La velocidad y agilidad del caballo se convertirá en un poderoso activo utilizado en la guerra desde el inicio de la era de los metales. Curiosamente, y a pesar de que podamos pensar que es lo más sencillo, no hay testimonio de un empleo individual de este animal en el campo de batalla hasta el primer milenio a.C. Sin embargo, sí que tenemos constancia del uso en la guerra como animales de tiro, de burros, mulas, onagros y caballos.
El carro de combate se convertirá desde un primer momento, ya en la turbulenta Edad del Bronce, en un elemento fundamental con el que todo ejercito deberá contar para conseguir la victoria.
INICIOS DEL CARRO DE COMBATE.
Hay diferentes teorías con respecto al origen geográfico de la domesticación del caballo. La más aceptada establece que fue en el cuarto milenio a.C., cuando los pueblos, que después serán denominados escitas, conseguirán domesticar a este animal. Desde las grandes llanuras euroasiáticas el uso del caballo se extenderá a Próximo Oriente, Egipto y finalmente al resto Europa.
En el tercer milenio a. C., el carro de combate ya era utilizado por acadios y sumerios. Los animales de tracción eran asnos o mulas y los carruajes eran grandes, macizos y bastante pesados al estar fabricados con madera y tener ruedas sin radios.
Estandarte de Ur. 2550 a. C. Descubierto en 1927 en el cementerio real de Ur, actual Irak. Museo Británico, Londres (Wikimedia commons).
Poco a poco irán evolucionando. Se van estilizando y aligeran su peso mediante la incorporación de nuevos materiales como el mimbre y el cuero, la invención de las ruedas con radios, etc. Ya hacia el año 2000 a.C., al este de los Urales, se han encontrado restos de carros de combate y caballos en tumbas principescas que demuestran su uso como animales de tiro en el campo de batalla. Desde estas estepas se extenderán a Oriente próximo y Europa con rapidez durante la Edad del Bronce, convirtiéndose en la herramienta poderosa y suprema de los ejércitos de los estados de ese periodo. Estos carruajes aparecen citados ya en obras como el “Poema de Gilgames” y muy abundantemente en el Nuevo Testamento. Son testimonios útiles para certificar la importancia del carro de guerra, y su uso como elemento de prestigio por las élites sociales, orgullosas de poseer esta arma que al fin y al cabo era considerada como el mayor avance tecnológico aplicado a la guerra de su tiempo.
EL USO DEL CARRO DE COMBATE DE LOS EGIPCIOS E HITITAS. LA BATALLA DE KADESH.
El uso del carro de guerra llegó en un momento convulso de la historia de Egipto: la invasión de los hicsos, una fuerza multiétnica asiática,cuya incursión acabó con la dinastía XIV y originó el Segundo Periodo Intermedio. Gracias a este ataque, los egipcios conocieron el uso del arco compuesto, las armaduras de bronce, escudos más ligeros, los caballos y por supuesto, los carros de combate.
Todas estas novedades fueron claves para que los egipcios pudieran expulsar a los hicsos, comenzando la nueva fase de su historia conocida como Imperio Nuevo. Egipto creó un ejército estable en el que los carros de guerra jugaron un papel fundamental en sus batallas contra nubios, libios, y estados asiáticos rivales.
Un ejemplo perfecto del uso de carros de combate nos los da la Batalla de Kadesh (1274 a.C.), conocida por algunos historiadores militares como la mayor contienda de carros de la Humanidad. Se calcula que se enfrentaron unos 20.000 guerreros egipcios entre soldados de infantería, carros y arqueros comandados por el faraón Ramses II contra una amplia confederación de pueblos dirigidos por los hititas y liderados por su soberano Muwatalli, que en total disponía de unos 2.500 carros y 27.000 soldados de infantería.
Representación egipcia de la batalla de Kadesh (Wikimedia commons)
Ambos bandos tenían diferentes maneras de entender el uso del carro de guerra en el campo de batalla. Los egipcios usaban vehículos ligeros para combatir a media distancia. Para fabricarlos utilizaban madera, mimbre, tiras de cuero entrelazadas y portaban a un auriga y a un guerrero, cubiertos con armadura, arco compuesto, lanzas y espada de bronce en forma de hoz (khopesh). Sus carros eran seguidos a la carrera por infantería de apoyo.
Carro encontrado en la tumba del faraón Tutankamon (Wikimedia commons)
Los hititas por el contrario, usaban carros más pesados y más grandes. Portaban tres personas; además del auriga y el guerrero, llevaban un escudero también armado que protegía a sus compañeros de cualquier ataque. Era un carruaje más lento que buscaba el combate directo para sembrar el pánico entre las filas enemigas.
