy llamaríamos un superviviente.

Por ello, a lo largo de los cinco años de cautiverio de Cervantes en Argel, nuestro protagonista no se quedaría de brazos cruzados   y se las habría de ingeniar hasta cuatro veces para intentar escapar junto con otros cautivos cristianos.  Estos intentos de fuga los conocemos con todo detalle gracias a un memorial conocido como La Información de Argel escrito por el propio Cervantes en Argel en 1580, días después de ser liberado[12].

En el primer intento de fuga, nos cuenta Cervantes en su Información, fue a principios de 1576, pactó con un moro que le llevaría a él y a sus compañeros por tierra a Orán como guía, pero en el primer día de viaje los abandonó a su suerte siendo de nuevo capturados.

El segundo intento lo planificó en 1577 con su hermano Rodrigo ya liberado y preveía la liberación de Cervantes y 14 de sus compañeros.   Los prófugos se refugiaron en una cueva oculta a la espera de una galera que vendría a recogerlos de noche que intentó en vano acercarse a la costa a rescatarlos, pero fue finalmente apresada como apresados fueron Miguel de Cervantes y sus compañeros prófugos de la cueva.  Esta fuga se desbarató porque un renegado llamado El Dorador les delató a las autoridades turco-berberiscas.  Para que no fuesen castigados sus compañeros Miguel de Cervantes se autoinculpó como el único responsable de la fuga por lo que acabó encerrado por el gobernador Hasán Bajá en los presidios de Argel cargado de cadenas.

La llamada 'Cueva de Cervantes' localizada en el actual barrio de Belwizad de la capital argelina. Fue rehabilitada y restaurada gracias al Instituto Cervantes de Argel en 2006.  Foto de Jorge Fuentelsaz para Efe[13]

En el tercer intento, Cervantes intentó fugarse por tierra hasta Orán y para ello pidió a un moro mogataz que mandase unas cartas al general español de la plaza Martín de Córdoba para que le proporcionase guías y ayuda.

Sin embargo, el mensajero fue descubierto y Miguel de Cervantes, como autor de la evasión, fue condenado a recibir 2000 bastonazos, sentencia que no se cumplió porque algunos personajes influyentes intercedieron por él. Sin embargo, el moro mensajero fue ejecutado por empalamiento.

El cuarto, y último, intento de fuga fue a través de un mercader veneciano a quien Cervantes compró un barco capaz de llevar hasta 70 pasajeros por una gran suma de dinero.  Cuando estaba todo preparado, un dominico llamado Juan Blanco de Paz que profesaba una enemistad a Cervantes, traicionó a sus compañeros y reveló a Hasán Bajá el plan de fuga de nuestro protagonista a cambio de un escudo de oro y una jarra de manteca.  

Cervantes fue capturado y llevado como prisionero a uno de los presidios o ‘baños’ mejor custodiados. 

Ya cansado de los múltiples intentos de fuga y viendo también su antiguo amo que el rescate sería menor que el esperado, Hasan Bajá, decidió llevarlo a Estambul para venderlo en el mercado de esclavos. 

Así, Cervantes, cargado con pesadas cadenas y grilletes, fue llevado a un navío turco que estaba en el puerto de Argel a la espera de zarpar.

LA TAN ANSIADA LIBERACIÓN (1580)

Entretanto, llegó a Argel una comisión de frailes trinitarios y mercedarios encabezada por los padres Fray Antonio y Fray Juan Gil con 300 escudos de oro para rescatar a los cautivos.  Sin embargo, el rescate de Cervantes costaba 500 piezas de oro por lo que los frailes recabaron en un tiempo récord la cantidad exigida gracias a la ayuda de mercaderes y habitantes cristianos de Argel. 

Al final, Cervantes pudo ser liberado.  Era el 19 de septiembre de 1580. 

Frailes mercedarios rescatan a unos cautivos en el Argel del siglo XVII.  (Wolfgang Kaiser, s.XVII). De “Le Commerce des Captifs” Fuente:  Pinterest)

Un mes más tarde, Cervantes embarcó junto con otros excautivos el 24 de octubre[14] camino de España y llegó al puerto de Denia.  Desde allí se fue a Valencia y llegando un mes o mes y medio más tarde a Madrid, en donde se reunió con su familia.

Acababan así cinco años de penalidades, miserias y cautiverio, de castigos y de ver de cerca la muerte, un cautiverio que dejaría una honda huella en la personalidad y la obra de Cervantes y que recordaría años más tarde en obras como La Española Inglesa, Los Baños de Argel, El Trato de Argel (nunca estrenada), La Gran Sultana, El Gallardo Español, La Galatea, Los Trabajos de Persiles y Segismunda o en el mismísimo Don Quijote de La Mancha que iría publicando años después.

BIBLIOGRAFÍA

ALONSO ACERO, BEATRIZ y SUAREZ MONTAÑES, DIEGO (2018). Argel 1541. La Campaña de Carlos V según Diego Suarez Montañés. Editorial Polifemo: Madrid.

BENNASAR, Bartolomé y BENNASAR, Lucile (1989). Los cristianos de Alá: la fascinante aventura de los renegados. Trad. José Luis Gil Aristu. Madrid: Nerea.

