INTRODUCCIÓN: EL SIMBOLISMO DE LA LUZ DESDE LA PREHISTORIA A LA TRADICIÓN JUDEO-CRISTIANA

Desde la Prehistoria hasta hoy, el hombre ha dado al fuego no sólo una dimensión práctica como fuente de calor e iluminación sino también todo un trasfondo simbológico y mágico representando en la luz el triunfo sobre la oscuridad y los males del mundo o la conexión con la Divinidad y el conocimiento en un espacio místico separado del mundo material. 

En el ámbito geográfico y social de Al-Ándalus que veremos en el presente artículo y donde coexisten las tres religiones monoteístas (Judaísmo, Cristianismo e Islam), también la luz no es sólo una mera fuente de iluminación, sino que mantiene toda una simbología sagrada y transcendente ya que según la tradición judeo-cristiana formó parte desde el principio de la creación del mundo. Ya en el Libro del Génesis se nos dice textualmente: “Entonces Dios dijo: «¡Que haya luz!» Y hubo luz. Al ver Dios que la luz era buena, la separó de la oscuridad y la llamó «día», y a la oscuridad la llamó «noche».”[1] Siglos más tarde, en el Nuevo Testamento, Jesucristo es presentado como ‘la Luz del Mundo’

En el ámbito judío, tenemos la Fiesta de la Janucá o de las Luces, que recuerda la derrota griega por los Macabeos en el año 165 a. de C. y la vuelta al culto judío del Templo de Jerusalén donde milagrosamente un candelabro se mantuvo encendido ocho días consecutivos a pesar de no tener la cantidad adecuada de aceite de mecha [2]

1) EL SIMBOLISMO DE LA LUZ EN EL ISLAM

En el Islam, la luz reviste un significado especial. Uno de los 99 nombres divinos de Dios es ‘An-Nūr’, literalmente ‘La Luz’ y una azora recibe justo este título, destacando una hermosa aleya o versículo, la 35, en la que se afirma:

Dios es la Luz de los cielos y la Tierra. Su luz es como [la que surge de] una hornacina en la cual hay una lámpara dentro de un recipiente de vidrio tan brillante como un astro resplandeciente. La lámpara se enciende con el aceite de un árbol bendito de olivo [procedente] de una zona central entre Oriente y Occidente, cuyo aceite por poca alumbra sin haber sido tocado por el fuego: Es luz sobre luz. Dios guía hacia Su luz a quien Él quiere, y expone ejemplos para que los hombres recapaciten; y Él es Omnisciente.”[3] 

Este verso ha tenido una gran repercusión en el pensamiento islámico a niveles muy profundos: en lo filosófico, religioso, místico y artístico tal como afirma la historiadora del arte e investigadora Samira al-Khemir[4].  Se habla metafóricamente de una luz producida por una lámpara llena de un aceite bendito pero que no es de este mundo. No es sólo una luz física, sino una luz que nos ayuda a transcender a lo metafísico abriendo al hombre a toda una dimensión simbológica, ritual y mística que se refleja en su vida cotidiana en el mundo material. De ahí que la luz, ya sea natural o artificial, tenga una gran importancia en la vida cotidiana del Islam no sólo como sistema práctico de iluminación sino también como concepto y aspiración del ser humano, como símbolo y puente hacia realidades transcendentes y espirituales.

Por ello, la luz se convierte en medio de la oscuridad de la noche en una continuidad de esa luz solar que no se ve. No sólo crea un ambiente donde los habitantes del hogar pueden seguir en parte con sus vidas cotidianas hasta que se acuestan, sino que traer luz al hogar es traer una chispa de esa realidad transcendente y, por tanto, su simple presencia traía bendiciones al hogar, que se convertía en lugar de recogimiento y refugio.

También la luz tenía en Al-Ándalus un sentido ritual.  Se usaban luminarias para acompañar las tumbas de los difuntos recientes y en festividades como la de San Juan, la Ansara o Mahrayān en árabe, parece que se encendían luminarias[5]. Ambas costumbres fueron criticadas por los rigoristas jueces y ulemas que las consideraban costumbres paganas no musulmanas.

2) TIPOS DE ILUMINACION PORTÁTIL EN AL-ANDALUS

En Al-Ándalus, el sistema de iluminación portátil más usado fue el candil, con distintas versiones, hechuras y materiales como veremos a continuación.

