ANTECENTES

En el primer cuarto del siglo XVI, el rey de Francia, Francisco I de Valois rivalizaba con Carlos I de España y V de Alemania por la influencia y la hegemonía en Italia. 

En 1520, Carlos de Habsburgo había sido coronado como Emperador del Sacro Imperio Germánico, lo que suponía una amenaza política y territorial pera Francia que optó por invadir el Norte de Italia, anexionándose partes del Ducado de Milán.

 A izquierda, Francisco I de Valois, rey de Francia, y a derecha, Carlos V de Habsburgo, en el momento de la Batalla de Pavía.

Se sucedieron después, una serie de distintas batallas entre tropas imperiales y francesas: Bicoca (1522, victoria imperial), Sesia (abril de 1524, victoria imperial) y la invasión imperial de la Provenza francesa que quedó sólo en un intento ante la rápida reacción de Francisco I que obligó a los imperiales a replegarse hacia el Pirineo.

En octubre de 1524, para asegurar sus derechos en el Ducado milanés, Francisco I se puso a la cabeza de un gran ejército que invadió el norte de Italia con unos 35000 soldados franceses, italianos aliados y suizos, ocupando Milán y obligando a las tropas imperiales allí radicadas a evacuar la ciudad y retirarse hacia el sur.

En tierras italianas, el rey francés recibió más nuevos refuerzos militares de infantería y 53 piezas de artillería.  Con este nuevo ejército, los franco-italiano-suizos pusieron marcha hacia la plaza fortificada de Pavía donde resistían las tropas imperiales evacuadas de Milán.  Los imperiales sumaban en ese momento 1000 soldados españoles, 5000 lansquenetes alemanes y 300 jinetes pesados comandados por un militar español, Antonio de Leyva, jefe de las tropas imperiales del Ducado de Milán y veterano en su juventud de las Guerras de Nápoles con Gonzalo Fernández de Córdoba.

EL FALLIDO ASEDIO FRANCÉS A PAVÍA

Llegados a las cercanías de Pavía, los franceses comenzaron a preparar el cerco a la ciudad italiana colocando estratégicamente su artillería y estableciendo parapetos de asedio. 

Las tropas sitiadoras se repartieron por todo el perímetro de la ciudad italiana: En la zona oeste, las tropas reales francesas, en la zona este, la infantería y la caballería acorazada lo hacía en el este.  En un lugar llamado San Lanfranco, plantó Francisco I su real.

Se efectuaron varios asaltos a la ciudad amurallada de Pavía que fracasaron.

A esto se añadió una lluvia intensa que convirtieron el campo de los sitiadores en una auténtica ciénaga.  Mientras tanto, los hombres de Leyva resistían pese al barro, el hambre y las enfermedades. Los franceses esperaron en vano más de un mes la capitulación de Pavía.

Pavía hacia 1501 En la parte delantera y más cercana a nosotros vemos la  Cartuja de Pavía.  Detrás el Parque Visconti escenario de la Batalla de Pavía y detrás, amurallada, la propia ciudad de Pavía. (Fuente foto: Wikipedia)

LA REACCIÓN IMPERIAL CONTRA FRANCISCO I

En el bando imperial, se extendió el rumor de que las tropas alemanas estaban descontentas por la paga, lo que podría ser aprovechado por los franceses para sobornarles y hacerles pasar a su servicio.  Para evitar esto, Leyva ordenó fundir la plata que encontró en las iglesias para pagar a los mercenarios y garantizarse su lealtad.

Mientras tanto, en una localidad italiana cercana llamada Lodi, se reorganizaron las tropas imperiales con un nuevo contingente de 12.000 alemanes  comandado por el Condestable de Borbón, entre ellos, varias compañías de lansquenetes.  A estas fuerzas, se les unió un ejército de socorro comandado desde Nápoles por su virrey, Carlos de Lannoy.  En total estas tropas imperiales sumaban 13.000 infantes alemanes, 6.000 españoles y 3.000 italianos con 2.300 jinetes y 17 cañones comandadas por los ya citados Lannoy, el Condestable de Borbón y Francisco de Ávalos.

