LOS MORISCOS DEL SIGLO XVI EN SU CONTEXTO HISPANO

A partir de 1502, con el edicto de conversión al catolicismo que obligaba a los mudéjares (musulmanes de origen andalusí que vivían en territorio cristiano) esta población islámica se convierte al cristianismo y recibe el nombre de morisca o ‘cristianos nuevos de moro’.  La palabra ‘morisca/o’ ya se usaba en la Baja Edad Media como un adjetivo peyorativo de ‘moro’, nombre dado a los musulmanes en la España cristiana medieval.

Moriscos de Granada bailando y tocando zambras.  Miniatura del Tractenbuch ('Códice de Trajes') de Weiditz. 1529. (Fuente: Wikipedia)

No sabemos en número exacto cuántos eran en España los  moriscos hasta la 2ª mitad del siglo XVI.  Hasta antes de 1570 (pre-Guerra de las Alpujarras), sabemos que en el Reino de Granada eran aproximadamente el 60% de la población total, con zonas como Sierra Nevada o la Alpujarra donde llegaban al 90%.

Sin embargo, algunas partidas bautismales y estudios como el de Rafael Carrasco basado en el discurso de Pedro de Valencia, nos da para el periodo 1568-75 en Valencia, Aragón y Castilla:

VALENCIA

85.000

ARAGON

49.000

CATALUÑA

7.000

CASTILLA

30.000

GRANADA (Antes de la Guerra de las Alpujarras)

150.000

MURCIA [1]

Lepeyre, 15.000 /Carrasco, 18.000

Ya para mediados del siglo XVI, había zonas en España como el Reino de Murcia,  Cataluña y zonas de Aragón y Castilla, donde más efectiva fue la asimilación de los moriscos.

Otras zonas, como partes de Aragón, Murcia (valle del Ricote) Valencia o Granada en cambio, tenían un gran porcentaje de moriscos que aún hablaban en su mayoría el árabe y solo estaban cristianizados y castellanizados de manera nominal.

Con la Guerra de las Alpujarras (1568-1570) esto cambió. Los moriscos de Granada fueron deportados a diferentes zonas de Castilla dejando vacía su región natal.  Allí donde se radicaron, contribuyeron de nuevo a islamizar y arabizar esas zonas donde había ya moriscos más asimilados.  Y en otras zonas, hizo que los moriscos de origen mudéjar y los de origen granadino formasen dos grupos diferentes.

Esta mayor presencia de granadinos por toda España fue el acicate para que la coexistencia morisco- cristiano vieja y la imagen social que la sociedad mayoritaria tenía del morisco se fuera deteriorando a lo largo del último cuarto del siglo XVI y principios del XVII, creándose alrededor del morisco una imagen cada vez más distante y de rechazo, que incluso afectó con el tiempo a los moriscos de origen, que, como los murcianos, estaban perfectamente integrados y asimilados a la fe y costumbres cristianas.

Este rechazo se vio reforzado por varias causas:

1)     Se les veía como una quinta columna de los berberiscos y el Imperio Otomano y por tanto una amenaza.  En parte era verdad, porque la cercanía geográfica entre las costas españolas y las magrebíes propició que los corsarios norteafricanos y otomanos hiciesen rápidas incursiones en el litoral hispano para las cuales contaron con la ayuda de moriscos levantinos locales y otros, emigrados, como guías y tropas de asalto.

2)    Se les comenzó a ver como malos cristianos, que practicaban en secreto el islam y sus costumbres y no estaban integrados, pese a que, como hemos indicado, en muchas zonas de España su integración y asimilación a lo cristiano estaba prácticamente completada. 

3)    El creciente temor a una sublevación morisca generalizada en toda España que pudiese contar con la ayuda de países enemigos de España como Francia o el Imperio Otomano dadas las buenas relaciones (especialmente antes de 1570) entre los moriscos del Reino de Valencia y Granada.

4)    A nivel social, se les veía como un colectivo cerrado en sí mismo y de extrañas costumbres, que secretamente eran ‘finos moros’ (musulmanes), y por tanto, unos herejes que no se dejaban catequizar por la Iglesia. 

