Debido al gran interés que suscitó entre nuestros lectores el artículo publicado sobre la Batalla de Covadonga hace meses en nuestro blog,  volvemos a retomar este tema para mostrar al lector los más recientes aportes que se han hecho en este años desde disciplinas como la arqueología o la lingüística histórica y que nos están ayudando a arrojar una nueva luz a una época considerada hasta hace poco ‘oscura’ por muchos historiadores y arabistas.

COVADONGA: ¿UNA LEYENDA QUE NACE O SE HACE?

La Batalla de Covadonga desde hace siglos ha sido un tema recurrente no sólo en nuestra historiografía sino también en la memoria popular. Sin embargo, lo que de ella nos ha llegado es más su simbolismo como milagro y mito que como hecho histórico en sí.

Según el estudioso Iván Pérez Marinas, la llamada Leyenda de Covadonga parece que ya existía por tradición oral en el siglo VIII dada la huella que dejó en el imaginario popular las gestas de Pelayo y su rebelión victoriosa contra el islam.  Esta historia oral fue posteriormente reelaborada a lo largo del siglo IX, añadiéndosele elementos fantásticos y dramáticos como el diálogo con Oppas y el hecho del milagro en la batalla, posiblemente con la finalidad de crear una historia que fuese narrada ante un auditorio[1].

La primera noticia escrita que tenemos de Covadonga aparece en la Crónica Albedense escrita en latín entre el 881 y  el 883[2] por el monje Vigila y sus compañeros, Sarracino y Vela[3].   Se trata de una primera versión que es considerada por algunos expertos como la más fiel a los hechos ocurridos:

“Pelagio, hijo de Veremundo, sobrino de Roderico, rey toledano. Fue el primero que vino a los montes de Asturias, y se ocultó en una cueva de las peñas de Ánseba...El primero que reinó en Asturias, fue Pelagio, que residió en Canicas (Cangas, nota nuestra) diecinueve años. Expulsado de Toledo por el rey Witiza, entró en Asturias después que los sarracenos ocuparon a Spania. Reinando Juzeph[4] en Córdoba, y Munuza en la ciudad de Gegio (Gijón, nota nuestra). Pelagio se rebeló antes que otro alguno en Asturias. Destruyó a los Ismaelitas, quedó muerto su general Alcamano (ʿAlqama, nota nuestra), y prisionero el obispo Opa. Por último, Munuza también perdió la vida, y el pueblo cristiano recobró la libertad. Los que del ejército sarraceno escaparon de la espada, fueron por juicio de Dios oprimidos y sepultados por el monte Liébana, y el reino de los astures quedó erigido por la divina Providencia. Murió el referido Pelagio en el lugar de Canicas en la era 775.”

Esta primera versión de los hechos de Covadonga nos emparenta familiarmente a Pelayo con Rodrigo, el rey visigodo que fue derrotado en Guadalete, quizás buscando una legitimación de la Monarquía Asturiana como continuadora de la visigoda. Ello contradice otras versiones en las que Pelayo aparece como un noble astur o visigodo independiente.  Otro rasgo llamativo es ver cómo tras esa primera derrota -en Covadonga-, los musulmanes son una segunda vez derrotados en Liébana (Cantabria)[5] y no en Asturias.

Representación de los tres amanuenses redactores del Códice: Sarracin, Vigila y  Vela en el propio Códice Albeldense (siglo IX).

Más tarde, la Crónica de Alfonso III[6] (con dos versiones, la Crónica Rotense y la Ad Sebastianum) nos da ya una versión diferente de los hechos.  Se cree que pudo ser redactada por el mismo Alfonso III a partir de una perdida anterior, la Crónica de Ordoño I.  

En este fragmento que compartimos a partir de la versión rotense, se nos narra otra versión diferente de la Leyenda de Covadonga que incluye la campaña, el encuentro que mantuvieron ʿAlqama[7] y Oppás[8] con Pelayo y  el célebre milagro de las piedras  que tuvo lugar durante la Batalla de Covadonga:

ʿAlqama[9] entró en Asturias con 187 000 hombres. Pelayo estaba con sus compañeros en el monte Auseva y que el ejército de ʿAlqama llegó hasta él y alzó innumerables tiendas frente a la entrada de una cueva. El obispo Oppas subió a un montículo situado frente a la cueva y habló así a Pelayo: “Pelayo, Pelayo, ¿dónde estás?”. El interpelado se asomó a una ventana y respondió: “Aquí estoy”.