DE CERVANTES, Miguel (1580). (Edición de Emilio Sola (2007)). La Información de Argel de 1580”.  Enlace: La información de Argel de 1580 (archivodelafrontera.com) [Consultado el 15/6/2023]

DE MARMOL Y CARVAJAL, Luis.  Descripción General de África.  Madrid, Instituto de Estudios Africanos del Patronato Diego Saavedra Fajardo del CSIC (Edición de 1953).

DE SOSA, Antonio de (Impresor: HAEDO, Diego de) Topografía e historia general de Argel. Madrid: Imp. de Ramona Velasco, Vda. de Prudencio Pérez, 1927. 3 vols. Disponible también en el enlace: bibliotecadigital.jcyl.es/i18n/catalogo_imagenes/imagen.cmd?path=10065437

GALARRETA – AIMA,  Diana (2015). “Topografía e historia general de Argel: testimonio de un cautivo desde el otro lado del Mediterráneo”, eHumanista - 30: pp. 260-274

MCGAHA, Michael D (1996), “Hacia la verdadera historia del cautivo Miguel de Cervantes”, Revista Canadiense de Estudios Hispánicos: 20, pp. 540-46.

LUCIA MEGIAS, José Manuel (2016). .La Juventud de Cervantes. Edaf: Madrid.

SOLA, Emilio y José F. de la Peña (1995). Cervantes y la Berbería. Cervantes, mundo turcoberberisco y servicios secretos en la época de Felipe II. Madrid: Fondo de Cultura Económica.

[1] Con este apelativo eran conocidos los cristianos de origen europeo convertidos al Islam:  Algunos fueron aventureros que expresamente fueron a Argel buscando fortuna y fama y adoptaron voluntariamente el Islam,  pero una inmensa mayoría provenía de cautivos, bien adultos o bien capturados en su niñez o adolescencia en el mar o en las costas cristianas mediterráneas que una vez cautivos acababan por convertirse al Islam para mejorar sus condiciones de vida bien por la presión y las miserias que sufrían en su cautiverio o bien voluntariamente para mejorar su estatus.

[2] Se usaron también otras embarcaciones para asolar las costas cristianas como la fusta, el bergantín o la saetía de menor calado y tripulación que permitían a los turcoberberiscos entrar más cerca de las playas hasta las calas o islotes e incluso guarecerse sin ser vistos.

[3] Cfr. VICENT,, Bernard Un ejemplo de corso berberisco-morisco: el ataque de Cuevas del Almanzora (1573)”, en Andalucía en la Edad Moderna: Economía sociedad. Dip.de Granada. Granada, 1985.

[4] Como las fortificaciones españolas del Peñón de Argel, reaprovechadas después por los turco-berberiscos locales posteriormente.

[5]  Seguimos la teoría actual que atribuye a Antonio de Sosa, compañero de cautiverio de Cervantes la autoría de esta obra siendo Diego de Haedo el editor e impresor de la obra.

[6] SOSA, Antonio de. Topografía e historia general de Argel. Madrid: Imp. de Ramona Velasco, Vda. de Prudencio Pérez, 1927. Tomo I: 28

[7] VILLAGRA, Mabel. “El Sabir: La lengua de las dos orillas del Mediterráneo” en EL SABIR, LA LENGUA DE LAS DOS ORILLAS DEL MEDITERRANEO (lacasadelrecreador.com)

[8] SOSA, Antonio de. Topografía e historia general de Argel. Madrid: Imp. de Ramona Velasco, Vda. de Prudencio Pérez, 1927. Tomo I: 115-16.

[9] Renegado de origen albanés convertido al Islam. Inició su carrera dedicada al corso, a la venta e intercambio de esclavos.  Participó en 1571 en Lepanto y a mediados de los años 70 del siglo XVI encabezó una sublevación de corsarios contra el autoproclamado pachá Randam (también renegado, de origen sardo) por lo que fue nombrado jefe de la flota otomana en Argel y gobernador provisional (bey) de Argel hasta su sustitución en 1582 por Hasan Veneciano.  Cervantes le menciona en varias de sus obras tales como La española inglesa o en El Quijote (la historia del cautivo).

[10] Un ‘hombre grave’ dicho en lenguaje de la época.

[11] El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha / compuesto por Miguel de Cervantes .- Madrid : en la imprenta nacional , 1862-1863.- Nueva edición adornada con láminas en cobre cuyas planchas son propiedad de la Real Academia fama.us.es/record=b1616204~S5*spi

[12] Cfr. Sola, Emilio. “La Información de Argel de 1580”.  Enlace: La información de Argel de 1580 (archivodelafrontera.com) [Consultado el 15/6/2023]

[13] Enlace fuente: La cueva de Cervantes en Argelia será renovada como atracción turística (20minutos.es)

[14] Unos días antes, aun estando en Argel y ya liberado,  es cuando escribe su memorial ya mencionado,  La Información de Argel,  describiendo ante dos religiosos  su estancia en Argel, los intentos de fuga y su valor  y virtud como buen cristiano a lo largo de sus cinco años de cautiverio.  Muy posiblemente se trataba de una especie de defensa contra Juan Blanco de Paz quien como dominico y por tener contactos con la Inquisición podría aprovechar su condición para tomar venganza contra Cervantes.  Con esta Información y teniendo como testigos a importante clérigos, Cervantes se aseguraba un as en la manga.

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