En cuanto a la palabra, ésta proviene del árabe qandīl, término que los árabes a su llegada a Oriente Medio tomaron del griego kandele, y que, a su vez, era préstamo lingüístico del latín candela que significabavela”.

Los candiles y otras formas de iluminación como las lámparas de cristal, formaron parte del ajuar y ornamentos de edificios públicos como mezquitas, santuarios sufíes (zawyías), bibliotecas o palacios donde eran empleados en actividades rituales[6], religiosas y políticas[7].

3) LA ILUMINACIÓN CON CANDILES EN EL HOGAR

Sin embargo, era en el hogar donde estos sistemas de iluminación más se usaban cotidianamente, permitiendo no sólo alumbrar los espacios domésticos, sino también dar una sensación de paz y calidez a sus moradores y a las estancias que ocupaban.

El material de fabricación de los candiles que podía haber en una casa estaba relacionado con el poder adquisitivo del dueño y su familia.

En la mayoría de las casas, y especialmente entre clases medias o populares, se usaron candiles de cerámica bizcochada a la que se le podían aplicar otras técnicas, como el vidriado, para darle una cierta impermeabilidad.

En las viviendas de clase aristocrática, o bien con un gran poder adquisitivo, se usaron candiles cerámicos de alta calidad y cara producción, más elaboradas y lujosas, como en la época califal, con la  técnica de verde y manganeso que juega con el contraste entre el negro-morado del manganeso y el verde del cobre, con la pasta blanca de base (engobe). También era frecuente ver candiles hechos de metal (normalmente de cobre o bronce dorado), encontrándose piezas autóctonas o de importación[8], que podían ser heredadas de padres a hijos formando parte de un suntuoso ajuar.  Poseer estas piezas de alfarería lujosa y/o metal, además, daba a la familia poseedora de estos bienes un papel áulico y de estatus social.  Asimismo, en estos entornos aristocráticos hubo candiles realizados en piedra o vidrio soplado, aunque eran los menos frecuentes. 

4) CLASES DE CANDILES (ILUMINACIÓN PORTÁTIL) EN AL-ANDALUS

Existieron varios tipos de candiles a lo largo de las distintas etapas de la Historia de Al-Ándalus según autores como Juan Zozaya o Guillermo Rosselló-Bordoy [9].

En este caso, para no extendernos, sólo desglosamos sucintamente las tres tipologías básicas y principales del candil andalusí:

-      Candiles de piquera y doble piquera,

-      Candiles de cazoleta y

-      Candiles de pie y/o platillo (con o sin asa).

a) CANDILES DE PIQUERA Y DOBLE PIQUERA

Los candiles con forma de piquera derivan de modelos tardorromanos (lucernas) y bizantinos rematados con esta misma forma de quilla que posteriormente se desarrolló en su versión islámica en Egipto, Persia y Oriente Medio y de la que derivaría modernamente en la forma que conocemos comúnmente en el imaginario popular por las Mil y Una Noches, como la ‘Lámpara de Aladino’.

Desde Oriente llegaron hasta la Península Ibérica estas tipologías  ya desde época Omeya como resultado del influjo en la Corte cordobesa de las modas abasíes de Bagdad. Fueron además unas piezas muy estimadas y poseídas ya que, además, candiles similares se han hallado en contexto arqueológico no sólo en el espacio geográfico de Al-Ándalus sino en el Magreb islámico.

Para preparar un candil de piquera, primeramente, se le echaba aceite - por lo normal, de olivo, de algarrobo o de grasa animal - por el llamado embudo o gollete que estaba rematado por una tapa cónica. El aceite quedaba depositado dentro de una cazoleta desde donde se repartía por el fondo y el canal de la piquera. Se embebía en este aceite la mecha, que solía estar de fibras vegetales como lino o cáñamo. Un extremo de esta mecha quedaba en la cazoleta o depósito.  El otro extremo de la mecha se sacaba por la punta de la piquera o ‘pico’ del candil, de ahí el nombre de esta tipología. Esta punta de mecha que sobresalía era la que se encendía hasta que por desgaste tenía que ser sustituida por otra nueva.

