En 1521, subió al trono del Imperio Otomano Solimán quien comenzó una campaña rápida de conquistas siguiendo el consejo de su padre de expandirse a Occidente. Estas campañas incluyeron las conquistas de Damasco y Belgrado para debilitar las regiones que hacían de estado-colchón del Reino de Hungría, el cual, durante siglos, había sido el bastión de la Europa cristiana frente al Islam. Tras la derrota de Mohács (1526) la amenaza otomana comenzaba acercarse más y más a los dominios de los estados cristianos.
EUROPA CENTRAL, ANTES DE 1529.
A lo largo de los siglos XIV y XV, los Otomanos habían derrotado sucesivamente a serbios, búlgaros y bizantinos. En 1453, Constantinopla cayó en manos turcas por lo que Hungría se quedó sola para hacer frente a la presión islámica en los decenios siguientes.
En el mapa, en distintas tonalidades de naranja, podemos ver la expansión otomana desde el siglo XIV. En naranja claro, vemos la frontera islamo-cristiana hacia 1520 a la subida al trono de Solimán el Magnífico. Podemos ver dónde fue la Batalla de Mohács de 1526 y estaba situada Viena que sufrirá en 1529 el conocido Sitio.
En la segunda mitad del XV, las campañas militares del conde Juan Hunyadi y del rey Matías Corvino, mantuvieron a raya a los Otomanos e incluso consiguieron algunas expansiones territoriales. Sin embargo, la muerte del rey Matías Corvino sumió al reino en un caos hasta que el reinado de Vladislao II estabilizó en parte el país, pero una enfermedad incapacitó pronto al monarca, circunstancia que fue aprovechada por algunos oponentes como el conde húngaro Juan Zápolya para ir en contra de Vladislao II y adquirir más poder.
Entre tanto, el rey enfermo aconsejado por sus validos inició una política de aproximación a los Habsburgos y pactó el matrimonio de María de Austria, hija de Felipe el Hermoso y Juana de Castilla, con su hijo, el príncipe Luis (futuro Luis II de Hungría).
A pesar de estos acuerdos, los destinos de la monarquía húngara quedaron subordinados a los nobles y al clero que aprovecharon en su beneficio este vacío de poder.
Juan I Zápolya, rey de Hungría autocoronado tras la muerte de Luis II en Móhacs. Era un ambicioso político que pasó de apoyar al monarca húngaro a velar por sus intereses personales, políticos y territoriales. Enemigo de Fernando I de Hasburgo, se alió con Solimán contra éste y se convirtió en vasallo. Llegó a ayudar a Solimán en las campañas previas al Sitio de Viena. Murió en 1541.
En 1516 tras la muerte de Vladislao II, sube al trono de Hungría el rey Luis II. Éste en su juventud había recibido una exquisita educación y hablaba varias lenguas. Era un consumado cazador y adoraba los banquetes. Un año antes, en 1515, había sido nombrado Caballero del Toisón de Oro. Su personalidad, sin embargo, era débil y enfermiza y fácilmente manejada por sus consejeros y regentes.
El joven rey Luis II de Hungría (Buda, hoy Budapest; 1 de julio de 1506 - Batalla de Mohács, 29 de agosto de 1526)
Las crecientes conquistas de Solimán, entretanto, se acercaban más y más peligrosamente a las fronteras del reino húngaro.
En 1521, Belgrado, una de las líneas de defensa más importantes de la frontera cristiana, fue puesta bajo asedio y bombardeada desde el Danubio por las tropas de Solimán. Con sólo 700 defensores, la ciudad tuvo que rendirse en agosto de ese año. La caída de Belgrado fue un golpe para el reino de Hungría.
En 1522, por su lado, Luis II de Hungría se casaba finalmente con María de Austria por lo que oficialmente se emparentaba con los Habsburgos.
Hacia 1525, la consolidación de Solimán en el poder continuaba siendo imparable: Había derrotado y arrebatado en 1522 Rodas a los Sanjuanistas, dominaba ya extensas zonas del Norte de África, la Península Arábiga y Oriente Medio, así como de Europa Oriental.
Ese mismo año también, Carlos V venció a Francisco I en Pavía, por lo que el equilibrio de fuerzas se había desplazado a Europa Central dejando Hungría y la Europa Oriental desprotegidas. Además, la problemática protestante hacía que la Europa cristiana estuviera fragmentada.
Por otro lado, incluso el Papado se había puesto en contra del Emperador y Francia, a su vez enemiga de Carlos V había pedido ayuda a los Otomanos constituyéndose en el principal aliado de éstos en Europa Occidental. Estas circunstancias dejaban vía libre al avance de Solimán hacia Europa.
Su siguiente objetivo era el debilitado Reino de Hungría y hacia allá el Sultán encaminó sus tropas ya que dominándola podrían controlar las rutas comerciales del Danubio hasta el Mar Negro y poder tener acceso fácil a Centroeuropa.
LA BATALLA DE MÓHACS (1526)
Luis II había estado pidiendo durante años ayuda a Fernando I de Habsburgo y a su primo Segismundo I de Polonia-Lituania, pero esta vez la situación era crítica. El rey húngaro iba a estar solo en su defensa ya que estos monarcas tenían graves problemas internos en sus reinos respectivos y no podían ayudarle. Abandonado también por Bohemia y tras esperar en vano los refuerzos de Transilvania y de los serbo-croatas, Luis II decidió por su cuenta enfrentarse a los turcos en Mohács, al sur de Budapest.
