Para dar respuesta a la pregunta “¿cómo respondió Roma a la cambiante naturaleza de aquello que amenazaba su existencia?”, podría afirmarse que, en los primeros tiempos, el propio dinamismo de su reacción militar ante tales amenaza fue una pieza clave en su expansión: dado que nunca se mostró remisa a desechar el armamento antiguo, ni a adoptar las armas del enemigo, desarrolló rápidamente la mas efectiva fuerza de combate. No obstante, esa visión resulta demasiado simplista y corre el riesgo de condensar siglos de desarrollo, hasta convertirlos en una evolución corta y fluida: de los contratistas republicanos, a las factorías del Principado, a las más tardías fabricae del Dominado.

En última instancia, la imagen más cautivadora (que resulte cierta o no es una cuestión aparte) es la de unos soldados remachando a toda prisa barras de refuerzo en las calotas de sus cascos; en parte, porque evoca el tipo de improvisación de las tripulaciones de los carros de la Segunda Guerra Mundial, reforzando, con lo que fuera, la armadura de sus tanques en los puntos más vulnerables. La innovación en el teatro de operaciones fue la clave de la supervivencia, y el ejército romano parece haber sido especialmente propenso a adaptarse.

M.C. Bishop y J.C.N. Coulston, Equipamiento Militar Romano. Desperta Ferro Ediciones 2016

Nada mejor que esta introducción para ilustrar lo que, en opinión de los especialistas, constituyó un proceso continuo de cambio, adaptación e innovación tecnológica en el armamento romano. La imagen evocada por estos reconocidos autores se correponde con el hallazgo arqueológico que tuvo lugar en Rumanía y que ha pasado a llamarse el casco de Berzobis.

Se trata de un casco de tipo Gálico-Weisenau al que se había "tuneado" para añadirle la cruceta, tal como se ve en la imagen que encabeza este artículo. Está datado en el siglo II d.C. y, por el lugar del hallazgo, el campamento-fuerte de Berzobis, debió pertenecer a un soldado de la IIII Flavia Felix. Supone un extraordinario ejemplo que vino a revisar muchos planteamientos y a confirmar otros, acerca del reciclaje y durabilidad de elementos de la panoplia militar romana. En cierto modo, este casco supone el eslabón perdido hacia otros posteriores de tipo itálico, como el primer Theiilenhoffen o el Hebrón, que ya salían con el refuerzo de serie desde las factorias imperiales.

En La Casa del Recreador hemos tenido la suerte de reconstruir experimentalmente el casco de Berzobis, gracias a la petición de uno de nuestros clientes. Como recreador del siglo II de nuestra era, deseaba dar vida a uno de esos legionarios que reciclaban su armamento, en este caso particular, en el seno de la XXX Ulpia. El reto era tomar como base un casco nuevo, de tipo gálico H, e instalarle el refuerzo de la cruceta, alterando lo menos posible la decoración del casco original. Nuestro taller se limitó a eliminar los apliques de latón que interferían con los nuevos elementos. Las varillas de metal se fijaron en lugares apropiados y seguros, utilizando remaches de latón. Para aprovechar el refuerzo estructural que suponía el soporte de cresta, se optó por instalar junto a la calota el refuerzo longitudinal y por encima de éste el transversal.

El resultado de esta reconstrucción histórica ha sido muy satisfactorio. Desplaza las imágenes superiores para verlo.

Un elegante casco Berzobis que tiene el aspecto singular y exótico que se pretendía. Una pieza elegante que permitirá a su grupo de recreación difundir la singular historia de aquel legionario que decidió modificar su antiguo casco sin esperar a obtener uno nuevo. Porque el día de mañana podía ser el decisivo y su casco la diferencia entre la vida y la muerte.

Si estás interesado en obtener un casco de tipo Berzobis, contacta con nosotros en [email protected].

casco berzobis

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