Estela de Baal hallada en Ugarit del siglo XV a.C., ahora en el Louvre
Algunos se quejan de la confusión entre Baal y Melqart sin pensar que tendrían dificultades para explicar la Trinidad a un niño inteligente. ¿Jesús y Dios son lo mismo, o no? Pues con Baal y Melqart pasa algo parecido porque el principal problema es que se trata de divinidades de carácter sincrético.
Aunque Fenicia nunca fue una entidad política unificada, los diversos reinos fenicios compartían el mismo patrón básico en sus panteones individuales, pero con variaciones sobre el mismo tema. Cada comunidad quería distinguirse de los demás y afirmar su singularidad.
Todos los reinos tenían a la cabeza de su panteón una pareja divina en la que la diosa femenina es siempre Astarté y un dios masculino. En algunas tradiciones, Baal está casado con Astarté, que tiene el poder regenerador. Juntos protegen a la ciudad, la familia real y los ciudadanos. En otras tradiciones y mitologías, es Melqart quien está casado con Astarté.
Esta pareja está presente en el panteón de todos los reinos fenicios, pues a pesar de los diferentes nombres que se le dio al dios masculino, la pareja divina representa el mismo concepto religioso y encarna las figuras divinas más importantes del panteón.
Eso significa que todos los reinos fenicios tenían a Astarté como su principal diosa femenina, pero podía variar su principal dios masculino, que pueden ser Baal, Melqart o Eshmun.
No existe ningún fundamento para asignar panteones individuales a cada sistema político. Nada en los textos ni en el registro arqueológico sugiere diferencias en las creencias y prácticas religiosas. Por ejemplo, todos los habitantes de la costa fenicia representaban a sus dioses de forma antropomórfica y con los mismos rasgos específicos que los hacían fácilmente identificables por todos los adoradores. La evidencia del culto a los mismos dioses, su representación antropomórfica idéntica, las mismas instalaciones de culto, el mismo tipo de sacrificios rituales y ofrendas personales, y el mismo lenguaje utilizado para todas las inscripciones votivas y dedicatorias atestiguadas, se combinan para sugerir que los habitantes de todos los reinos fenicios compartían la misma religión con sólo diferencias regionales, indicadas por la elección de una figura preeminente que probablemente fue impuesta por el contexto físico y el entorno natural donde se desarrolló el culto de manera que, por ejemplo, lugares dependientes del comercio marítimo atribuían a su principal figura divina poderes protectores de las tormentas y de los peligros del mar.
Por eso Melqart era un dios tan importante en las colonias de Tiro. Era tan importante que creó una red amplia y abierta que vinculaba a sus seguidores entre sí, y también con otros inmigrantes y con las poblaciones locales de todo el Mediterráneo.
El culto fenicio estaba compuesto por una tríada de deidades: un dios protector de la ciudad, una diosa, a menudo su esposa o compañera que simboliza la tierra fértil; y un dios joven relacionado de alguna manera con la diosa (generalmente su hijo), cuya resurrección expresa el ciclo anual de la vegetación. Dentro de estos límites, los nombres y funciones de los dioses varían.
Este esquema concuerda con los hallazgos arqueológicos de figuras divinas que aparecen simultáneamente en todos los conjuntos: un varón adulto, representado como un rey sentado en un trono o de pie o como un guerrero a caballo; y una diosa femenina, representada como una reina gobernante sentada en un trono.
También había deidades de segundo nivel que eran adoradas por sus competencias o funciones particulares.
En Fenicia se adoraba a tres dioses importantes: Eshmun en Sidón, Adonis en Biblos y Melqart en Tiro. Aunque unidos por su destino común, y a pesar de las tendencias hacia la asociación y el sincretismo, cada uno de estos dioses era muy diferente. Por ejemplo, Adonis era principalmente un semidiós asociado con la belleza y el deseo, Melqart era el dios tutelar de Tiro, mientras que Eshmun era un dios de la curación, la regeneración y el rejuvenecimiento.
Baal y Melqart son deidades que mueren y resucitan, por lo que ser inmortal o mortal no es una característica distintiva, pero se sabe muy poco sobre los símbolos religiosos y su significado.
Baal de Ugarit entre 1550 y 1150 a. C. Ahora en el Louvre.
Baal muere y resucita fortalecido.
Melqart está enterrado en Cádiz junto al templo que lleva su nombre, aunque también resucita, igual que Adonis.
Baal es un ser divino de naturaleza cósmica adorado en todos los reinos fenicios. Es un creador cosmogónico que posee la superioridad absoluta sobre todas las cosas, incluidos todos los humanos. Baal garantiza el orden cósmico y tiene poderes sanadores y salvadores ilimitados.
