El mantenimiento y reparación de tu equipo de recreación es una cuestión que requiere orden y planificación. El almacenamiento prolongado de tus armas y vestimenta, así como su reactivación y puesta a punto, requiere de técnicas que todo recreador va adquiriendo poco a poco en el desarrollo de su afición. De igual modo, el coleccionista que mantiene expuestas sus piezas debe realizar una inspección periódica que garantice que todas se encuentran en perfecto estado de revista.

Varios son los elementos que pueden deteriorar nuestro equipo, tanto por razón de su utilización, como por el de su almacenamiento, tanto antes como después de su uso. Así que nuestro equipo necesita esa ITV periódica que los mantenga siempre a punto. Las reflexiones y consejos contenidos en este artículo cobran especial importancia de cara al esperado reencuentro con nuestra afición favorita, una vez dejada atrás la pandemia, algo que está más cerca de lo que pensamos. Los elementos almacenados no están exentos de deterioro. Aunque hayamos tenido todas las precauciones a la hora de guardarlos, el ambiente y el transcurso del tiempo harán su trabajo silenciosamente, lo que puede generarnos desagradables sorpresas a la hora de volver “a las armas”. He aquí los enemigos silenciosos que hay que mantener a raya.

Humedad ambiental. Los hogares modernos suelen tener bajas tasas de humedad. Los sistemas de calefacción tienden a desecar el aire y la humedad no suele ser un problema es nuestras zonas habitables. Sin embargo, a veces enviamos nuestras “cosas de recrear” a desvanes, trasteros, almacenes, segundas residencias o garajes, donde las tasas de humedad pueden ser muy diferentes y perjudiciales. Es conveniente por lo tanto almacenar nuestro equipo en lugares secos y aireados, donde la humedad no sea un problema. Utilizar cajas de cartón es siempre más aconsejable que las de plástico o herméticas, ya que el cartón absorbe cierta humedad y, con su aspecto exterior, actúa de “chivato” de la excesiva presencia de humedad en el aire.

La humedad puede provocar la aparición de óxido o herrumbre. Los metales suelen ser aceros oxidables, generalmente desnudos, lo que expone todas las superficies metálicas a la acción del oxígeno del aire. Pero la humedad ambiental acelera esta reacción química del hierro con el oxígeno, pudiendo hacer aparecer este óxido de hierro. En sus etapas iniciales es muy fácil de eliminar con ayuda de cualquier limpiametales. Si el óxido fuera mas importante se haría necesario un pulido o lijado de la superficie. El latón se oxida mas elegantemente que el acero, consistiendo casi siempre en un oscurecimiento que es del agrado de muchos. Además, es muy agradecido al limpiametales, recuperando su dorado muy fácilmente. Para evitar cualquier óxido, mantén siempre aceitadas tus superficies y elementos de acero y latón. Puedes usar un aceite específico, pero también cualquier aceite lubricante en espray, que puedas extender con un trapo. La fina película de aceite aislará del aire tus aceros, permitiendo que te los encuentres como nuevos cuando vuelvas a por ellos.

El efecto de la humedad en otros materiales pasa por el moho en las maderas o cueros y el olor a humedad o manchas en las ropas. Tanto en el cuero como en la ropa, el moho agarra con bastante fuerza. En los tejidos blancos podríamos hacer un lavado con lejía, algo que no es muy aplicable en recreación, en tejidos delicados o coloreados. Por lo tanto, lo mejor es evitar la humedad gracias a un correcto almacenamiento. Si llega a aparecer, lo mejor es llevar las ropas y cuero a un lugar más seco y después proceder a un lavado en frío de la ropa y a una limpieza con aceites para los cueros.

Para el caso en que la humedad proceda del uso en exterior en las recreaciones, bien por la lluvia, el sudor o por el ambiente, tendremos que dejar secar todas las piezas y prendas convenientemente antes de guardarlas. Nunca se deben secar a pleno sol, mejor en la sombra y bien aireadas. Esto es importante en tiendas de campaña, que debemos plegar antes de guardar: a la hora de reservarlas deben estar bien secas, sea cual sea el material del que estén fabricadas y a aunque cuenten con tratamientos anti-moho.