Algunos modelos de candiles de piquera, especialmente en los de metal, disponían de una cadena de pequeños eslabones serpentiformes, de la que pendía una despabiladera utilizada para avivar la mecha tal como podemos ver en el llamado Candil de Elvira, de época califal.

Si se quería una llama más alargada y grande bastaba con colocar sal gorda en el aceite que hacía de combustible y removerlo con la despabiladera. Algunos candiles de piquera llevaban un reflector para evitar deslumbrar al que la portaba.

Una variante también muy extendida de esta clase de candiles eran los llamados candiles de doble piquera con dos salientes con sus respectivas mechas embebidas de aceite.  

Incluso los hubo hasta de cuatro piqueras como el ejemplar de Bayyana (Pechina, Almería) con un recipiente rematado en un arillo al que se ataba una cuerda soportada a su vez por un sistema de poleas que permitían subir y bajar a voluntad la lámpara para cambiarle el aceite o las mechas o dejar suspendida la lámpara encendida a una altura controlada cerca del techo para iluminar una estancia.

Estos candiles estuvieron presentes en casi todos los periodos de la Historia de Al-Ándalus desde la época omeya hasta la época nazarí, alcanzando su máxima popularidad entre los siglos XI y XIII, en época almorávide y almohade en la Península Ibérica y el Magreb.

Algunos modelos de candiles de piquera:

-      De metal

Uno de los ejemplares más destacables de esta tipología es este precioso candil de piquera de Algeciras (siglo X, época califal) y que viene adornado con epigrafía cúfica a modo de talismán y un ave estilizada. 

 

El siguiente modelo procede de la provincia de Jaén. Se halla en el Museo de la Alhambra y es similar en formas al anterior. Está datado en época almorávide (finales del siglo XI – mitad del siglo XII). Tiene en el asa un animal estilizado e inscripciones cúficas que se traducirían como ‘la felicidad completa’, para dar buena suerte y protección a su dueño[10].

-      De cerámica

De todas las tipologías de candiles existentes en Al-Ándalus, los de piquera en barro cocido y total o parcialmente vidriados son los más abundantes y los encontramos desde época Omeya hasta la época nazarí. Su fabricación cerámica variaba las técnicas e ingredientes usados, habiendo modelos básicos en cocido bizcochado y otros más sofisticados y de gran calidad que incluían un doble horneado donde se les daba un tratamiento especial (por ejemplo, esmaltado o vidriado) y detalles estéticos que dieron paso a exquisitas cerámicas muy apreciadas incluso en los reinos cristianos peninsulares, como la de verde y manganeso en época califal y las cerámicas verde nazarí, la azul y blanca o la de loza dorada, típica de los alfares nazaríes.

A continuación, compartimos a nivel cronológico distintos modelos cerámicos de candiles de piquera andalusíes, que como puede observarse, tienen muchas variantes y diseños que cambian con los siglos, pero que en todos los casos mantienen un patrón y formas muy similares.

Unas excelentes reproducciones de estos candiles de piquera cerámicos que estamos mencionando, y basadas en modelos de las épocas almohade y nazarí, podemos encontrarlas en la sección de cerámica histórica de la web de La Casa del Recreador:

 Candil de piquera de época emiral o califal.  Presenta aún una cierta similitud con ciertas lucernas tadorromanas, especialmente en la forma de la cazoleta. Este ejemplar fue hallado en Jaén[11]

Candil de piquera de época zirí (siglo XI).  Granada.[12]

 

Candil de piquera de origen almohade (siglos XII-XIII) hallado en Rota, Cádiz[13]. 

Candil de piquera del Museo de la Alcazaba de Almería. Hecha en decoración en esmalte verde mediante "técnica de verdugones". Siglos XI al XII. Época taifa o almorávide[14]

Candil de piquera de época nazarí (Reproducción para exposición).  Decoración a la cuerda seca[15]

De cuatro piqueras tenemos este ejemplar de candil - lámpara y con un eje central rematado en una anilla, sin duda usada para colgar de una cuerda o cadena que podía ser subida o bajada a voluntad para rellenar el aceite. Se halló en Pechina[16], Almería, y data de época almorávide, siglos XI-XII[17].

 b)     CANDILES DE CAZOLETA

Aunque hay antecedentes de origen norteafricano preislámico en contexto púnico de candiles de cazoleta muy similares, sin embargo, los ejemplares que llegan a Al-Ándalus tienen una influencia de origen oriental con varios siglos de evolución.