SE INICIA LA BATALLA DE PAVIA

Las tropas imperiales iniciaron su campaña asediando y conquistando el fortín de Sant’Angelo Lodigiano para cortar la comunicación entre Milán y Pavía.  Tras esta toma, se encaminaron a Pavía colocando sus defensas y artillería en lo que es el Parque Visconti de la ciudad

Para contrarrestar esta ofensiva imperial los franceses se atrincheraron en las cercanías de este parte y el fortín Mirabello.  La En la noche del 23 de febrero Tropas imperiales ayudadas por sus ingenieros y la artillería se encargaron de abrir brechas en el llamado Castillo de Mirabello y sus cercanías.

Escena de la Batalla de Pavía. Tapiz de Bernaert Van Orley. Siglo XVI. (Fuente: Pinterest)

Por su parte, según cuenta el soldado Juan de Oznaya, veterano de esta batalla, los sondados imperiales incendiaron las tiendas de su campamento para confundir a los soldados de Francisco I y hacerles creer que dejaban el campamento. Aprovechando el caos, algunas unidades  de infantes imperiales vestidos con camisas blancas con una cruz en aspa de San Andrés, iniciaron un avance paralelo a las murallas de Pavía.  Según cree Agust Konstam esta maniobra de disparar el fuego de la artillería imperial estaba destinada a proteger a sus tropas de infantería en su movimiento de tropas.

LOS PRIMEROS COMBATES CUERPO A CUERPO

Entretanto, se produjeron las primeras escaramuzas:  Una unidad de caballería francesa se encontró con unidades de caballería imperiales. En auxilio de los galos, acudieron varias compañías de mercenarios suizos. En su avance, los franco-suizos se encontraron con 6000 lansquenetes alemanes que les presentaron batalla. Eran las 7 de la mañana del día 24 de febrero.

Los imperiales consiguieron, además, abrir brechas en los muros que rodeaban al Parque Visconti.  

Lo que queda del fortón o castillo de Mirabello (Pavía, Italia). (Fuente foto: Wikipedia)

Los defensores franceses que estaban desplegados en el parque estaban formados por dos alas: una derecha de 5.000 infantes y 1.000 caballos y en la izquierda, unos 6.000 infantes y 3.000 caballos en la izquierda. Sin olvidar al resto de los otros 10.000 soldados que continuaban asediando Pavía.

Los soldados imperiales formaron unidades de piqueros con ayuda de la caballería y de las unidades de arcabucería protegidas por las largas picas.  Los arcabuceros españoles llegaron las proximidades del fortín de Mirabello.

Una parte del ejército imperial fua a combatir el ala izquierda francesa allí radicada mientras que el ala derecha del ejército francés arriba mencionada reaccionó atacando a la retaguardia de la artillería alemana, diezmándola y capturando las piezas artilleras. 

Creyéndose vencedor, Francisco I aprovechó esta victoria temporal para rematar a los soldados imperiales con los gendarmes, las unidades de caballería de élite francesa.  Los gendarmes iniciaron una gran carga de caballería que supuso, por otro lado, que los artilleros franceses tuviesen que dejar de disparar para no diezmar a sus propios compañeros de batalla.

Les salió al paso la caballería imperial, compuesta en su mayor parte por jinetes españoles, pero fue derrotada.

Combates entre la soldadesca francesa y española en la fase final de la Batalla. Tapiz de Bernaert Van Orley. Siglo XVI. (Fuente: Wikipedia/CCt)

Los caballeros franceses continuaron su avance contra los soldados imperiales hasta una zona boscosa donde se enfrentaron a un grupo de 3.000 arcabuceros españoles comandados por Alfonso de Ávalos, Marqués de Pescara, escondidos entre los árboles que comenzaron a disparar impunemente a discreción contra los gendarmes galos.

Por su parte, los lansquenetes alemanes recompusieron la retaguardia imperial y atacaron el ala derecha francesa. 

LA AYUDA DE LEYVA Y LA DERROTA FRANCESA

Mientras esto sucedía extramuros de Pavía, Leyva decidió acudir en ayuda con sus soldados imperiales.