5)    También, muchos cronistas de este periodo señalan su alta tasa de natalidad que veían como una amenaza para la población, así como su condición de vida frugal y de trabajadores natos. Esto hacía que, con poco, aunque austeros, vivieran sin carencias llegando incluso a prosperar económicamente más que muchos cristianos viejos de su misma clase social.

Señalar por último, que no podemos hablar de los moriscos como un mismo elemento social y homogéneo para toda España sino de poblaciones de moriscos bien diferenciadas entre sí por todo el país con sus propias particularidades regionales y locales a nivel de lengua, asimilación al cristianismo o por tipo de vida.

LA VIDA RELIGIOSA DE LOS MORISCOS

Aunque por fuera oficialmente habían sido bautizados y catequizados y hubo incluso bastantes conversiones sinceras al cristianismo, sin embargo, la mayoría de los moriscos practicaban el islam de modo clandestino especialmente en los reinos de Granada y Valencia. Este era un islam sunní y malikí parecido al del Norte de África y por un principio del derecho islámico llamado ‘Taqiya’, el creyente morisco podía fingir por fuera su conversión al cristianismo u otra religión y seguir los rituales de la otra fe si ello  le comprometía su vida.  Así, podían por fuera mostrar una falsa devoción a una imagen religiosa e incluso comer cerdo y beber vino si de corazón después se arrepentían y sabían que lo hacían para salvar sus vidas.

En lugares de mayoría morisca como Valencia o Granada, donde el árabe dialectal de origen andalusí aún era hablado por la mayoría de moriscos, el islam más o menos continuó con su fuerza sin embargo en regiones donde había una mejor integración y asimilación de costumbres cristianas y hasta de la lengua, este islam morisco va poco a poco empobreciéndose e incluso adopta algunos elementos cristianos.

A grandes rasgos, estas eran algunas particularidades del islam profesado por los moriscos españoles:

- REZO ISLÁMICO – Llamado por los moriscos azalá (de as-salah), se hacía  5 veces al día mirando a La Meca (al este) y a lo largo del día.  Se ejecutaba ya lavados y purificados ritualmente con el rito de al-guado (al-wadu). La oración la dirigía un imam, normalmente el miembro de la comunidad que más conocía el Corán y el árabe que también hacía las funciones de alfaquí o experto en derecho islámico.  Practicaban este islam en secreto y muchas veces por la noche en algún lugar recóndito de la casa lejos de las puertas de la calle. Podían en caso de apuro, juntar las 5 oraciones preceptivas en una sola si se veían en peligro de exponerse al realizarlas.  

Si rezaban varios hombres de varias casas en el edificio de un morisco las mujeres rezaban detrás o simplemente rezaban solas en otro edificio contiguo.  Si era una familia la que rezaba en su salón, el padre hacía de imam con los hijos a su derecha o bien detrás de él y las mujeres de la casa rezaban detrás de los hombres formando una fila paralela.  Se rezaba descalzos dejando los zapatos en la entrada de la puerta.

Ilustración moderna de una familia musulmana rezando en su casa, con los miembros varones de la familia delante y las mujeres, en este caso, la esposa, detrás (Fuente: Pinterest)

Se usaban esterillas de esparto para rezar en las casas rurales, pudiéndose usar alfombras -individuales o grandes- entre los moriscos más adinerados

Alfombra turca de oración con el nicho mirando a La Meca. Siglo XVII.  Alfombras de rezo similares se hicieron en Alcaraz durante la etapa mudéjar y morisca.

-  “BAUTISMO DEL NOMBRE” - Tras el nacimiento del bebé se realizaba una ceremonia denominada de fada o fadas. Equivalía al bautismo cristiano, y consistía en consagrarlo a Dios susurrándole al oído la Shahāda islámica (Lā ilaha illà Allah, wa Muhammad rasūl Allah, No hay otro Dios sino Alá, Mahoma es el enviado de Alá) para que fuera la primera oración islámica que escuchase. Se le daba un nombre islámico que usaría el futuro musulmán sólo en la casa y entre la familia, y luego hacían un banquete y repartían limosnas. 

Como curiosidad decir que muchos moriscos hacían las fadas inmediatamente después del bautismo cristiano. Llegados a casa le quitaban el aceite con miga de pan y después lavaban al pequeño para quitarle todo rastro de ritual cristiano. Acto seguido comenzaba la fada ya descrita.   La circuncisión se le haría al final del mismo acto o días después.