Ya en los siglos VII y VIII[18] d.C., en época Omeya, se difundió una tipología de candil de cazoleta de pellizco desde el Oriente Medio y Persia hasta tierras del Magreb a través de Egipto a donde llegó en los siglos X y XI.  Desde allí, esta tipología viajó a finales del siglo XII hasta Al-Ándalus con las invasiones norteafricanas almorávide y almohade, popularizándose ya desde el siglo XIII y siguientes.

Se trata de un candil de apariencia muy elemental, con una simple piquera de pellizco (hecha a mano en el barro aún fresco) destinada a hacer de soporte y mantener la mecha de iluminación. Podían tener un asa para permitir su transporte y no quemarse o bien como se ha documentado en algún ejemplar almorávide, una especie de mango alargado hacia arriba.  El aceite se echaba en la cazoleta y la mecha se ponía entre el fondo y el saliente del candil con forma de pellizco que daba por su peculiar forma una excelente base estabilizadora a la mecha.

Hechos en barro cocido, estos candiles aparecen a menudo en contexto arqueológico formando parte de ajuares de ámbito doméstico. 

También, bastantes candiles de esta tipología han aflorado en yacimientos funerarios andalusíes y no se sabe aún por qué. Algunos autores piensan que se usaron para iluminar las tumbas recientemente excavadas o ritualizar el paso del difunto al Más Allá mediante su apagado ya que hay algunas han aparecido boca abajo indicando posiblemente la vida apagada.

 Candil de cazoleta abierta y asa hecho en cerámica vidriada, datado en el siglo XII. Procede de Plasencia (Cáceres).

 Cazoleta cerrada hecha en cerámica vidriada verde sin decoración. Siglo XIII. Hallada en La Alhambra[19]

Candil de cazoleta abierta de pellizco, con asa, vidriado con óxido de hierro[20].

Candil de cazoleta semicerrada y sin asa (posiblemente extraviada) hallado en Sevilla, Mediados siglos XII al XIII[21].

c) CANDILES DE PIE O/Y PLATILLO (Con y sin asa)

Había candiles de pie que coexistieron también con los otros modelos. 

Estos modelos aparecen en la España musulmana sin asa en época Omeya y taifa (siglo XI, como en el portacandil de Denia que veremos).

Es a partir del XII cuando veremos modelos similares que incorporar una gran asa delgada que va desde la cazoleta al platillo que lo sostiene.

Su altura permitía obtener una mejor iluminación y proporcionaba al llevarlos una mayor seguridad, ya que al cogerlos por el fuste se evitaba así quemarse uno con la llama. 

En la parte superior, la cazoleta varió, habiendo distintas formas de misma, siendo la más popular la de cazoleta de pellizco. 

Del grupo de candiles de pie sin asa, un primer ejemplo sería esta pieza cordobesa[22] de pie y sin platillo ni asa que presentamos con cuatro pequeñas piqueras hecha en vidrio verde de cobre con oxidante, con cuatro piqueras que permitía colocar cuatro mechas de iluminación que se empapaban desde el receptáculo central en donde se colocaba el aceite que las encendía.

 

Otro interesante objeto, esta vez de metal, es el llamado ‘Portacandil de Denia’, datado en el siglo XI y aunque hallado en Denia, en realidad es un objeto de importación procedente de talleres de lo que hoy es Palestina y que llegó a través del Mediterráneo en algún navío mercante.   Al ser de importación y de metal, se trata de un ornamento que muy probablemente en alguna casa de la clase aristocrática local[23].   Sirvió de soporte para alguna candela portátil o velón.

Con asa, aparece en el siglo XII y se hace muy frecuente a partir de principios del siglo XIII a partir del cual evolucionará a modelos más sofisticados en los siglos XIV y XV. A partir de finales del siglo XIII, encontramos un tipo de candil de pie de tipología típicamente nazarí cuyo modelo sobrevivirá en época mudéjar e incluso cristiana.