Baal, Museo del Bardo, Túnez.
Melqart tiene superioridad sobre muchos hombres, pero es humano, aunque para los fenicios, un gobernante era casi un dios. Probablemente Melqart sea un ancestro real divinizado protector de los intereses del territorio y sus habitantes. Filón de Biblos dice que Melqart es hijo de Zeus.
Etimológicamente, Melqart significa “Rey de la ciudad”. Es el Baal de Tiro, un dios benéfico, poderoso y apotropaico, una deidad tutelar de los marineros fenicios. Se utilizó una iconografía que adopta los rasgos de Heracles, representado como una figura barbuda que empuña una lanza o un hacha, lleva un escudo y, a veces, una flor de loto, y lleva un sombrero cónico. A menudo iba acompañado de una serpiente.
Imagen de la sepultura de Kef el Blida, Túnez, mostrando a Melqart en la proa de un barco, con hacha y escudo.
Melqart era considerado la personificación divina del rey fenicio ideal. Era el dios de Tiro y por eso se cita en el tratado de Asarhaddón y Baal I de Tiro, (675 a.C.).
El santuario de Melqart era contemporáneo de la fundación de la ciudad. Tal vez estemos de acuerdo en que Heracles no es Zeus, porque Zeus sería el equivalente griego de Baal. Según Heródoto, el templo de Heracles en Tiro es el templo de Melqart: “navegué también hasta Tiro de Fenicia, al enterarme de que allí había un santuario consagrado a Heracles” (2,44,1). También había, entre otros muchos, un santuario en Tasos dedicado a Heracles por los fenicios: “Y me llegué, asimismo, a Tasos, en donde encontré un santuario de Heracles erigido por los fenicios que zarparon en busca de Europa y fundaron Tasos” (Heródoto 2,44,4).
Melkart, Museo arqueológico de Sevilla
Para Diodoro de Sicilia, Melqart es Hércules: “Por ello, los cartagineses, creyendo que esa desgracia provenía de los dioses, se deshicieron en todo tipo de súplicas a su divinidad tutelar y, ya que creían que era, sobre todo, Heracles, el dios traído por los colonos desde la metrópolis (Tiro)”, Biblioteca Histórica 20,14.
Justino también nos habla del culto de Hércules refiriéndose a Melqart: “En efecto, cuando los gaditanos recibieron en sueños la orden de trasladar a Hispania el culto de Hércules desde Tiro” (Epítomes 44,5,2).
Los templos de Melqart, que representaban a la casa real de Tiro, se encuentran Tasos, Gades, Lixus, Cartago, Malta...
Chipre fue el lugar de encuentro entre la religión griega y la religión fenicia, donde Astarté se asimiló a Afrodita, Melqart a Heracles y Eshmun a Asclepio.
Melkart, s. V a.C: Museo di Scultura Antica Giovanni Barracco, Roma
Tal vez por esa identificación de Melqart con Hércules, Alejandro perdonó a todos los que se habían refugiado en su templo tras la toma de Tiro: “Alejandro otorgó el perdón a todos los que habían ido a refugiarse al templo de Heracles (entre ellos estaban los tirios más influyentes y el rey Acemilco), así como algunos cartagineses que habían venido a Tiro, su metrópoli, como teoros a rendir culto a Heracles, siguiendo una antigua costumbre. Hizo esclavos a todos los demás”, Arriano, Anábasis de Alejandro 2,24,5.
Ojalá tuviésemos la versión cartaginesa del documento que firmaron Aníbal y Filipo V de macedonia cuando juran una alianza, que lo hacen “en presencia de Zeus, de Hera y de Apolo, en presencia del dios de los cartagineses (Baal), de Heracles y de Yolao, en presencia de Ares, de Tritón y de Poseidón” (Polibio 7,9,2-3). Sin embargo, el texto demuestra que el panteón cartaginés podría traducirse al griego y viceversa.
Los antropónimos a menudo contienen los nombres de deidades bajo cuya protección uno fue puesto desde el nacimiento. Ninguno de los reyes fenicios lleva el nombre de Melqart, pero muchos llevan el nombre de Baal. Eso también lo hicieron otros pueblos de la zona con las personas comunes, como Israel: Raquel, Daniel, Samuel, Ismael...
En Cartago Melkart era el dios más importante, por lo que allí había muchas personas que se llamaba Amílcar "Siervo de Melqart”.
Los fenicios de Tiro fundaron una ciudad al pie del mayor asentamiento del Calcolítico en toda Europa Occidental y la llamaron Isbaal (la isla del Señor) según Escacena. Isbaal > Ispal > Hispalis > Isbiliya > Sevilla
Por desgracia, lo que sabemos de Melqart es a través de griegos y romanos.
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