Tras la conquista de Granada, las sublevaciones mudéjares de 1499-1501 en el antiguo reino nazarí dieron a los Reyes Católicos la excusa perfecta para buscar la ansiada unificación religiosa de España bajo la fe católica mediante los bautismos forzosos. Sin embargo, esta unidad religiosa nacional no pudo completarse dado que en la Corona de Aragón, los musulmanes aún mantenían su estatus de mudéjares y la libertad de culto. Sin embargo, tras las Guerras de Germanías y el ascenso al poder de Calos V esto cambiaría
EL ORIGEN DEL LLAMADO ‘PROBLEMA MORISCO’
Las sublevaciones mudéjares de 1499-1501 en Granada dieron a los Reyes Católicos la excusa perfecta para buscar la ansiada unificación religiosa bajo la fe católica. Sin embargo, la catequización y los bautismos de musulmanes mudéjares se hicieron de manera apresurada y a la fuerza.
Los “cristianos nuevos de moro” (como se les llamará), no estaban correctamente instruidos en latín y sólo se limitaban “a repetir lo que ellos (los curas) dicen, sin ninguna intención” como escribirá un morisco, y en base a varias fatuas como la del Muftí de Orán, practicaron la ‘taqiya’ o fingimiento, esto es, por fuera fingen ser buenos cristianos e incluso beben vino o comen cerdo, y de puertas para adentro, en sus casas y sus corazones mantienen el Islam en la clandestinidad como criptomusulmanes.
Además, profesarán un rechazo y rencor a los reyes y grandes dignatarios por ser ellos los responsables de traicionar las Capitulaciones pactadas con Boabdil tras la conquista de Granada (1492) lo que los llevará a ser aliados y tener pactos secretos con los piratas berberiscos e incluso el Imperio Otomano.
Esta condición de quintacolumnistas era ya bien conocida tanto por las autoridades como por el pueblo llano que comenzó a ver en los moriscos una amenaza tanto para la seguridad nacional (el temor a una invasión turco-berberisca) como para la interna por su no integración y su ambiguo comportamiento en la sociedad cristiano-vieja. Si a eso añadimos que seguían con algunas costumbres como la de los baños o hablando en árabe eso les convertía en sospechosos y personas non gratas.
Por otro lado, aunque el islam desapareció oficialmente de Castilla y Andalucía tras los Edictos, todavía se practicó en Navarra hasta que un edicto similar lo revocó en 1512.
LOS ÚLTIMOS MUSULMANES ESPAÑOLES: LOS MUDÉJARES DE LA CORONA DE ARAGÓN
El de Aragón fue un caso aparte; el islam continuó allí hasta 1525 ya que los mudéjares musulmanes eran en su mayoría aparceros, agricultores o artesanos que trabajaban para sus señores y éstos los protegieron tanto de las sucesivas catequizaciones como de los pogroms que por ejemplo contra los judíos se hicieron en la Baja Edad Media. Esta protección señorial no era tanto por tolerancia sino por interés económico. Los moriscos de la Corona de Aragón tenían fama de muy buenos trabajadores y un dicho de la época decía que “quien tiene moro, tiene oro” aludiendo al rédito que los nobles terratenientes obtenían del trabajo de ellos.
A pesar de los impuestos cada vez duros y la cada vez mayor marginalización social, los mudéjares trabajaban y prosperaban generando las envidias de la población cristiana campesina por su condición de mano de obra barata y despertaban el recelo a causa de su alta fecundidad, siendo una comunidad que crecía más que la cristiana vieja.
Asimismo, hasta principios del siglo XV, al ser los mudéjares súbditos del rey, y estar bajo su autoridad y su protección, no podía obligárseles a cambiar de religión y podían practicar su islam, regirse por sus leyes y seguir con sus costumbres y lengua.
Aljamas (Comunidades) Mudéjares Judías en Aragón a finales de la Edad Media. Fuente [1] ICEZ
En el caso de los mudéjares valencianos, este estatus les amparó de los pogromos de 1391 y después de las Disputas de Tortosa, frente a las prédicas de Vicente Ferrer y sus sucesores, quienes muy pocas consiguieron conversiones[2].
Sin embargo, ya a lo largo del siglo XV comenzaron a cambiar algunas cosas y el frente donde se notó este empeoramiento fue el Reino de Valencia[3]: Por un lado, la emigración al reino de Valencia de muchos catalanes cristianos viejos hizo que la proporción de población cristiana aumentara incluso en las zonas más montañosas y rurales tradicionalmente de mayoría musulmana.