La mecha se colocaba en la cazoleta donde se vertía previamente el aceite que hacía de combustible y, que como hemos dicho, ya incorpora la forma de cazoleta con pellizco. Al tener una base ancha, un fuste grueso y la cazoleta en la parte más alta garantizaba una gran estabilidad a la pieza, así como una mayor iluminación de la estancia que se quería alumbrar.  Al tener el asa, la fuente de calor se hallaba lejos de la mano o de la superficie donde este objeto se ponía.

En el Reino musulmán de Granada, muchos de estos candiles de pie con asa están decorados en una única tonalidad y técnica de vidriado llamado ‘verde nazarí’[24]  que le daba una función no sólo estética sino profiláctica y práctica tal como afirma Alfonso Ruiz García. En cambio, los candiles de lujo, aparecen con decoración más compleja y motivos en blanco y azul, con reflejos dorados o sólo dorados como este ejemplar nazarí, procedente del Museo de Málaga.

  

A izquierda: Candil de pie alto en cerámica vidriada color verde manganeso hallada en la Alcazaba de Almería (s. XIV-XV). Fuente Foto: Museo de Almería. A derecha: Reproducción de un candil de pie encendido del Museo de la Alhambra hecha por Almudena Gómez Granados. Fuente foto: Museo de la Alhambra de Granada.

Por último, señalar que esta tipología persistió en la España mudéjar donde se fabricaron modelos similares de candil con asa inspirados en los nazaríes de Granada. 

En las siguientes fotos podemos ver dos modelos, uno el llamado ‘Candil de Manises’ del siglo XV, hecho en loza dorada y depositado en el Museo de la Alhambra de Granada[25] que sigue modelos nazaríes y el de la derecha, una evolución propia de candil de pie con asa hallado en Teruel[26], hecho en cerámica esmaltada y datado de finales del siglo XIV, con una Mano de Fátima o Hamsa pintada para dar un poder talismánico a la pieza.

   

  

BIBLIOGRAFÍA

ARANCA LINARES, Carmen (1984). “Estudio tipológico de los candiles musulmanes de barro del Museo de Cádiz”.  p. 162-163; il. 17; lám. V; Estudios de Historia y Arqueología Medievales. Tomos III y IV

AL-KHEMIR, Sabiha (2014). Nur: la luz en el arte y la ciencia del mundo islámico. Sevilla, Fundación Focus.

FERNÁNDEZ-PUERTAS, Antonio. “Candiles epigrafiados de finales del siglo XI o comienzos del XII”. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos, Sección ÁrabeIslam, XXIV, fasc. 1º. 1975. pp. 107-114.

Navarro Palazón, J.; Robles Fernández, A., Liétor: Formas de vida rurales en Sharq al-Andalus a través de una ocultación de los siglos X-XI, Centro de Estudios árabes y arqueológicos “Ibn Arabi”, Murcia: 1996, pp. 77-79, n° 64, 65.

ROSELLÓ BORDOY, Guillermo. El ajuar de las casas andalusíes. Málaga: Editorial Sarria, 2001.

RUIZ GARCÍA, Alfonso (2006).   La cerámica en vidriado verde del Museo de la Alhambra. Los jarrones de la Alhambra. Simbología y poder. Madrid: Patronato de la Alhambra y Generalife, 

ZOZAYA, Juan. Una discusión recuperada: candiles musulmanes de disco impreso. Arqueología y territorio medieval 6, 1999. pp 261-278.

NOTAS

[1] La Biblia (versión online).  Enlace: Génesis 1 | DHH94I Biblia | YouVersion (bible.com)  [ Consultado online el 28/6/2022]

[2]Durante cada una de las noches, familias y grupos de amigos se reúnen y encienden una de las velas del januquiá, un candelabro de 8 brazos hecho para la fecha. Durante los 30 minutos que la vela se mantiene encendida, los invitados intercambian regalos, y comparten rezos.

[3] El Corán (24:35).  Enlace. Sura 024 - La Luz | nurelislam   Hemos cambiado la palabra Allah de la traducción original por ‘Dios’, para una mejor compresión de nuestros lectores.

 [Consultado el 28/6/2022] 

[4]Cfr.  AL-KHEMIR, Sabiha (201t4). Nur: la luz en el arte y la ciencia del mundo islámico. Sevilla, Fundación Focus.