El obispo dijo entonces: “Juzgo, hermano e hijo[10], que no se te oculta cómo hace poco se hallaba toda España unida bajo el gobierno de los godos y brillaba más que los otros países por su doctrina y ciencia, y que, sin embargo, reunido todo el ejército de los godos, no pudo sostener el ímpetu de los ismaelitas, ¿podrás tú defenderte en la cima de este monte? Me parece difícil. Escucha mi consejo: vuelve a tu acuerdo[11], gozarás de muchos bienes y disfrutarás de la amistad de los caldeos”.

Pelayo respondió entonces: “¿No leíste en las Sagradas Escrituras que la iglesia del Señor llegará a ser como el grano de la mostaza y de nuevo crecerá por la misericordia de Dios?”.

El obispo contestó: “Verdaderamente, así está escrito». [...] Tenemos por abogado cerca del Padre a Nuestro Señor Jesucristo, que puede librarnos de estos paganos [...].”

ʿAlqama mandó entonces comenzar el combate, y los soldados tomaron las armas. Se levantaron los fundíbulos, se prepararon las hondas, brillaron las espadas, se encresparon las lanzas e incesantemente se lanzaron saetas. Pero al punto se mostraron las magnificencias del Señor: las piedras que salían de los fundíbulos y llegaban a la casa de la Virgen Santa María, que estaba dentro de la cueva, se volvían contra los que las disparaban y mataban a los caldeos. Y como a Dios no le hacen falta lanzas, sino que da la palma de la victoria a quien quiere, los caldeos emprendieron la fuga.”[12]

Daga o espada corta de época tardoantigua y de influencia visigótica  hallada en el Puerto de Santa Maria de la misma tipología que la hallada en las cercanías de la cueva asturiana de Alesga (Asturias). Posiblemente una tipología similar habría sido usada por las tropas astures y cristianas de Pelayo en Covadonga. Fuente foto: Blog Maurunus[13]

Evidentemente, la cantidad de 187.000 musulmanes acompañando a ʿAlqama ya es de por sí exagerada para la época tal como indica Michael Schulze[14] en su estudio sobre esta batalla al poner esa cifra en relación a unas similares citadas en la Biblia  para indicar un conjunto de tropas que, seguramente para una campaña similar de la época, estaría  en una franja numérica que iría desde varios centenares hasta dos millares de soldados.

Otro elemento destacable que también resta credibilidad a este hecho histórico es la inclusión de ciertos elementos de fantasía como cuando se nos describe el milagro de las piedras que se volvieron contra los musulmanes, sin duda como decíamos arriba, una hipérbole narrativa usada  no sólo como recurso dramático ante un auditorio sino también como un testimonio del triunfo de la fe cristiana ante el islam[15].

Por último, es interesante la mención ya en esta época de una ‘casa de la Virgen Santa María’, presente dentro de la cueva donde se refugió Pelayo con función de lugar religioso[16].

La conocida como Santa Cueva de Covadonga, donde la tradición popular atribuye el ser escenario de la contienda contra los musulmanes.  En la actualidad, hay  una ermita realizada en estilo neorrománico durante los años 40 del siglo XX en el mismo lugar donde estuvo la ‘casa de Santa María’ mencionada en la Crónica Rotense y que habría sido la primera capilla de madera construida por Alfonso I.  Fuente: Wikipedia.

Esta versión de la Leyenda de Covadonga, mezcla de hechos históricos reelaborados, milagros y mito, es la que, a través de los cronistas posteriores y de la tradición popular local, ha llegado hasta nuestros días perpetuada además por una tradición que ha hecho del actual lugar de Covadonga y de su Cueva Santa un ícono simbólico como el lugar donde comenzó la Reconquista[17] de los territorios ocupados por el islam en la Península Ibérica.

