Llegados a la Península Ibérica en plena decadencia del Imperio Romano,  durante casi dos siglos, los suevos compartieron espacio geográfico en el noroeste hispano con los visigodos, romanos y algunos pueblos autóctonos del norte hasta el siglo VI d.C.  En este artículo desentrañamos su apasionante, pero a menudo, olvidada historia.

ORÍGENES GEOGRÁFICOS Y EXPANSIÓN

Para encuadrar los orígenes del pueblo suevo y su presencia en la Hispania romana, debemos remontarnos a siglos atrás.

Algunos autores ubican sus orígenes geográficos posiblemente en el Mar Báltico y en uno de los pueblos que habitaban aquella zona, los alamanes, que presionados por los godos y otros pueblos, comenzaron a emigrar al sur hacia los llamados ‘Campos Decumanos’ en lo que hoy es Alemania. 

Posteriormente, en el 72 a.C., grupos de suevos al mando de Ariovisto cruzaron el rio Rin estableciéndose en la actual Alsacia.  En el año 58 a.C. Julio César los derrota en la batalla de los Vosgos, obligándoles a retroceder al Rin.

Jinete suevo  del siglo I con el característico "nudo suevo" en el cabello. Ilustración de Andreas Gagelmann (Fuente: Arre Caballo![1])

Los  suevos eran un pueblo esencialmente guerrero, formado por clanes o tribus de carácter patriarcal, donde las leyes basadas en la costumbre se transmitían de manera oral.  Los jefes de cada clan se organizaban en asambleas a la hora de debatir un tema de interés común ya fuese un pacto, administrar justicia,  declarar la guerra o elegir en asamblea a un nuevo líder o rey.   

Por esta época, la mayoría de ellos eran aún paganos con una minoría posiblemente de religión cristiana arriana o católica, gracias a sus contactos con los romanos.  Eran conocidos por su peculiar peinado con forma de moño aplastado llamado “nudo suevo”.

LA MIGRACIÓN BÁRBARA DEL 406

A finales del año 406 d.C. Hermerico, elegido tiempo atrás como rey de los suevos, reunió bajo su mando a otras tribus alanas y vándalas (divididas entre silingos y asdingos) y decidió marchar con ellas en dirección a la Galia. Allí comenzaron  a depredar y a saquear granjas, villas, aldeas y los alrededores de las ciudades.

Paralelamente a estos acontecimientos,  el Imperio Romano de Occidente en esta época se hallaba en plena decadencia y sumido en una gran crisis política y económica.  En ese momento, un emperador usurpador de origen britano, Constantino III, le disputaba el poder al emperador Honorio, hijo de Teodosio el Grande, en lo que hoy es la Galia e Hispania.  Para controlar Hispania, Constantino III mandó  llamar a su general Geroncio con sus tropas. 

Poco despues, por causas que no conocemos, este general a su vez traicionó al emperador al que servía, y proclamó a su propio hijo Máximo como máximo gobernador de Hispania. Tenemos pues un Occidente romano dominado por tres aspirantes.

Moneda Siliqua de Máximo con diadema de gobernante, acuñada en Hispania (datada entre 409 y 411). Casa de la Moneda de Barcelona.  Fuente: Wikipedia /CC

Para conseguirse más apoyos a su causa, en 408-409, Geroncio llamó en su ayuda a estas tribus de suevos, vandalos y alanos ya mencionadas que estaban activas en las Galias y les facilitó el paso por el Pirineo occidental hasta Hispania.

LLEGADA Y RADICACIÓN DE LOS SUEVOS EN HISPANIA (411-429)

Entre los años 409 y 411, fueron entrando en la Península Ibérica en diversas oleadas, estas tribus de suevos, vándalos y alanos.

Los tres pueblos invasores pactaron el reparto de la Península Ibérica:  Los vándalos silingos se asentaron en la Bética; a su vez los alanos se establecieron en lo que era la Lusitania y la provincia cartaginense y lo que era la antigua Gallaecia se repartió entre los vándalos asdingos que se quedaron la zona de Astorga y establecieron su capital en Asturica Augusta y los suevos[2] lo hicieron en la zona de Oporto, Braga (Bracara) y Lugo (Lucus Augusti). Sólo la provincia tarraconense quedó en manos romanas.

Áreas de asentamiento de los distintos pueblos bárbaros que llegaron a la Hispania romana.  Fuente: Wikipedia /CC

Los suevos establecidos en la zona de Oporto, Braga y Lugo quedaron bajo el gobierno de  Hermerico, quien legitimó sus dominios gracias a un tratado de paz y hospitalitas[3] firmado con los legados de Honorio por el que reconocían la autoridad romana. Como muestra de esta lealtad a Roma, Hermerico adoptó el nomen de Flavio llamándose desde entonces Flavio Hermerico.