También en las ciudades, las morerías como las de Valencia, Xátiva o Alzira eran extensas, muy activas social y económicamente y en ellas residían muchos artesanos que eran vistos como una competencia desleal por los gremios de cristianos viejos. Esto unido al incremento de los impuestos y aranceles comerciales trajo el empobrecimiento de estos gremios artesanales cristianos, aumentando también las tensiones hasta que en 1455 el pueblo aliado con el noble Hugo de Moncada asaltó la morería de Valencia causando decenas de muertos y saqueando los bienes de los mudéjares, ataque que fue duramente reprimido por el rey Juan II ordenando ejecutar a sus instigadores, lo cual no evitó que el problema mudéjar-cristiano viejo fuera a mayores.
Con los años se les impuso a las mudéjares ciertas prohibiciones como la de no llamar a la oración desde los alminares sino desde dentro de la mezquita o llevar señales discriminatorias como medias lunas azules en la ropa.
Distribución de las comunidades moriscas en el Reino de Valencia a finales del siglo XVI. Los moriscos están representados por el círculo verde. Su distribución geográfica apenas varió desde la Baja Edad Media. Fuente: [4]
En las áreas rurales el problema se acentuó perdiendo las libertades otorgadas por Jaime I en las cartas pueblas tras la Reconquista: desaparece la jurisdicción del cadí, la administración de justicia corre a cargo del señor y no de los mismos mudéjares como estipulaba la Carta Puebla. Esto causó problemas étnicos y casos de ataques mutuos entre mudéjares y cristianos viejos, por ejemplo el robo de unos brazaletes de plata en un camino a una morisca desencadena disturbios entre miembros de ambas comunidades en los que se saquean y queman casas de musulmanes o el surgimiento de un bandidaje morisco, con la aparición de famosos ladrones como Hamet Maymó (Posiblemente Ahmed Maymún), que antecede a los monfíes granadinos, y que nace como resultado de los abusos señoriales y la discriminación social al que fue sometido.
A pesar de esta cristianización masiva o de los incidentes con cristianos viejos, había zonas del Reino de Valencia, donde aún los moriscos eran mayoría y eran equiparables a Granada en cuanto a arabización e islamización ya que a principios del siglo XVI todavía se hablaba el árabe en lo cotidiano y se mantenían aún bastantes costumbres, aunque, por ejemplo, la ropa que se usaba ya era cristiana con algún detalle arabizante (zaragüelles, almaizares o turbantes, etc.…)
San Vicente Ferrer predicando. Siglo XVI. Detalle. Podemos ver en primer lugar unos personajes, posibles moriscos, con ropas orientalizantes pero también con otras prendas de tipo occidental. Fuente:[5]
Este empeoramiento del trato a los mudéjares de la Corona de Aragón se reflejó durante las Guerras de las Germanías. En las ciudades, el recuerdo de las represiones de 1455 y la justicia real contra cristianos viejos, el empobrecimiento de la clase gremial cristiana y el miedo a que fueran la avanzadilla del Turco, entre otros factores, fue el desencadenante de la ira popular contra ellos.
En las áreas rurales, los mudéjares eran la personificación de los abusos laborales de los grandes terratenientes y nobles ya que trabajaban adaptándose a las duras condiciones que les ponían sus señores y aun así prosperaban y podían vivir holgadamente.
En muchos pueblos, muchos mudéjares fueron capturados y obligados a la fuerza y bajo amenaza de muerte a convertirse al cristianismo muchas veces en sitios tan extraños como dentro de una acequia y mediante aspersión con una escoba mojada en agua[6]
Ya conseguida la paz, el punto de vista se puso sobre la comunidad mudéjar. La primera cuestión era resolver la legalidad de estas conversiones y bautismos forzosos durante las Germanías.
Una junta de eclesiásticos y juristas reunida en 1525 en Madrid determinó a pesar de las circunstancias, la legitimidad de estos bautismos forzosos, un reconocimiento que conllevó implícito el edicto de conversión general de los musulmanes de la Corona de Aragón, pero se hizo por pasos ya que había musulmanes aún no convertidos (mudéjares) frente a los bautizados por la fuerza durante las Germanías (los llamados “cristianos nuevos de moro”)
De paso, lo ocurrido durante las Germanías reabrió un debate para el resto de conversiones de mudéjares en España, aún estaba reciente lo ocurrido en Granada con los moriscos locales ya que, en ambos casos, Granada y Valencia, aunque en distintas circunstancias, se llegó a usar la fuerza y la coacción para lograr estas conversiones y bautismos.