En cambio, como ya comentábamos en nuestro anterior artículo, la versión musulmana de los hechos, aunque comparte con la versión cristiana el hecho de que Pelayo (Balāy en las fuentes árabes) se refugió en una peña donde fue hostigado por las tropas árabe-bereberes o que llegó a ser coronado como rey de Asturias, es más realista y fiel a los hechos históricos narrados. Según nos cuentan los autores andalusíes, de los 300 hombres que llegó a tener Pelayo, unos 250 mueren de hambre sobreviviendo sólo 30 varones y 10 mujeres que son definidos despectivamente como ‘asnos salvajes’ y son dejados en paz por los musulmanes, quienes piensan  que no son amenaza alguna para sus ejércitos.[18]

REPENSANDO UNA LEYENDA DESDE EL SIGLO XXI

Dicen que detrás de toda leyenda o mito hay una base de realidad y es aquí donde entra el papel del historiador del siglo XXI para encontrar desde una base científica y documental cuál fue esa parte de realidad que no conocemos, especialmente al manejar unas crónicas tardías, musulmanas y cristianas, tan llenas de imprecisiones y contradicciones en fechas y claramente favorables a un bando u otro, según quien las haya compilado.

Hay dos puntos claros de partida, comunes a las fuentes árabes y cristianas, que creemos muy importantes y en las que sí parecen estar de acuerdo la mayoría de expertos que han tratado este tema:

a)      que un líder militar (astur o hispanogodo) llamado Pelayo sí habría existido históricamente y habría encabezado una revuelta durante la cual hubo una contienda que fue la primera victoria cristiana sobre los musulmanes desde la Batalla de Guadalete; y,

b)       que Pelayo fue proclamado rey posteriormente, fundando el que sería el Reino de Asturias, donde gobernó durante casi 20 años.

En nuestro caso, tal como reflexionábamos en nuestro artículo anterior[19], de todas las corrientes de opinión sobre Covadonga, la tesis que da el investigador Rogers Collins[20] nos parece la más plausible. Para él, Covadonga fue una contienda importante que habría ocurrido en el año 722 en algún lugar indeterminado de Asturias y que habría sido el punto final de una rebelión que se habría iniciado años atrás, quizás en el 718 y que habría ido a más, espoleada seguramente por los nuevos impuestos islámicos que suprimían los acordados en los pactos realizados con los primeros conquistadores musulmanes (sulham).

Esta teoría además concilia, unifica y da sentido a las distintas interpretaciones que han venido defendiendo a lo largo de las pasadas décadas del siglo XX historiadores como Sánchez Albornoz, cuyas tesis sobre Covadonga han sido muy seguidas a posteriori por generaciones de estudiosos y necesitaban ser complementadas y revisadas con nuevas aportaciones

BIBLIOGRAFIA 

COLLINS, Roger (1986).  La conquista árabe (710 – 797).  Edición Crítica. Madrid.

GARCÍA SANJUÁN, Alejandro (2020). “El origen del Reino de Asturias en las fuentes árabes” en: Actas del Congreso Internacional Nuevas Visiones del Reino de Asturias. Real Instituto de Estudios Asturianos. Oviedo.

GUTIERREZ GONZÁLEZ, José Avelino (2010).  “Fortificaciones visigodas y conquista islámica del norte hispano (c. 711)” en 711. Arqueología e Historia entre dos mundos. I, nº15. Museo Arqueológico Regional. Alcalá de Henares.  Enlace: (47) Fortificaciones tardoantiguas y visigodas en el Norte Peninsular (ss. V-VIII) | José Avelino Gutiérrez González - Academia.edu  [Consultado el 24/08/2023]. 

GUTIERREZ GONZÁLEZ, José Avelino (2010). “Arqueología Tardoantigua en Asturias. Una perspectiva de la organización territorial y del poder en los orígenes del Reino de Asturias” en   La Carisa y La Mesa: Causas políticas y militares del origen del Reino de Asturias.

MONTENEGRO, Julia y  DEL CASTILLO, Arcadio (1990-1991). “En torno a la conflictiva fecha de la Batalla de Covadonga” en:  Anales de la Universidad de Alicante. Historia Medieval, 8.

MONTENEGRO, Julia y DEL CASTILLO, Arcadio (2002). “Pelayo y Covadonga. Una revisión historiográfica” en:  La época de la Monarquía Asturiana: Actas del Simposio celebrado en Covadonga (8-10 Octubre de 2001). Oviedo:  Real Instituto de Estudios Asturianos.

PEREZ MARINAS, Ivan (2014). “Las obras de las crónicas de Alfonso III: Crónica de Alfonso II sobre el final de los reyes godos, Leyenda de Covadonga, Crónica de Sebastián de Salamanca y Crónica de Ordoño I”; Enlace: Las obras de las crónicas de Alfonso III - Celtiberia.net [Consultado el 24/08/2023]. 