El protagonismo en la batalla de Kadesh fue de los carros de combate. La embestida inicial de los pesados carruajes hititas sembró el desconcierto entre los egipcios, que se vieron obligados a contratacar en sucesivas oleadas que consiguieron dejar la batalla en un empate, a pesar de lo que digan las fuentes egipcias. Hititas y egipcios ejemplifican a la perfección las dos concepciones distintas que había en el uso del carro de guerra: como arma directa para romper formaciones de infantería enemiga o bien como plataforma desde la que hostigar al enemigo a cierta distancia.
GRECIA Y PERSIA
La civilización micénica hizo uso de los carros de guerra. Al igual que en otras culturas, era un vehículo destinado a la nobleza por su alto coste. Debido a lo accidentado de la orografía griega, sin embargo, no debieron usarse tan frecuentemente como en otros lugares. Tal y como se narra en “La Iliada” lo más probable es que se usaran como un objeto de prestigio en el que desplazarse hasta el campo de batalla para una vez allí, bajar y luchar a pie.
Con respecto a los persas es necesario que hablemos de sus carros falcados. Son varias las fuentes que sitúan su origen e invención en el actual Irán. Jenofonte en la “Anábasis” nos aporta alguna referencia de ellos:
“Los bárbaros que iban con Ciro sumaban cien mil hombres, y los carros armados de hoces eran unos veinte”
Los persas quisieron ver en estos carros un arma muy eficaz para atacar a los hoplitas griegos. Estos carruajes llevaban cuchillas afiladas de casi un metro acopladas a los extremos del eje de las ruedas. Los daños que causaban en las compactas formaciones de infantería eran terribles. Poco a poco se fueron desarrollando eficaces estrategias para anular su efecto en los campos de batalla. Por ejemplo, Alejandro Magno en la Batalla de Gaugamela en el 331 a.C. ordenó a su infantería alejarse de las pistas que los persas habían allanado para que sus carros atacaran sin obstáculos. Además, los dispuso en columnas para dejar pasar a los carros falcados persas entre ellos y poder así, alancear a los aurigas y caballos enemigos en la batalla.
Carga de carro falcado persa contra macedonios en Gaugamela .(Wikimedia comons)
ROMA SE ENFRENTA A LOS CARROS DE GUERRA
La incorporación de la caballería, más rápida y ágil junto al desarrollo de técnicas de defensa contra el ataque de formaciones de carros fue dejando obsoleto el uso de estas armas en el campo de batalla. No obstante los romanos sí que tuvieron que hacer frente a esta amenaza en alguna ocasión. Por ejemplo, según Vegecio, Antioco III de Seleucia (287-187 a.C.) los usó. En el año 86 a.C Mitrídates del Ponto, en la batalla de Queronea utilizó carros falcados contra los romanos, que lejos de atemorizarse los rechazaron y se mofaron del enemigo por emplear algo que ya en esas fechas se consideraba anacrónico. Nos lo cuenta Plutarco en “Vidas Paralelas”:
“Los carros fueron rechazados por los romanos que, entre aplausos y aclamaciones irónicas reclamaban algunos más como en el circo”
Si en el siglo I a.C. este arma sorprendía a los romanos por ser cosa del pasado, mucho más lo hizo en la segunda mitad del siglo I d.C. cuando los legionarios de Cayo Suetonio Paulino a las órdenes de Nerón, se sorprendieron al comprobar que los celtas comandados por la reina icena Boudica acudían al campo de batalla en carros de guerra cuando hacía ya más de dos siglos que en el resto de Europa no se usaban. La insularidad y el aislamiento en el que vivían los britanos puede explicarlo. Tácito nos cuenta que eran exclusivos de la nobleza:
“En la infantería esta su fuerza, algunas tribus combaten con carros. El más noble es el auriga”
El carro de combate continuará presente en los ejércitos del mundo antiguo durante muchos siglos. Su declive viene marcado a comienzos del primer milenio a. C., cuando la caballería comience a utilizarse de forma masiva en la guerra. Además se crearon técnicas de defensa muy efectivas que acabaron por convertir a los carros en vistosos vehículos utilizados en los paseos triunfales en Roma y en las carreras del circo.
Bibliografía
Este artículo está basado en “Panem et circenses” escrito por David Álvarez Jiménez, publicado por Alianza Editorial en el 2018
Otras Fuentes
- Connolly, Peter.—La guerra en Grecia y Roma. Despertaferro Ediciones.
- Vegecio.—Compendio de técnica militar. Catedra, 2016
- Valerio Máximo.—Hechos y dichos memorables, Gredos.
- Plutarco.—Vidas paralelas VII. Gredos.
- Bertolini, Francesco.—Historia de Roma. Edimat.
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