Para resolver esto se recurrió a la experiencia de dos veteranos en la catequización de moriscos granadinos: Gaspar de Ávalos, obispo de Guadix y fray Antonio de Guevara, predicador real.
Retrato de autor anónimo de Gaspar de Ávalos, obispo de Guadix, uno de los dos catequizadores del Reino de Valencia. Fuente foto: Wikipedia /CC
Mientras se envió ante el papa Clemente VII en Roma una petición para desligar a Carlos V del juramento tradicional que los monarcas aragoneses de proteger a sus súbditos mudéjares, esta petición llegó en forma de la bula llamada Idcirco nostris, que también desligaba de su juramento de protección a la diputación valenciana. Con esta bula, la comunidad mudéjar dejaba de tener la protección del rey y sus estatus pudiendo legalmente iniciarse las catequizaciones de los ya convertidos y los bautismos de los sin convertir sin que hubiera obstáculos legales o forales.
La comisión catequizadora formada por el obispo De Ávalos y Fray Antonio de Guevara organizó sus primeras prédicas en el sur del reino de Valencia, pero enseguida hubo una rebelión en la sierra de Bernia que trató de impedir violentamente estas conversiones y reclamaba que se les ‘pasara allende’, esto es, al Magreb. Pero las revueltas fueron duramente sofocadas, tras lo cual, en agosto de 1525, se concedió un perdón general a los sublevados.
A lo largo del verano de ese año continuaron las catequizaciones de mudéjares en la zona norte del Reino de Valencia, pero en el sur los ánimos de los mudéjares locales estaban más revueltos y levantiscos.
Carlos V, hacia 1528-30. Pintura de Jean Cornelisz Vermeyen. Fuente: [7]
El 13 de septiembre de ese año, Carlos V mediante un escrito dirigido a las aljamas mudéjares de toda la Corona de Aragón, pide que admitan el bautismo y dejen sus creencias islámicas tal como afirma el cronista Gaspar Escolano en su Década Primera de la Historia de Valencia (1611). Este escrito más que un edicto de conversión fue una especie de exhortación en opinión de autores como el profesor Pardo Moreno.
También hubo otro frente que dificultaba las conversiones y que menciona el cronista Prudencio de Sandoval, y era la nobleza terrateniente que tenía en sus posesiones a miles de aparceros mudéjares. La conversión les convertiría en aparceros y agricultores cristianos que pagarían menos impuestos, pero rápidamente el Emperador les garantizó que sus rentas e impuestos no se verían afectados, también otro factor que impediría la protección de estos señores a sus súbditos mudéjares era la actuación de la Inquisición que podría procesar a todo aquel que impidiera estas conversiones bajo la acusación de ser pro-musulmán.
En Octubre de ese de 1525, ante este panorama, los mudéjares envían a Madrid una delegación de las aljamas a negociar con el Emperador, por un lado, intentan averiguar qué había detrás de la carta de exhortación a la conversión enviada el 13 de septiembre, tras confirmarse que era real el deseo de conversión general, piden al Emperador unas condiciones benignas: quien no quisiera convertirse, pudiese pasar a Berbería a través del puerto de Alicante, una moratoria de 40 años de no intervención de la Inquisición sobre los que se convirtieran, aplazamiento de la orden de conversión pagando un donativo de compensación, y ser juzgados, como cuando eran mudéjares, por el bayle general de la Corona de Aragón. El Emperador se negó a todo ello, salvo en el caso de la moratoria de 40 años, para la que accedió tratar con el Santo Oficio.
Dos semanas después, se planteó sobre la mesa de esta Junta otro problema: ¿qué pasaría si en masa los ex musulmanes aceptasen la vía de la expulsión? Se legisló de tal manera que se impedió a estos moriscos irse de España haciéndoles subir los costos del viaje, por ejemplo, no podían vender bienes muebles y si querían irse allende, debían hacerlo por el puerto gallego de La Coruña y siempre ellos mismos corriendo con los gastos.
Limitándoles las posibilidades económicas les hacían desistir y quedarse, lo que de paso satisfacía a los señores que tenían en sus campos a estos apareceros y artesanos moriscos.
El 16 de noviembre se les impone una serie de medidas de comportamiento sin duda de presión para los mudéjares: Según Sandoval, se les obligaba a “oír los sermones de los predicadores cristianos, a entregar las armas y a llevar en los turbantes una media luna azul, y a descubrirse cuando pasara el Santísimo Sacramento, a no tener reuniones ni practicar su religión y cerrar las Mezquitas”.