- ENTIERRO - Tras lavar ritualmente el cuerpo entero del difunto[2], se le vestía a este con una camisa limpia (de esas cristianas largas de lino) y en el caso de la mujer una toca o velo y se les perfumaba. Después, se envolvía el cuerpo en varios lienzos que variaban en número al ser hombre o mujer.  Se les recitaba antes de ser enterrados la oración de la Ŷanaza o de difuntos y se le sepultaba en una fosa con tierra virgen poniéndolos de lateral hacia el Este (La Meca).

Muchas veces lo asimilaban a un entierro cristiano y seguían el ritual católico si a este entierro asistían un sacerdote y cristianos viejos pero con el difunto dentro del ataúd lavado y vestido según la norma cristiana. Terminada la oración con el sacerdote y una vez sólo habiéndose ido éste, lo que hacían si podían, era colocar de nuevo al difunto que estaba bocarriba a la cristiana a yaciendo hacia un lateral mirando a La Meca, según el ritual islámico.  Otras veces, sobre todo en lugares rurales y apartados, con pocos cristianos viejos o casi ninguno, se les podía enterrar según el rito islámico incluso de día.  

También veremos, sobre todo entre mujeres, entierros con ajuar funerario, como joyas o talismanes islámicos e incluso alimentos, reminiscencias de un islam popular mezclado con creencias preislámicas, especialmente en áreas donde la aculturación árabo-islámica era mayor.

Rezo de la Salat al-Ŷanaza ante un difunto por el imām. Los hombres se colocan detrás en fila y las mujeres detrás de los hombres. La cabeza del difunto está a derecha del imán y los pies, la izquierda.  Reconstrucción realizada para la Serie de ISABEL de TVE con asesoría de la autora del artículo, la Mabel Villagra.

CORANES Y LIBROS EN ÁRABE – Los moriscos podían tener escondidos en los huecos de las casas Coranes bien heredados de familia o más comúnmente, llegados por vía marítima o terrestre con los arrieros o comerciantes de manera clandestina. Muchos moriscos que los poseían y conocían la escritura árabe y/o un poco de árabe solían copiar los pasajes que creían importantes y llevárselos atados en pliegos de cordel como una selección. 

Eran objetos muy venerados por la comunidad o aljama local pero su posesión entrañaba un gran peligro para el hogar donde hubiese un ejemplar.

Si la Inquisición pillaba a un morisco con uno de estos pliegos o Coranes eran inmediatamente condenados de gravedad como heréticos y si reincidían, su mera posesión de nuevo podía llevarlos a la hoguera por islamizantes. 

En los casos que los moriscos no supieran árabe, como fue el caso de los moriscos viejos murcianos o castellanos, se podían transcribir en alfabeto romance las frases en árabe para su memorización.

Página de Corán nazarí del Reino de Granada (siglos XIII al XV).  Colección de Mabel Villagra cedida en depósito a la Biblioteca Marqués de Valdecilla (Madrid) para investigadores[3]

También, poseer otros libros en árabe, aunque fuese de medicina, ciencias o literatura podía ser motivo de condena ya que eran publicaciones prohibidas por la Iglesia.  Cuando fueron expulsados, muchos moriscos escondieron estos libros en huecos de la pared que luego eran tapiados con la esperanza algún día de volverlos a recuperarlos para la familia si ellos volvían.

LA HIGIENE ENTRE LOS MORISCOS

A falta de baños públicos (hammām), los moriscos se las ingeniaron para lavarse en el interior de sus casas usando palanganas, agua caliente y jabón o incluso en verano, en corrientes de agua natural.  No había agua corriente en las casas por lo cual esta se almacenaba en cántaros (traída de pozos o ríos) o en aljibes (por recogida de agua de lluvia).

Había un lavado menor llamado entre los moriscos ‘alguado’  (en árabe-al-wudu) que se usaba antes de la oración islámica y un lavado mayor o incluso, una especie de baño que implicaba todo el cuerpo incluyendo las partes pudendas llamado ‘tahor’ y que se hacía tras el acto sexual, al poco de tener un niño o tras la menstruación de la mujer.

