Lorica hamata (6 mm)

Con un origen celta la cota de malla fue adoptada por los romanos desde el siglo II a.C. y se utilizó de manera ininterrumpida hasta la Edad Media. Lleva un refuerzo en los hombros que protege al legionario de los golpes verticales.

Este tipo de armaduras, hechas completamente a mano, se basan en anillas metálicas remachadas de tan solo 6 mm de diámetro (mayor protección que las de 8 mm) que van formando toda la pieza. Esto permite que cada anilla tenga un grosor aproximado de 1 mm, reduciendo su peso considerablemente sin menoscabar la eficacia de la coraza. Se alternan anillas planas cerradas con anillas redondas remachadas con remaches redondos, dándole al conjunto una resistencia extraordinaria y un realismo superior, situando a esta armadura en el máximo nivel de calidad de todas las cotas de malla.

Otra ventaja de este modelo de cota de malla es que reduce el peso con respecto a las versiones de anillas simples, haciéndola más ligera de llevar.

Incorpora un refuerzo en los hombros, que llevan así doble protección en una zona donde era frecuente recibir golpes cortantes. Estas hombreras van ribeteadas en cuero de curtido vegetal y se fijan al cuerpo principal con ganchos y botones remachados de latón. Las hombreras dejan de tener huella arqueológica hacia finales del siglo I y, sobre todo, durante el siglo II en adelante. Este hecho hace pensar a los estudiosos que es posible que las hombreras se dejen de usar a partir de esa época.

Material: acero elástico en acabado natural (aceitado), cuero y latón.

Tallas:

Importante: la circunferencia de pecho ha de ser medida con el subarmalis que cada recreador utilice bajo su coraza.

Información sobre las anillas

• Anilla simple de acero dulce: Se trata de la opción mas económica, la anilla se encuentra cerrada si un remache, con lo cual es posible su deformación con un uso exigente. Su apariencia es histórica, pero la auténtica contaba con anillas cerradas mediante remaches. Requiere ser aceitada para evitar la oxidación tras su uso.
• Anilla simple de acero elástico o de muelles: Más resistente que la anterior, mantiene las anillas sin su cierre por remache, con la diferencia de que el material empleado es más duradero. Requiere ser aceitada para evitar la oxidación tras su uso.
• Anilla remachada: Una réplica meticulosa y resistente para el combate de la época. Sus anillas cerradas con remaches ofrecían protección a las flechas lanzadas a una distancia determinada, estocadas no muy potentes y por supuesto casi invulnerable a los cortes. La mejor protección durante 3000 años de Historia de la humanidad. Los remaches pueden ser redondos o cónicos (más firmeza). Requiere ser aceitada para evitar la oxidación tras su uso.