De pronto los soldados franceses se vieron envueltos en una especie de maniobra de tenaza, y sin posibilidad de reorganizarse, comenzaron a luchar en grupos aislados y sin coordinación entre ellos viéndose reducidos cada vez más en número y bastimentos.  Hacia las 8 de la mañana, la derrota era completa para los franceses quienes huían como podían.  Cientos de ellos perecieron cruzando un puente.

Fue una batalla sangrienta en la que los franceses y sus aliados mercenarios italianos, alemanes y suizos fueron derrotados teniendo unas 15.000 bajas (entre muertos y heridos), entre ellas muchos nobles y generales. 

Por parte imperial, tuvo unas 1500 bajas entre muertos y heridos.

LA CAPTURA DEL REY FRANCISCO I

Viendo que la batalla se le volvía en su contra, Francisco I intentó la huida a caballo del campo de batalla. Sin embargo, un disparo derribó su caballo y el rey quedó atrapado debajo de montura e inmovilizado por su pesada armadura. 

Tres españoles le capturaron en ese momento: El vasco Juan de Urbieta, el gallego Alonso Pita da Veiga y el granadino Diego Dávila.  El monarca galo estaba a punto de ser matado cuando un caballero del Condestable de Borbón le reconoció y salvó la vida, quedando desde ese momento prisionero.

Captura de Francisco I de Francia. Pintura moderna.  Fuente: Elviajerohistorico.com[1]

CONSECUENCIAS DE LA BATALLA DE PAVÍA

Francisco I fue llevado prisionero a España. 50 galeras le escoltaron por mar, primero hasta Barcelona, y después hasta Valencia.  Desde allí, el rey francés fue llevado a Madrid, a donde llegó el 12 de agosto, quedando custodiado en la Casa y Torre de los Lujanes.  Poco después sería trasladado a una de las estancias del Alcázar madrileño, tratándosele con la condición que su regia persona merecía.

El Alcázar de Madrid, hacia 1534. Posible residencia de Francisco I durante su periodo como prisionero de Francisco I de Francia. (Fuente foto: Wikipedia)

Finalmente, al año siguiente, en 1526, Francisco I tuvo que firmar el Tratado de Madrid por el que renunciaba a sus derechos sobre el Milanesado, Borgoña, Nápoles, Génova, Tournai, Artois y Flandes, se comprometió a casarse con la hermana de Carlos I, Leonor, y a enviar a sus dos hijos a España como garantía de que el Tratado sería cumplido.

Sin embargo, una vez liberado, Francisco I rechazó y anuló el Tratado de Madrid y formó una nueva alianza contra Carlos V contando con el papa Clemente VII, el rey de Inglaterra Enrique VIII y la República de Venecia.

Por su parte, a nivel militar, la Batalla de Pavía fue un paso más de lo que serían más tarde los futuros Tercios españoles y consolidó, a su vez, a Carlos V en el poder, quien también en los siguientes años de su vida tendría que hacer a numerosas amenazas, dentro y fuera de Europa.

BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA

DIAZ GAVIER, Mario (2008). Pavía, 1525: La tumba de la nobleza francesa. Almena Ediciones.

FERNANDEZ ÁLVAREZ, Manuel (2015). Carlos V, el César y el Hombre. Espasa - Libros.

KONSTAM, Angus (1996). Osprey Publishing, ed. Pavia 1525: The Climax of the Italian Wars (en inglés). Oxford

PITA DA VEIGA GOYANES, Joaquín (2020). «LA PRISIÓN DEL REY DE FRANCIA: CONSIDERACIONES SOBRE LA CAPTURA DE FRANCISCO I Y SUS VERDADEROS PROTAGONISTAS.». Revista de Historia Militar, (Instituto de Historia y Cultura Militar). 127 (2020): pp. 144-192. Consultado el 6/11/2023.

RODRIGUEZ VILLA, Antonio (1885). Italia desde la batalla de Pavía hasta el Saco de Roma.  Luis Navarro Editor. Madrid. [Disponible online en: Italia desde la batalla de Pavía hasta el saco de Roma - Wikisource]

VVAA (2017). ”La Batalla de Pavía”. (Revista Desperta Ferro. Moderna, Nº 30.

[1] Enlace foto: Los soldados desconocidos de los Tercios – EL VIAJERO HISTÓRICO (wordpress.com)

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