En torno al 25 de noviembre de 1525 se les ordenó cerrar las primera mezquitas y el 8 de diciembre Carlos V decreta que los musulmanes deben convertirse o emigrar; este mandato se modifica el 15 de enero de 1526, ordenando que el que no se convierta sea hecho esclavo y se le confisquen todos sus bienes; además se les prohibía vender sus joyas, también por un intento de evitar que el Gran Turco sacara ventaja a su favor con estos ‘expulsables’ y por otro lado como deseo real de mantenerlos en España, ya convertidos, para continuar con la misma composición social y economía en la época en la que eran mudéjares.
Interior de la Ermita de la Cruz de Chelva, antigua mezquita de Ben Isa, activa desde 1370 hasta 1525, año en el que fue clausurada por el edicto de Carlos V . Fuente foto: [8]
Con la conversión masiva, los responsables de las aljamas consiguieron algunas concesiones especiales como continuar manteniendo la estructura de las aljamas, la concesión de algunas licencias en el vestir, pero no pudieron mantener privilegios como el de llevar armas o conseguir la supresión de los impuestos que pagaban cuando eran musulmanes mudéjares.
Y a principios del 1526, a cambio de pagar una fuerte suma de dinero, pudieron firmar una moratoria de 40 años por con el Santo Oficio por la cual no serían condenados, no se les enajenarían los bienes y recibirían un adecuado adoctrinamiento cristiano, a cambio, los mudéjares se irían asimilando e integrando en la sociedad cristiano-vieja como unos feligreses más.
Este modelo de concordia con la Inquisición llamará también la atención de los moriscos granadinos quienes en la visita que hace Carlos V a Granada con motivo de su viaje de bodas piden que se les apliquen estas mismas condiciones como veremos.
BIBLIOGRAFIA
HALPERIN DONGHI, Tulio (2008). Un conflicto nacional: Moriscos y Cristianos Viejos en Valencia. Biblioteca de Estudios Moriscos. Valencia: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia.
MARTI I FERRANDO, Josep (2002). “Los marginados moriscos” en Instituciones y sociedad valencianas en época de Carlos”. Gráficas Hurtado: Valencia. Disponible onlne en imagen.cmd (mcu.es) [Consultado el]
PARDO MOLERO, Juan Francisco (1998). “Per salvar la sua ley: Historia del levantamiento, juicio y castigo de la villa de Benagucil contra Carlos V (1525-1526)”, en Sharq al-Andalus, 14-15, 1997-1998, pp. 113-154
VERDET GÓMEZ, Federico (2010). “El problema morisco: De la persecución inquisitorial a la expulsión”. Revista de Estudios Comarcales (8); pp. 7-18 Disponible online en: 390578-Text de l'article-565644-1-10-20210721.pdf
VIDEOGRAFIA
Moriscos,els valencians oblidats. Moriscos, els valencians oblidats - El Documental (TVC C33) (youtube.com)
[1] Enlace: Cómo se formó Aragón. La población mudéjar y judía (dpz.es)
[2] Aunque las pocas que hubo fueron muy sinceras y “más papistas que el papa” como decimos ahora, como la de Fray Juan Andrés, hijo de un alfaquí de Xàtiva convertido al cristianismo en 1487, que más tarde predicaría en árabe a los mudéjares granadinos por encargo de los Reyes Católicos en el grupo de Hernando de Talavera y colaboraría en Aragón con la Inquisición. En 1515 publicará en Valencia su Confusion de la secta mahomatica y del alcoran.
[3] HALPERIN DONGHI, Tulio (2008). Un conflicto nacional: Moriscos y Cristianos Viejos en Valencia. Biblioteca de Estudios Moriscos. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia, Valencia.
[4] La comunidad morisca en Petrer y su expulsión en 1609 - Petreraldia.com - Noticias de actualidad de Petrer y su comarca
[5] SANT VICENT FERRER – Patrón de todo el Reino de Valencia (Noelia Piquer Esteve) | AFEDIV
[6] En algún caso tras ser bautizados, los ‘agermanats’ llegaron a matar a moriscos diciendo que los habían salvado del infierno y que los mandaban directamente al cielo.
[7] Enlace fuente: Carlos V. Biografía (biografiasyvidas.com)
[8] Enlace foto: Tesoros de Valencia: las dos únicas mezquitas medievales de la Comunidad Valenciana (valenciabonita.es)
Iniciar sesión