Lavado ritual “al-wudu”, llamado al-guado entre los moriscos, previo al rezo islámico en la mezquita (Pinterest)

ALGUNAS COSTUMBRES Y CREENCIAS MORISCAS

MAGIA – Solían creer en profecías (jofores, en morisco) y usaban ciencias ocultas como la astrología o la magia que usaban para encontrar amores, buscar agua o bien curarse a través de la medicina popular de base coránica ciertas dolencias.  Creían en profecías, una de ellas, era la del auxilio a los moriscos por un rey musulmán extranjero que identificaban con el califa del Imperio Otomano.

TALISMANES - Los talismanes llamados alherces (de hirsh en árabe) eran invocaciones a Alá escritas en papel o pergamino, metidas en pequeñas bolsitas de tela de colores que se colgaban en el cuello a modo de escapularios o se cosían en la ropa.  Entre los símbolos usados estaban la mano de Fátima, la media luna, fragmentos del Corán o figuras de ŷinn-s o genios.  Estos símbolos se llevaban como patenas, plaquitas o colgantes.

El sínodo de Guadix de 1554, como ya hiciera la Congregación prohibió el uso de estos objetos, pero se siguieron usando pese a todo, especialmente entre los granadinos: “Ordenamos que los nuevamente convertidos, ni sus hijos ni hijas ni alguno dellos no traigan al cuello ni de otra manera vnas patenas que suelen traer, que tiene en medio vna mano con ciertas letras moriscas. Y defendemos que los plateros no las labren, ni hagan otras obras algunas en que estén esculpidas ni señaladas lunas ni otras letras e insignias moriscas quales los moros solían traer”.

Papel con texto coránico con función de talismán que se enrollaba dentro de un cartucho de metal  o se metía dentro de una funda y se llevaba al cuello.  Daba una función protectora a su portador (Fuente: Web Amuletos de Al-Andalus. Colección Tonegawa)

También, los moriscos usaban alherces para proteger sus casas de alimañas, incendios, etc… que colocaban en agujeros que hacían en los muros de las casas o establos.

Al estar escritos estos textos de talismán en el alfabeto del árabe clásico con el que fue revelado el Corán a Mahoma, las letras del alifato adquirían para los moriscos un poder mágico, talismánico y simbólico.

BIBLIOGRAFIA

BERNABÉ PONS, Luis F. (2009. Los moriscos: conflicto, expulsión y diáspora, Catarata, Madrid, 2009.

CARO BAROJA, Julio (1976) (5ª edición, 2000). Los moriscos del Reino de Granada. Ensayo de historia social. Madrid: Istmo

DOMINGUEZ ORTIZ, A. y VINCENT, B. Historia de los moriscos. Vida y tragedia de una minoría. Ed. Revista de Occidente. Madrid, 1978.

GALLEGO BURÍN. A. y GÁMIR SANDOVAL, A.(1968) (reed. 1996). Los moriscos del Reino de Granada según el sínodo de Guadix de 1554. Universidad de Granada.

GARCÍA PEDRAZA, Amalia. Actitudes ante la muerte en la Granada del siglo XVI. Los moriscos que quisieron salvarse. Universidad de Granada, 2002.

LAPEYRE, Henri (2009). Geografía de la España Morisca.  Universidad de Valencia. Valencia

MARAÑON, G. (2004) Expulsión y Diáspora de los Moriscos Españoles. Ed. Taurus. Fundación Gregorio Marañón 2004.

PERCEVAL, J. M. Todos son uno. Arquetipos, xenofobia y racismo. La imagen del morisco en la Monarquía Española durante los siglos XVI y XVII. Instituto de Estudios Almerienses. Almería, 1997.

[1] Cifras de finales del s.XVI. Hablamos aquí solo de moriscos murcianos autóctonos, no granadinos llegados a Murcia, según Lapeyre y Rafael Carrasco.

[2] Los hombres lavaban al difunto masculino y las mujeres, a miembros de su mismo sexo.

[3] Se puede descargar completo en este enlace: dioscorides.ucm.es/proyecto_digitalizacion/imagenes/2011//5327233063.pdf

Dejar un comentario

Iniciar sesión


Categorías

arrow_upward