Imagen cortesía de Knigt Errant

La sequedad excesiva a veces puede pasar factura también. No es normal que dejemos las cosas al sol o en sitios muy secos, pero si fue así podrían aparecer deterioros en algunos materiales como el cuero o la madera. En el caso del cuero, puede llegar a resquebrajarse superficialmente, algo que nos acortaría la vida de la pieza. Para evitarlo, no expongamos los cueros a sitios muy secos o calurosos y mantengámoslos bien hidratados con aceite de pata de buey o similar. En al caso de las maderas, la desecación puede causar torsiones o grietas. Esto es especialmente temido por los aficionados a la arquería histórica, pues puede dejar inservibles arcos y flechas. Almacenemos las piezas de madera en sitios alejados del sol, bien aireados y con una humedad media, realizando inspecciones visuales periódicas si los vamos a tener mucho tiempo sin usar.

La gravedad es otro enemigo que actúa tan sigilosamente que es difícil de detectar. La acción de la gravedad puede hacer que se curven algunos materiales como las maderas. Esto es especialmente importante en las astas de las lanzas o picas, que pueden aparecer dobladas. No podemos eliminar la gravedad, por lo que debemos orientarnos por la calidad, utilizando astas de mayor diámetro y mejores maderas. En todo caso, una inspección visual periódica y un cuarto de vuelta de vez en cuando hará que la gravedad no accione su fuerza siempre en la misma dirección y provoque la indeseada curva. Otro consejo que nos ahorrará sorpresas es vigilar el almacenamiento de plumeros, crestas y penachos: hoy como ayer, las plumas y crines tenderán a doblarse hacia abajo (exacto, la gravedad), así que mejor almacenarlas en plano para que estén bien enhiestas a la hora de utilizarlas.

La suciedad es otro enemigo, en este caso muy evidente y descarado. Mantener en correcto estado de limpieza nuestros elementos de recreación y cómo esto es perfectamente adecuado a la realidad histórica es un tema que se trata en este mismo blog, de la mano de historiadores de renombre. Así que siempre será bueno mantener libres de roña nuestras piezas, mediante lavado y limpiado. Siempre por supuesto en la medida de lo posible, mejor un poco de suciedad a un deterioro de la pieza, sobre todo, porque debemos admitir que, con el uso, toda pieza cambia de aspecto y se va mostrando “más usada”, más veterana y con más horas de vuelo. En los eventos de recreación es inevitable soportar todo tipo de suciedad, mientras que a una pieza expuesta en casa no le caerá más que algo de polvo. En todo caso, nuestro trapo seco es la mejor opción, mientras que para los tejidos, los lavados fríos son lo más aconsejable.

Antes de terminar conviene hablar de tus herramientas y repuestos. Se trata de piezas y útiles que te serán de utilidad en el mantenimiento de tu equipo, así como de kit de emergencia a la hora de realizar un mantenimiento o reparación improvisados en el curso de cualquier evento de recreación. Hasta el punto de que muchos grupos de recreación mantienen siempre un stock adecuado de estos elementos, supervisado por el responsable correspondiente.

  • Trapos. El trapo es tu mejor amigo. Ten siempre trapos a mano, sirven para todo y nunca te fallarán. Darán su vida por ti. Que sean de algodón, lino o microfibra y suelten poca pelusa.
  • Piezas de repuesto. Es útil contar con reposiciones para reparaciones de urgencia. Podríamos nombrar hebillas, bisagras, correas, remates, placas, remaches, clavos, estacas de tienda, anillas de armadura, entre otros.
  • Otras herramientas y accesorios se agradecerán llegado el caso: aceites (para cuero y metal), cordones de cuero, trozos de alambre, útiles de costura, etc, así como algún sacabocados, alicates, tijeras, cúteres, estropajos de acero, cepillos de alambre o martillos.

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