El obispo y cronista Idacio definió al nuevo reino suevo como una “nación inicua y enfurecida” que se configuró con el establecimiento de guarniciones en las principales ciudades, la fundación de nuevas urbes al estilo romano y en la designación de una nueva capital, Braga.

A nivel social, étnico y religioso, el reino quedó dividido del siguiente modo:

  •          Los hispanorromanos, que eran la población dominante. Configuraban la aristocracia en las ciudades, eran los grandes terratenientes en el campo y regían el episcopado católico.  Junto a ellos había artesanos y una gran masa de población ganadera y campesina.
  •          Los suevos, con su rey a la cabeza, la corte y el episcopado arriano (en el caso de los suevos cristianizados[4]).  Eran apoyados por el resto de las clases sociales suevas.
  •          Minorías: Posiblemente esclavos y también extranjeros (judíos, bizantinos, romanos, etc,…)

Mientras Hermerico consolidaba su regnum, en el resto de la Península los vándalos silingos y alanos realizaban una serie de saqueos y correrías diezmando a las poblaciones que encontraban a su paso[5]. 

Para combatirles, en el año 416, el general y magister Flavio Constancio[6], pidió al rey visigodo Walia, asentado en la Galia, que viniese a Hispania con su ejército de auxiliares foederati para luchar contra estos vándalos silingos y alanos y expulsarlos. 

Tras tres años de campaña, los vándalos silingos y alanos fueron derrotados y se concedió a los visigodos como foedum la región de Aquitania a fin de que no se quedasen en Hispania.

Por su parte, los derrotados supervivientes alanos y vándalos emigraron al Norte peninsular camino del reino de los vándalos asdingos, vecinos y rivales de los suevos. Gunderico, por entonces rey de los asdingos, acogió y asimiló en sus territorios a estos refugiados vándalos y alanos y se nombró a sí mismo como rex Vandalorum et Alanorum.

Representación idealizada de Hermerico en el Corpus Pelagianum (f.26v BNE Mss 145)  Fuente: Wikipedia /CC

A causa del ascenso demográfico causado por esta nueva población refugiada, Gunderico decidió expandir sus dominios a costa de los territorios de Hermerico, a quien derrotó en la Batalla de los Montes Nerbasos[7].

Sin embargo, poco tiempo después,  Gunderico acabó a su vez siendo derrotado por los suevos ayudados por las tropas romanas de Asterio[8], comes Hispaniarum[9]. 

Los vándalos al final sólo retuvieron la Bética y el sur de Lusitania. En el año 422, un ejército romano mandado por el general Castino, que había llegado a la Península, fue derrotado y puesto en fuga por las tropas de Gunderico. El litoral levantino y las Islas Baleares quedaron desde entonces abiertos a las correrías de los vándalos.

Posteriormente, en el año 425, Cartagena fue tomada y destruida  por tropas vándalas y en el 428, también Hispalis (Sevilla), hallando allí la muerte Gunderico[10].

En el año 429, según nos menciona el obispo Idacio, tuvo lugar la primera expedición militar sueva fuera de sus dominios comandada por un general llamado Heremigario contra las ciudades de Emérita Augusta e Hispalis (Sevilla) dominadas aún por partidarios de Gunderico.  La campaña militar acabó en derrota para suevos y en muerte para el propio Heremigario. Posteriormente, ese mismo año, los vándalos embarcaron al Norte de África.

Con la marcha de los vándalos se produjo un vacío de poder en las provincias del sur que será aprovechado por Hermerico para extender sus dominios lo que le trajo conflictos con los hispanorromanos y los pueblos galaicos.

En el 431, intentando asentar la paz y legitimar sus dominios hispánicos tras una serie de conflictos que nos mencionan las crónicas, Hermerico buscó a través de Idacio el apoyo de las tropas imperiales de Aecio a quien mandó una embajada. 

En el 432, el cronista y obispo Idacio, de nuevo embajador de Hermerico, volvió con el comes Censorio, para iniciar una serie de conversaciones que derivó en un boceto de pacto o foedus en 433.

 En los años siguientes, Hermerico mantuvo algunos litigios con el clero católico asentado en el reino.

Finalmente, el acuerdo o foedus negociado años atrás sería ratificado y firmado por los suevos, los cuales reconocieron la autoridad del emperador a cambio de la designación de Hermerico como rex (rey) de la Gallaecia.

En el 438, el hijo de Hermerico, Requila, fue nombrado heredero para suceder a su padre que estaba ya muy anciano y enfermo desde hacía años.

En el 439, Hermerico abdicó en Requila.  Posiblemente después, ese mismo año (o en el 441, según otras fuentes), Hermerico falleció por enfermedad en Braga.