SAN PEDRO VELEDO, Mª Belén y VILLA PRIETO, Josué (2008). “De Seneria Alkemani a Sierralcamán. Aproximación a la historia de un microespacio de Llanera (Asturias)” en: Territorio, sociedad y poder. Nº3, pp. 131-155.

SENAC, Philippe, GASC, Sebástien, MELMOUX, Pierre-Yves y  SAVARESE, Laurent. (2014). “Noveaux vestiges de la présence musulmane en Narbonnaise au VIII siecle”  en Al-Qantara. XXXV 1, enero-junio, pp. 61-94

SCHULZE BOBERG, Michael.  “La mitificación bíblica de la historia de los árabes y la batalla de Covadonga en la Crónica de Alfonso III” en: Arabes in Patria Asturiensium. Universidad de Oviedo: Universidad de Oviedo.   

URÍA RIU, Julio (2005). “Notas para el estudio del mozarabismo en Asturias”. Enlace: 2073101_484.pdf;jsessionid=D44CD0C9445B6E65C5E3877BF5CE4CDC (uniovi.es)

VILLAGRA ROMERO, M.I. (2023). “La Batalla de Covadonga: Una contienda entre el mito y la realidad” en Blog de La Casa del Recreador. Enlace: LA BATALLA DE COVADONGA: UNA CONTIENDA ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD (lacasadelrecreador.com)

ZABALO, Javier (2004). “El número de musulmanes que atacaron Covadonga. Los precedentes bíblicos de unas cifras simbólicas” en:  Historia, Instituciones, Documentos. 31.

ZOZAYA, Juan (2005): "Toponimia árabe en el valle del Duero" en  Muçulmanos e Cristãos entre o Tejo e o Douro /Sécs. VIII a XIII).

 

[1] PEREZ MARINAS, Ivan (2014). “Las obras de las crónicas de Alfonso III: Crónica de Alfonso II sobre el final de los reyes godos, Leyenda de Covadonga, Crónica de Sebastián de Salamanca y Crónica de Ordoño I”. Art. Cit. [Consultado el 24/08/2023].  Sobre la difusión de la Leyenda de Covadonga, este autor habla de una primera versión primigenia que habría sido compilada a partir de tres fuentes: una primera versión de la Crónica ‘Ad Sebastianum’, la llamada “Versión  ampliada de Sebastián de Salamanca”, una Crónica de Alfonso II (perdida) y las primeras notas escritas de la tradición oral reelaborada de la Leyenda de Covadonga.  Esta versión primigenia de la Leyenda de Covadonga que se incluyó en la llamada Crónica de Ordoño I.  Después, en la segunda mitad del siglo IX, desde esta crónica, se transmitiría de nuevo reelaborada en otra versión en una segunda fase a través de las dos crónicas Rotense y la ‘Ad Sebastianum’ que mencionamos y están datadas en época de Alfonso III.

[2] En el 881 se redactó la primera fase de la Crónica Albeldense culminándose en el 883, con la adición de la Crónica Profética.

[3] Posiblemente, al menos uno de ellos, Sarracino, sería de origen mozárabe a tenor del apellido arabizado.

[4] Posiblemente aluda al gobernante o valí musulmán Yūsuf ibn ʿAbd al-Rahmān al-Fihrī que gobernó entre el 746 y el 756 en cuyo periodo por cierto se escribió la llamada Crónica Mozárabe del 752.  Sin embargo, como vemos, sería una cronología más tardía a la propuesta para la época de la Batalla de Covadonga (718 ó 722).

[5] Liébana, en la actual Cantabria, por esta época era sede de un importante monacato donde se hicieron muchos manuscritos como los del Beato. Posiblemente fue el lugar de origen o residencia de uno de los tres amanuenses de la Albeldense, quien colocó este lugar en el texto para buscar una vinculación simbólica de la Monarquía asturiana y sus orígenes con dichos lugares cántabros.  Recordemos  también que Fávila, hijo de Pelayo, fue sucedido a su muerte por Alfonso I, quien era yerno del dux Pedro de Cantabria por lo que la línea astur y cántabra se unificaron en una sola.

