La exaltación del emperador era una estrategia de marketing político de la máxima importancia en Roma, aunque el presupuesto estuviese ajustado.

Vemos un ejemplo en la estatua de Trajano hallada en la basílica de Baelo Claudia, cuyo original se guarda en el Museo de Cádiz.

Copia de la estatua en Baelo Claudia

Es una obra colosal del máximo nivel, ya que es mármol de Carrara de tres metros de altura.

La cabeza, probablemente, se hizo en Roma en la época en la que Trajano asumió la máxima responsabilidad del Imperio, en el año 98.

Escultura de Trajano en el Museo Arqueológico de Sevilla

El cuerpo, de menor calidad, pudo esculpirse por artistas locales. El físico no se corresponde con el de Trajano, sino con el del emperador Claudio, que padecía cojera que parecen mostrar las piernas de la estatua, que seguramente se erigió cuando Claudio concedió a la población de Baelo el estatus de municipio romano.

Estatua original en el Museo de Cádiz

La colonia de Baelo había tenido una historia convulsa, pero así se le garantizaba la ciudadanía romana, esperando que sus élites apoyaran la causa romana.

La zona entre Baelo y Cádiz, como mínimo, fue muy difícil de romanizar. La ciudad portuaria e industrial que conocemos surgió como castigo contra los moradores de Bailo, la ciudad oculta entre montañas que se fundó durante la Crisis de Tarteso por personas que provenían de Acinipo, no muy lejos de Ronda.

Baelo desde la ciudad tartésica de Bailo

El castigo vino porque la ciudad acogió a Quinto Sertorio, nombrado tribuno militar del bando de Cayo Mario. Sertorio levantó en armas una amplia zona e Hispania causando un auténtico quebranto a los vencedores en la primera guerra civil de los romanos.

Mucho más tarde, Claudio sobrevivió a la política del Imperio Romano porque lo consideraban mediocre y fácil de manipular a causa de sus defectos físicos, pero fue un hombre muy culto y un político muy competente.

Impulsó la conquista de Britania y uno de los generales del ejército romano implicados en la campaña fue Vespasiano, ayudado por el padre de Trajano, que empezó su carrera política bien acompañado, con lo que se cierra el círculo de esta peculiar estatua gaditana que sirvió para la gloria de dos emperadores distintos.

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