[5] VILLAGRA ROMARO, Mª ISABEL (2015)  CELEBRAR SAN JUAN EN AL-ANDALUS: DE LA 'ANSARA A LOS MORISCOS. (historiayarabismo.wixsite.com)  [Consultado el 28/6/2022}

[6] Como ocurre hoy en día, velas y candelas se usaron también en Al-Ándalus con una finalidad ritual. Por ejemplo, las tumbas de descendientes o compañeros del Profeta Mahoma o más comúnmente, en las de hombres conocidos por su piedad, devoción y ascetismo como el caso de los santones sufíes, ulemas o sabios.  Colocando estas velas y candelas, los fieles esperaban recibir un favor divino a sus peticiones o ruegos por la salud o prosperidad o incluso milagros gracias a su intercesión y el poder de la ‘baraka’, suerte de bendición que emanaba de estos lugares venerados.   Cfr. PALACIOS ONTALVA. J. Santiago (2020), “La muerte del príncipe en Al-Ándalus” en La Muerte de los Príncipes en la Edad Media: Balance y Perspectivas Historiológicas. Casa de Velázquez. Madrid; p. 245  

Otro caso de ritual también funerario, perteneciente a un islam popular y de posible raíz hispánica preislámica, era colocar un candil boca abajo en las tumbas musulmanas, como indicando la vida apagada.

[7] Como las candelas de latón usadas entre otros sistemas de iluminación en las celebraciones del Mawlid del Profeta en 1362 en el Palacio de la Alhambra y que menciona Ibn al-Jatīb de Loja.

[8] Como el llamado Candil de Denia, producido en talleres del área de Palestina y traído a Denia en el siglo XI.

[9] Una clasificación más precisa y completa de todas estas tipologías puede verse en ARANCA LINARES, Carmen (1984). “Estudio tipológico de los candiles musulmanes de barro del Museo de Cádiz”.  p. 162-163; il. 17; lám. V; Estudios de Historia y Arqueología Medievales. Tomos III y IV

[10] Fuente de la imagen:  Museo de la Alhambra. Red Digital de Colecciones de Museos de España - Búsqueda general (mcu.es)

[11] Fuente y créditos de la foto: Museo de Jaén.

[12] Fuente y créditos de la foto:   REINOS DE GRANADA ZIRÍ Y NAZARÍ, REGIÓN GRANADINA: noviembre 2016 (1000granada.blogspot.com)

[13] Fuentey créditos de la foto: Museo de Cádiz (Red Digital de Colecciones de Museos de España - Visor de imagenes (mcu.es))

[14] Fuentes y crédito de la foto: Museo de Almería (Pinterest)

[15] Fuente imagen: REINOS DE GRANADA ZIRÍ Y NAZARÍ, REGIÓN GRANADINA: noviembre 2016 (1000granada.blogspot.com)

[16] La antigua Bayyana andalusí.

[17] Fuente y créditos de la imagen: Museo de Almería.

[18] AZUAR RUIZ, Rafael (1981). “Algunas notas sobre candiles de cazoleta abierta y de pellizco, hispanomusulmán”, en II COLOQUIO CERÁMICA MEDIEVAL DEL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL, Toledo.

[19]Fuente y crédito de foto: Museo de la Alhambra.

[20] Fuente y créditos de foto: Museo de Alcoy.

[21] Fuente: Pinterest

[22] Fuente: Pinterest.  No venía datación, sólo una mención a Córdoba por lo que podríamos datarla aproximadamente por el estilo de las piqueras en época califal o taifas (s.X-XI).

[23]  “Candiles que recorrieron todo el Mediterráneo medieval hasta Daniya”. Candiles que recorrieron todo el Mediterráneo medieval hasta Daniya | Noticias La Marina Plaza.  La foto del portacandil proviene del mismo enlace que el artículo.

[24] RUIZ GARCÍA, Alfonso (2006).   La cerámica en vidriado verde del Museo de la Alhambra. Los jarrones de la Alhambra. Simbología y poder. Madrid: Patronato de la Alhambra y Generalife, 

[25] Fuente de la foto: El candil de Manises - Patronato de la Alhambra y Generalife (alhambra-patronato.es)

[26] Fuente de la Foto: Candil – museo de Teruel

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