[6] PEREZ MARINAS, Ivan (2014). “Las obras de las crónicas de Alfonso IIICrónica de Alfonso II sobre el final de los reyes godos, Leyenda de Covadonga, Crónica de Sebastián de Salamanca y Crónica de Ordoño I” en Studium: Revista de humanidades,  Nº 20, 2014, págs. 29-54  Enlace  en: Las obras de las crónicas de Alfonso III: Crónica de Alfonso II sobre el final de los reyes godos, Leyenda de Covadonga, Crónica de Sebastián de Salamanca y Crónica de Ordoño I - Dialnet (unirioja.es) [Consultado el 24/08/2023]

[7] Lugarteniente de Munuza, gobernador musulmán de Gijón (o León).

[8] Oppas u Opás, fue un obispo colaboracionista aliado de los árabes que invadieron la Hispania visigoda.  Pertenecía a la familia de Witiza pudiendo ser un sobrino del monarca visigodo o su hermano, según las fuentes.  También, hay quien dice que fue un noble witizano y no un religioso.

[9] Transcribimos el nombre según su nomenclatura árabe en vez de otras versiones latinizadas como Alkama o Alcamán.

[10] Según Iván Pérez Marinas, esta traducción que se hace a partir del latino ‘confrater’ podría traducirse también como ‘primo’, estableciendo un parentesco familiar entre Oppas y Pelayo.

[11] Referencia a los pactos de sometimiento hecho por las ciudades y nobles de toda la Hispania visigoda como el conocido de Tudmir o Teodomiro.

[12] Versión tomada de la web: La batalla de Covadonga. Comentario de Texto - Aula de Historia

[13] Enlace: Proyecto Mauranus: Cueva Güerta (Alesga, Asturias). El enterramiento de época visigoda en cueva que nunca fue tal

[14] Véase: SCHULZE BOBERG, Michael.  “La mitificación bíblica de la historia de los árabes y la batalla de Covadonga en la Crónica de Alfonso III” en: Arabes in Patria Asturiensium. Universidad de Oviedo: Universidad de Oviedo.

[15] Como podemos ver hay dos tipos de luchas que se entrelazan en la historia: Una, la física, que es el combate de las tropas cristianas contra las musulmanas y otra, la espiritual,  entre el islam y la cristiandad, representada en Pelayo y sus descendientes como continuadores del  antiguo reino visigodo.

[16] Parece ser que ya en tiempos de Alfonso I de Asturias hubo una pequeña capilla de madera en esta cueva recordando los hechos ocurridos en el 722 dedicada a la Virgen María, San Andrés y San Juan Bautista. Esta presencia de elementos sagrados enlazaría con el uso de ciertas cuevas norteñas (en Asturias o Cantabria) como lugares de cultos anteriores de época prerromana..  Aunque algunos hallazgos arqueológicos parecen indicar una continuidad de estos lugares con un uso de culto y de enterramiento en época tardoantigua y visigoda, hay mucha polémica entre los investigadores sobre si atribuir estos hallazgos a visigodos refugiados en las montañas norteñas o bien a la propia población autóctona astur. Sobre esto véase: GUTIERREZ GONZÁLEZ, José Avelino (2010). “Arqueología Tardoantigua en Asturias. Una perspectiva de la organización territorial y del poder en los orígenes del Reino de Asturias” en   La Carisa y La Mesa: Causas políticas y militares del origen del Reino de Asturias. pp. 19-21

[17] La denominación del avance cristiano hacia el Sur como ‘Reconquista’ es una denominación que nace en el siglo XIX y no se usó en la Edad Media.  Algunos historiadores no consideran esta denominación. Pese a esta polémica, usamos esta denominación por ser la más familiar para nuestros lectores.

[18] Un craso error como ya indicaron los propios cronistas musulmanes en sus escritos, ya que años más tarde, Pelayo sería el fundador del primer reino cristiano medieval de la Península Ibérica y con él, se iniciaría la resistencia y el posterior avance cristiano hacia el Sur a costa de los territorios de Al-Ándalus.  Según los cronistas musulmanes como Ar-Rāzī y Al-Maqqarī, después de la rebelión, Pelayo habría reinado también 19 años tomando ese dato seguramente de alguna traducción al árabe de las crónicas del Reino de Asturias. 

[19] Véase:   VILLAGRA ROMERO, Maria Isabel (2023). “La Batalla de Covadonga: Una contienda entre el mito y la realidad” en Blog de la Casa del Recreador. Enlace:  LA BATALLA DE COVADONGA: UNA CONTIENDA ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD (lacasadelrecreador.com)

[20] Véase: COLLINS, Roger (1986).  La conquista árabe (710 – 797).  Edición Crítica. Madrid

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