LA EXPANSIÓN SUEVA HACIA EL SUR Y ESTE PENINSULAR (439-456)

Antes de morir Hermerico, su hijo Requila, ayudó a su padre en varias campañas militares como la del 439 en la que derrotó a orillas del río Genil al líder militar aliado de los romanos Andevoto[11] y acabó conquistando Mérida.

Ya en el trono, Requila que era de religión pagana, inició una campaña de abusos contra la población hispanorromana y la jerarquía católica protegiendo, además, a los seguidores del herético Prisciliano[12].  También buscó alianzas con los bagaudas para ampliar su influencia fuera en la Península Ibérica.

Continuó el deseo de su padre de expandir sus territorios hacia el Sur.

Así en el 440 comienza una campaña militar en la Bética oriental donde consigue, tras un asedio, la capitulación de Mérida (Emérita Augusta). Vista su política beligerante, los romanos intentaron parlamentar con Requila a través del comes Censorio pero este fue hecho prisionero. 

Tras la conquista de Mérida conquistó Hispalis (Sevilla) en el 441 y comenzó su expansión hacia el sur y hacia el este cogiendo zonas  de la Provincua Cartaginense (actuales provincias de Castilla-La Mancha y Andalucía).  En la Bética, y la Cartaginense, Requila gozó del apoyo, más bien interesado, de los grandes terratenientes hispanorromanos.

En el 446, Roma envió un gran ejército romano-godo al mando del general Vito para combatir a los suevos y castigar a los terratenientes que apoyaron al rey suevo. Pese a las victorias iniciales de Vito, al final este fue derrotado por Raquila.

En el 448, Requila murió y fue sucedido por su hijo Requiario.

Tiempo después, el nuevo rey suevo firmó una paz con los visigodos de Teodorico I que se selló casándose Requiario con la hija del rey visigodo. 

También se convirtió al catolicismo para así acercarse a la población hispanorromana. Sin embargo, su pueblo seguiría con sus cultos y costumbres germanos ancestrales o con el arrianismo.

Acuñó monedas de plata, las siliquae, con patrón y autoridad romanas, con la efigie de Honorio, pero ya apareciendo como rex.

Su reinado se destacó por multitud de campañas militares solo o aliado con los bagaudas. Así entre el 449 y  el 452, destacan las campañas del Valle del Ebro y contra la Tarraconense. 

En el 453, el Imperio Romano decidió intervenir en Hispania y al frente de Mansueto comes Hispaniarum y  el comes Frontón obligó a firmar a Requiario un tratado de paz donde se devolvía la Provincia Cartaginense a la autoridad de Roma y se reconocía la autonomía del reino suevo en una extensión que ocupaba el Occidente peninsular que iba desde Galicia al Algarve.

La Península Ibérica tras el tratado firmado por el suevo Requiario  y el Imperio Romano.  Fuente: Wikipedia /CC

En el 456 se produjo una serie de crisis políticas en Roma que afectaron también a Hispania.  Aprovechando el vacío de poder, Requiario de nuevo comenzó sus campañas bélicas e invadió la Tarraconense. 

Los visigodos, a su vez aliados de Roma, penetraron al mando de Teodorico II en territorio hispano en calidad de foederati para ayudar a las tropas imperiales.  El viernes 5 de octubre del 456, ambos ejércitos se enfrentaron en la Batalla del Río Órbigo sufriendo Requiario una gran derrota. El rey suevo huyó y se refugió en Oporto donde fue capturado y ejecutado.  Los visigodos ocuparon dominios del reino suevo.

Mientras, allende el Pirineo, murió el emperador romano Avito, lo que obligó a Teodorico II a volver a las Galias.  Para controlar lo que había sido el antiguo reino suevo, el rey visigodo asignó a Agiulfo como gobernador.

BIBLIOGRAFIA

ARCE, Javier (2013). Bárbaros y romanos en Hispania: (400-507 A.D.). Marcial Pons Historia.

BARREIRA, David (2021). “Identificado un castillo del gran rey suevo Teodomiro en A Coruña: en riesgo por un parque eólico” en EL ESPAÑOL, 28 de Julio de 2021. Disponible en el enlace: Identificado un castillo del gran rey suevo Teodomiro en A Coruña: en riesgo por un proyecto eólico (elespanol.com) [Consultado el 2/3/2024]

ARIAS, Jorge C. (2007) Identity and Interactions: The Suevi and the Hispano-Romans University of Virginia, Spring.  Disponible en: "Identity and Interactions: The Suevi and the Hispano-Romans."  [Consultado el 2/3/2024]

DE DIEGO NUÑEZ, Miguel Ángel, y BEJAR TRANCÓN, María Belén “Reseña histórica del Reino Suevo.” Anuario del Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo 9 (1992): 597-615.

DIAZ MARTINEZ, Pablo (2011). El reino suevo (411-585). Ediciones Akal, Madrid.