Así, junto a algunos obispos y nobles como Jorge de Zápolya (hermano del ya mencionado conde Juan), el 29 de agosto de 1526, presentó batalla contra las tropas de Solimán que les sobrepasaban en número. Algunas estadísticas modernas creen que fueron 55.000 los combatientes otomanos frente a unos 40.000 que formaban el ejército cristiano.
En una llanura pantanosa cercana al Danubio, ambos ejércitos se enfrentaron en un combate sin cuartel que apenas duró 2 horas. Casi 15.000 soldados de Luis II perecieron, la mayoría por ahogarse con sus armaduras pesadas en el pantano, y con ellos el propio rey húngaro fue encontrado muerto aún subido en su silla de montar.
La derrota de Luis II no fue sólo la derrota del cristianismo frente al islam, sino de unas tácticas de combate anticuadas (basadas en la carga de caballería pesada) frente a las armas más ligeras y portátiles como los arcos y escopetas de los jenízaros y soldados turcos y sus aliados como los rumelios. Esta derrota de Mohács recuerda por la similitud y el uso de las tácticas militares a otras batallas como Nicópolis o Crécy.
Las consecuencias de este descalabro fueron nefastas para Hungría. Al morir sin descendencia Luis II, y con un reino devastado por los Otomanos se abría para Hungría un futuro político incierto y gris: Por un lado, el conde Juan Zápolya se autoproclamó rey como Juan I de Hungría y pactó el apoyo de Solimán a su causa; por otro lado, estaban las pretensiones de Fernando I de Habsburgo, casado con Ana de Hungría, hermana de Luis II, y por tanto cuñado del difunto monarca, que tenía también el derecho a reinar, aunque sólo como rey consorte de la reina Ana.
La tercera parte en discordia era el principado de Transilvania, pro-Zápolya, gobernado por un grupo de nobles húngaros, que al final acabó rindiendo vasallaje al Imperio Otomano.
Esto creó una guerra entre reyes en Hungría entre Juan I Zápolya, que estaba apoyado por los otomanos y Fernando I de Habsburgo, quien fue ayudado por su hermano Carlos V.
Ambos magnates se enfrentaron en la Batalla de Tokaj (o de Tarcal) el 27 de septiembre de 1527 siendo derrotado el húngaro. Tras una segunda derrota en la Batalla de Szina (20 de marzo de 1528), Juan I huyó a Polonia y buscó la ayuda de Solimán contra los Habsburgos españoles y alemanes. Mientras tanto, Solimán avanzó y conquistó y saqueó Buda (la actual Budapest).
La aproximación de Juan I Zápolya a Solimán y la fragmentación y las guerras internas en el Reino de Hungría abrieron los ojos a una Europa sumida en una crisis política y religiosa grave ya que el siguiente avance, tras Hungría, era Austria.
En España, Carlos V fue consciente de la situación que se avecinaba: Reunió Cortes en Valladolid (1527) para intentar lograr recursos económicos que permitieran luchar contra el Turco. Pero no logró conmover ni a las órdenes militares ni a la nobleza. En España no se percibía al ejército turco en Centroeuropa como una amenaza real, pero este pensamiento iría cambiando con el tiempo cuando los otomanos crearon en el Mediterráneo occidental un beyato en Argel.
Mientras tanto, Fernando I, actor principal en esa lucha de poderes por Hungría, y la parte más amenazada por tener su reino haciendo frontera con el Islam, debería vérselas a solas con Solimán el Magnífico.
Era tal este “peligro otomano” que los propios Lutero y Erasmo de Rotterdam pidieron al Emperador católico que acudiera en auxilio de la Cristiandad.
Fernando I de Habsburgo. Pintura de Hans Bocksberger el Viejo, mediados del siglo XVI.
Austria, como el resto de las posesiones de los Habsburgos, había también sufrido el caos y la división interna que trajeron las guerras de religión contra los protestantes, quienes también eran aliados potenciales de los Otomanos en su lucha contra el Imperio.
En Viena, la mayoría de sus habitantes comenzaban a profesar ideas heréticas contra el catolicismo oficial. Ya a mediados de la década de 1520, la presencia de la secta protestante anabaptista era muy significativa: En 1524, su líder espiritual, Kaspar Tauber, fue condenado a la hoguera por hereje y en 1528 fueron quemados otros 22 anabaptistas, pero la amenaza protestante siguió latente y parecía aumentar. Además, existía el miedo a que se hiciera real una posible alianza otomano-protestante contra el Imperio además de la ya existente en Europa con Francia y los príncipes rebeldes protestantes de Alemania.
Kaspar Tauber es llevado a la hoguera.
En 1527, se produce el Saqueo de Roma y Carlos V se ve en una posición ventajosa para negociar la paz imponiendo sus condiciones al papa Clemente VII en junio de 1529 con la firma del tratado de Barcelona; y en agosto de ese mismo año, el Emperador hizo lo mismo con el rey de Francia, Francisco I.
Viendo cómo se acrecentaba el poder de su rival Carlos V y para apoyar a Juan I Zálpolya y asegurar sus nuevos dominios húngaros, Solimán comenzó a preparar y rearmar a su ejército con vistas a organizar la que sería una de sus campañas militares más ambiciosas.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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Link: https://repositorio.uam.es/bitstream/handle/10486/1235/17116_C6.pdf?sequence=1 [Consultado el 10 de noviembre]
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KITSIKIS Dimitri, El Imperio otomano, Fondo de Cultura Económica, México,1989,
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GOODWIN, Jason. Los Señores del Horizonte: Una Historia del Imperio Otomano. Alianza Editorial, 2006.
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