GOFFART, Walter (2010). “The Technique of Barbarian Settlement in the Fifth Century”. Journal of Late Antiquity.  Johns Hopkins University Press. Volume 3, Number 1, Spring 2010, pp. 65-98

GONZALEZ SALINERO, Raúl (2017): Introducción a la Hispania visigoda, UNED, Madrid.

López Quiroga, J., & MARTÍNEZ TEJERA, A. M. (2018). In tempore Sueborum. El tiempo de los suevos en la Gallaecia (411–585). El primer reino medieval de Occidente.

THOMPSON, E. A.  (1980). "The Conversion of the Spanish Suevi to Catholicism." Visigothic Spain: New Approaches. ed. Edward James. Oxford: Oxford University Press, 1980

[1] Orígenes de los suevos - Arre caballo!

[2] Se calcula que llegaron entre 25.000 y 50.000 suevos a la Península frente total de 700.000 hispanorromanos que habitaban la Gallaecia. Las cifras bailan según los autores.

[3]Antigua modalidad de propiedad de la tierra que se reforma y se reinstaura en el Imperio Romano a partir del siglo V d.C.  por el que los soldados ‘bárbaros’ al servicio de los romanos reciben un territorio o una propiedad que pueden explotar a cambio de una parte de unos beneficios fiscales para ellos.  No era una cesión total de la propiedad a nivel hereditario sino que se concedían unos privilegios fiscales a partir de la explotación de los recursos de la tierra.  Cfr. GOFFART, Walter (2010). “The Technique of Barbarian Settlement in the Fifth Century”. Journal of Late Antiquity.  Johns Hopkins University Press. Volume 3, Number 1, Spring 2010, pp. 65-98

[4] Había otros que eran de religión pagana germánica. Al menos hasta el año 449, los suevos, profesaron religiones paganas, incluso algunas fuentes ya introducen un arrianismo temprano, algo que chocaba con los hispano-romanos galaicos que eran católicos y respetaban la estructura tradicional de Roma.

[5] Idacio  nos deja un testimonio estremecedor del paso de estas hordas bárbaras por las ciudades y aldeas de Hispania. Nos cuenta que los saqueos incluían también la masacre de las mujeres y los niños que capturaban, lo que provocó la aparición de pestes y enfermedades infecciosas asociadas a los miles de cadáveres insepultos que dejaron por doquier. Este cronista incluso menciona que las fieras se acostumbraron tanto a la carne humana que luego acabaron atacando también a los vivos.

[6] Flavio Constancio (360-421) fue primero cónsul, general y magister del Imperio Romano de Occidente bajo Honorio a quien sucedió como emperador romano de Occidente como Constancio III en el 421.  Sólo estuvo 7 meses en el poder tras lo cual murió repentinamente.

[7] Posiblemente en lo que hoy es el valle del Bierzo, en León.

[8] Noble y general romano (m. en 443).  En esta campaña del 419-420, además de ayudar a los suevos aprovechó su presencia en Hispania para derrotar a Máximo y sus partidarios que se sublevaron por 2ª vez.  En el 420, estableció su pretorio en Tarraco organizando desde allí sus tropas para las campañas de Gallaecia.  También, desde allí tuvo que defender a su familia de las falsas acusaciones de ser seguidores de Prisciliano. En el año 421 marchó a Rávena para ser allí nombrado magister militum y patricio.

[9] Literalmente “Conde de las Hispanias” aludiendo a las dos Hispanias existentes en época romana, la Superior y la Citerior.  De aquí viene la expresión “de las Españas”.

[10] Nos cuenta San Isidoro de Sevilla que su muerte se produjo como castigo divino al profanar la Iglesia de San Vicente en Ávila.

[11] De él nos dice San Isidoro que Andevoto era jefe de todas las tropas romanas en Hispania, pero lo más probable según los historiadores modernos es que fuera un ‘señor de la guerra’, una especie de condottiero que comandaba un ejército privado apoyado por los terratenientes de la Bética.

[12] Prisciliano de Ávila (m. en 385) fue un obispo hispanorromano con un concepto de cristianismo de tipo ascético, rigorista, de talante libertario, precursor del movimiento monacal, y opuesto a la creciente opulencia de la jerarquía eclesiástica imperante en el siglo IV.   

Los aspectos más polémicos de su ideología, en cuestiones formales, fueron el nombramiento de “maestros” o “doctores” a laicos, la presencia de mujeres en las reuniones de lectura y las ceremonias que solían hacerse de noche en cuevas y bosques y en donde incluso se bailaba. Se dice que conocía la astrología y la magia. En el 385 en Tréveris fue condenado junto con otros seguidores a ser ajusticiado.  Tras su muerte, fue venerado como santo y mártir.

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